El Árbol Sagrado nació como manual de
espiritualidad indígena para indígenas norteamericanos. Los ancianos han
profetizado que, volviendo a los valores tradicionales, los pueblos ancestrales
pueden encontrar la llave para liberar la fuerza que los guíe a su propia vía de
desarrollo. Esta transformación bien podría tener un efecto sanador en el
planeta entero.
El Relato
Para todos
los pueblos de la Tierra, el Creador ha plantado un Árbol Sagrado, para que se
junten bajo su sombra. Es aquí donde la gente encuentra la sanación, el poder,
la sabiduría y la seguridad. Las raíces de este Árbol se extienden y penetran
profundamente en el cuerpo de la Madre Tierra. Sus ramas se alzan como manos
que oran al Padre Cielo.
Los frutos del
Árbol son las cosas buenas que el Creador ha otorgado a su pueblo: el amor, la preocupación
por los demás, la generosidad, la paciencia, la sabiduría, la equidad, el
coraje, la justicia, el respeto, la humildad y muchos otros dones preciosos.
Los mayores
nos enseñaron que la vida del Árbol es la vida del pueblo. Si el pueblo se
aparta mucho de la seguridad del Árbol, si olvida comer sus frutos, o si se
vuelve contra el Árbol y lo trata de destruir, una gran tristeza caerá sobre
él. Muchos se afligirán. La gente perderá su poder. Dejará de soñar y de tener visiones.
Empezará a discutir por trivialidades. Ya no sabrán decir la verdad ni ser
honestos los unos con los otros. Olvidarán cómo vivir en su propia Tierra. Sus
vidas se llenarán de ira y tristeza. Poco a poco, se envenenarán a sí mismos y
a todo lo que tocan.
Los que nos
precedieron dijeron que estas cosas sucederían, pero también dijeron que el
Árbol no moriría jamás. Y mientras viva el Árbol, vivirá el pueblo. Dijeron que
llegará un día en que el pueblo despertará de nuevo, como de un largo sueño
producido por una droga; empezará nuevamente a buscar el Árbol Sagrado. Al
principio, su búsqueda será temerosa, pero poco a poco entenderán cuán
importante es.
El lugar del
Árbol y sus frutos se ha cuidado y preservado con esmero en las mentes y los
corazones sabios de los ancianos y los mayores. Estos individuos humildes y amorosos
guiarán a cualquiera que busque honesta y sinceramente el camino que conduce a
la sombra protectora y a los frutos del Árbol Sagrado.
La Rueda Sagrada
Podemos
considerar que la familia humana tiene cuatro razas simbólicas: la roja, la
amarilla, la blanca y la negra. La rueda sagrada nos enseña que las cuatro
razas simbólicas son todas integrantes de la misma familia humana. Todos son
hermanos y hermanas, que viven en la misma Madre Tierra.
La rueda
sagrada nos enseña que nuestra naturaleza humana tiene cuatro aspectos: lo
físico, lo mental, lo afectivo y lo espiritual. Cada uno de estos aspectos se
debe desarrollar por igual en una persona sana y equilibrada, usando el poder
de la voluntad.
El Potencial
Toda semilla
tiene el potencial de llegar a ser un árbol. Los cuatro aspectos de nuestra
naturaleza (lo físico, lo afectivo, lo mental y lo espiritual) son como
semillas. Por lo tanto, cada aspecto tiene el potencial de desarrollar
poderosos dones.
Principios Básicos del
Árbol Sagrado
Todas las cosas están
interrelacionadas. Todo cuanto existe en el universo es parte de una unidad. Todas
las cosas están vinculadas de una manera u otra a todas las demás. La única
manera de comprender algo es entendiendo cómo se relaciona con todo lo demás.
Toda la creación cambia
constantemente. Nada es invariable; lo único que no varía es el hecho de que
siempre hay ciclos de cambio. Una estación sigue a otra. Los seres humanos
nacen, viven, mueren y entran al mundo de los espíritus. Todas las cosas cambian.
Hay dos tipos de cambio: la unión (el desarrollo) y la desunión (la
desintegración). Ambos son necesarios y siempre están interconectados.
Los cambios se producen
en forma cíclica o estructurada. No ocurren al azar y sin propósito. A veces,
es difícil ver cómo un cierto cambio se relaciona con el conjunto.
Generalmente, esto significa que nuestra capacidad de ver está limitada por la
situación en la que nos encontramos.
El mundo físico es real.
El mundo espiritual es real. Sin embargo, las leyes que los rigen son distintas.
La transgresión de las leyes espirituales puede afectar al mundo físico, y la
transgresión de las leyes físicas puede afectar al mundo espiritual. Una vida
equilibrada es aquella que respeta tanto las leyes del mundo físico como las
del mundo espiritual.
Los seres humanos somos
seres físicos y espirituales a la vez.
Los seres humanos
podemos adquirir constantemente nuevos dones, pero tenemos que esforzarnos para
lograrlo. La persona tímida puede llegar a ser valiente. La débil puede llegar
a ser fuerte e intrépida. La insensible puede aprender a respetar la sensibilidad
de los demás. La que sólo valora el dinero y las cosas materiales puede empezar
a mirar hacia adentro y a escuchar su voz interior. Cuando los seres humanos
adquieren nuevas cualidades, se produce un proceso que se conoce como
"desarrollo" o "auténtico aprendizaje".
El aprendizaje verdadero
tiene cuatro elementos. Estos cuatro elementos de la naturaleza de toda persona
están representados por los cuatro puntos de la rueda sagrada (físico,
emocional, mental y espiritual). Estas cuatro partes de nuestro ser se
desarrollan por medio de nuestra voluntad. Una persona no puede aprender de
forma integral y equilibrada si en el proceso no participan los cuatro elementos
de su ser.
El aspecto espiritual de
nuestra naturaleza se desarrolla de cuatro maneras que están interrelacionadas:
En primer lugar, somos capaces de responder a la realidad no física, como los sueños,
las visiones, los ideales, las enseñanzas, las metas y los pensamientos
espirituales. En segundo lugar, somos capaces de entender que estas realidades
no físicas pueden indicarnos qué potencial tenemos para ser algo más, para ser
distintos de lo que somos actualmente. En tercer lugar, tenemos la capacidad
interior de expresar todo esto en sueños, visiones, ideales y enseñanzas
espirituales, además de nuestras metas y pensamientos, a través de los símbolos
(por ejemplo, el lenguaje, las matemáticas y las artes). En cuarto lugar, somos
capaces de usar estos símbolos como guías de nuestros actos futuros. Estos
actos nos permitirán hacer realidad la visión o la meta que hemos concebido a
través de los símbolos, y así desarrollar nuestro verdadero potencial.
Tenemos que participar
activamente en el desarrollo de nuestro potencial.
El portal que todos
deben cruzar si desean ser mejores o diferentes de lo que son es el de la voluntad.
Hay que decidirse a emprender ese camino. El camino tiene una paciencia
ilimitada. Siempre estará esperando a los que deciden recorrerlo.
El que emprende el
camino del autodesarrollo recibirá ayuda. Habrá guías y maestros que aparecerán
en su camino y protectores que lo cuidarán. No se le presentará ninguna prueba
que no tenga fuerzas para enfrentar.
Una vez que emprendemos
este camino, sólo fracasaremos si nuestro propio descuido nos lleva a ignorar
las enseñanzas del Árbol Sagrado
La Ética del Árbol Sagrado
1. Cada
mañana, al despertar, y cada noche, antes de dormir, dar gracias por la vida
que fluye dentro de ti, por todas las manifestaciones de la vida, por todo lo
bueno que el Creador te ha dado y les ha dado a los demás, y por la oportunidad
de crecer cada día un poco más. Debes dar gracias por los pensamientos y las
acciones del día anterior y por la decisión de perfeccionarte y la fuerza que
te lleva a esforzarte por conseguirlo. Debes pedir que sucedan cosas que
beneficien a todos.
2. Respetar
significa sentir admiración o tenerle estimación a alguien o a algo; tomar en
cuenta su bienestar o tratarlo con deferencia y cortesía. Mostrar respeto es
una ley fundamental de la vida.
Tratar siempre con
respeto a todos, desde el niño más pequeño a la persona más anciana.
Tratar con un respeto
especial a los mayores, a nuestros padres, a los maestros y a los dirigentes de
la comunidad.
No rebajar a nadie;
evitar herir a otros corazones así como evitarías un veneno mortífero.
No tocar nada que
pertenezca a otra persona (especialmente los objetos sagrados), sin contar con su
autorización o con un acuerdo entre ambas.
No interrumpir jamás a
otras personas cuando están hablando.
Respetar la intimidad de
todos. No interrumpir a nadie cuando esté en el silencio o cuando se haya aislado
en su espacio personal.
No hablar nunca mal de
nadie, ya sea delante de la persona o cuando no esté presente.
Tratar a la Tierra, en
todos sus aspectos, como a tu madre. Mostrar un profundo respeto por el mundo
mineral, el mundo vegetal y el mundo animal. No hacer nada que contamine al
aire o al suelo. Si otros pretenden destruir a nuestra madre, erguirse con
sabiduría para defenderla.
Mostrar un profundo
respeto por las creencias y las religiones de los demás.
Escuchar con cortesía a
los demás, incluso si sientes que lo que dicen no tiene valor.
3. Respetar
la sabiduría del pueblo en sus consejos o reuniones. Una vez que hayas aportado
una idea en un consejo o una reunión, ella ya no te pertenece; pertenece al
pueblo. El respeto exige que escuches con cuidado las ideas de los otros
miembros del consejo y que no insistas en que tu idea es la mejor. Debes apoyar
con mucha libertad las ideas de los demás si son verdaderas y buenas, inclusive
si son muy diferentes a las que tú has aportado. El choque entre las ideas
enciende el chispazo de la verdad. Una vez que el consejo haya decidido algo de
común acuerdo, el respeto exige que nadie hable en secreto en contra de lo
decidido. Si el consejo ha cometido un error, ese error quedará claro ante
todos con el paso del tiempo.
4. Actuar
con honestidad en todo momento y en toda circunstancia.
5. Tener
presente que lo que daña a uno daña a todos; el reconocimiento recibido por uno
es de todos.
6. Recibir a
los desconocidos y forasteros con una actitud afectuosa, como miembros de la
familia humana.
7. Estar
consciente de que todas las razas y tribus del mundo son como flores de
distintos colores que florecen en la misma pradera. Todas son hermosas. Por ser
hijos del Creador, todas merecen respeto.
8. Servir a
los demás o ser útil a la familia, la comunidad, la nación o el mundo. Éste es
uno de los propósitos principales por los cuales han sido creados los seres
humanos. No te preocupes de tus propios asuntos ni olvides tu tarea más
importante. Quienes consagran su vida al servicio de los demás son los únicos
que conocen la verdadera felicidad.
9. Actuar
con moderación y respetar el equilibrio en todas las cosas.
10. Saber
qué contribuye a tu bienestar y qué te conduce a la destrucción.
11. Prestar
atención a los consejos que te dan y seguirlos desde el corazón. Estar abierto
a recibir consejos que te lleguen de muchas maneras: en la oración, en los
sueños, cuando estás solo y en silencio, y a través de las palabras y actos de
los mayores y de los amigos sabios.
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