miércoles, 28 de junio de 2023

Poema de Cristo en el sagrario. Autor desconocido.


POEMA A CRISTO EN EL SAGRARIO


¿DÓNDE ESTÁS?

Te grité aquella  mañana temblando

de dolor, desesperado,

y mi tristeza se elevó hecha grito

en la tranquila paz de tu Sagrario.


¿DÓNDE ESTÁS?

Volví a gritar con voz más fuerte

quebradas las barreras de mi llanto.

¡No puedo soportar este silencio!

¿Dónde estás, mi Señor?

¡Te estoy buscando!


"¡AQUÍ ESTOY!"

gritaste en mi conciencia.

Y un mendigo cubierto con harapos

me vino a visitar en mis recuerdos

cargando su silencio resignado.

En su mano tendida había tristeza,

en su mirada mucho de cansancio,

caminando las calles de la vida

¡Cuántas veces sin verlo lo he cruzado!


"¡AQUÍ ESTOY!"

repetiste con voz firme.

Y recordé aquel niño abandonado

que acurrucado en el banco de una plaza

encontré esta mañana tiritando.

Aunque era niño descubrí en sus ojos

la dolida mirada de un anciano

cansado ya de haber visto todo

aunque había vivido pocos años.


"¡AQUÍ ESTOY!"

Y vino a mi memoria

la mirada perdida del muchacho

que buscaba en el mundo de las drogas

las sensaciones que aún no había encontrado.


"¡AQUÍ!"

dijiste, y yo cerré mis ojos

recordando los ojos de cansancio

de aquella prostituta que en las noches

traficaba su cuerpo manoseado.


"¡AQUÍ!"

agregaste, y recordé al hambriento

revolviendo los tachos del mercado

buscando mitigar su hambre de siglos

en los restos que otros hombres despreciaron.


"¡AQUÍ!"

gritaste, y vino a mi memoria

la cama del enfermo abandonado,

el jadeante respirar del perseguido,

el llanto sordo del desheredado.

La vergüenza de los hijos naturales

el estéril clamor del condenado

que fueron de los vientres arrancados.


"¿DÓNDE ESTOY,

has venido a preguntarme?"


"¡AQUÍ ESTOY!"

en el dolor de tus hermanos.

¡Deja de contentarte reviviendo

en los artísticos cuadros mi calvario!

Yo cargo con dolor todos los días

la dura cruz de los desheredados,

continúo sufriendo en los que sufren

y en su sangre me sigo desangrando...


¡Quita mi imagen de la cruz que llevas,

de las imágenes sin vida estoy cansado!

¡Cansado estoy del arte de los hombres

que al mundo siempre me ha mostrado!

Yo acepté libremente mi designio

y a la cruz fui a morir enamorado.

¡Pero he resucitado al tercer día

y entre mi gente sigo caminando!


¡Yo no soy un pedazo de madera

ni una estatua de yeso coloreado!

Yo vivo en el dolor y el sufrimiento

de aquellos que los hombres marginaron!

andando los caminos de esta vida

revivo día a día mi calvario.

¡Mil veces me torturan y me matan

en el diario sufrir de tus hermanos!


También estoy aquí, dentro del templo

en donde esta mañana me has buscado,

pero es hora que aprendas a encontrarme

en los que viven su Via Crucis, a tu lado.

Cuando me hayas encontrado en cada uno,

y en ellos viéndome, me hayas amado...

puedes buscarme aquí, ten bien seguro,

que en el Sagrario te estaré siempre ESPERANDO.                                

Desconozco la Autoría y me gustaría conocerla.

jueves, 1 de junio de 2023

 Oración del Papa Clemente XI

Creo en Ti, Señor ... pero ayúdame a creer con firmeza.

Espero en ti... pero ayúdame a esperar sin desconfianza.

Te amo Señor ... pero ayúdame a no volver a ofenderte.

Te adoro Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin.

Te alabo por que no te cansas de hacerme el bien,y me refugio en Ti porque eres mi protector.

Que Tu sabiduría Señor, me dirija, y Tu justicia me reprima.

Que Tu misericordia me consuele y Tu poder me defienda.

Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti.

Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad.

Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.

Todo aquello que quieras Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.

Te pido Señor que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu.

Señor, hazme llorar mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes.

Dame Tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo.

Dame la gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos.

Ayúdame, Señor, a superar con austeridad al placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira y con fervor la tibieza.

Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos.

Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.

Ayúdame a conservar la pureza del alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta.

Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí Tu gracia, para cumplir Tus mandamientos y obtener mi salvación.

Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad de la futura.

Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener Tu gloria. Por Cristo Nuestro Señor.

Amén.