martes, 26 de febrero de 2013

Patata. Papa.


PATATA. Papa.

Es natural de los Andes peruanos y bolivianos. Francisco Pizarro las trajo a España en 1534 del Perú. La facilidad de su cultivo hizo que se propagaran rápidamente por todo el continente. Su consumo se retrasó más de doscientos años, hasta los tiempos de la Revolución Francesa en que el farmacéutico francés Parmentier y especialmente el científico Thompson, conde Rumford, estimularon su consumo. Nacido en Massachusets de familia campesina y mercenario en Europa, estudioso del problema de la transformación del trabajo en calor, y del concepto de la energía, promovió la alimentación del ejército con papas.
Una dieta a base de leche entera y patatas proporciona casi todos los nutrientes necesarios para el mantenimiento del ser humano. La patata proporciona sobre todo hidratos de carbono y proteínas de mucha calidad. Únicamente es deficitaria en grasa, provitamina A, vitamina E, calcio y vitamina B12, todos los demás nutrientes necesarios están presentes en la patata. El almidón o fécula de la patata es de fácil asimilación y no produce flatulencias. Las proteínas que posee son de alto valor biológico (similar a los de la caseína de la leche) y aportan todos los aminoácidos necesarios en una proporción adecuada para favorecer el crecimiento. Es rica en lisina que falta en los cereales, por lo que su combinación en la alimentación (con el maíz) componen una adecuada nutrición.
Contiene vitamina C, vitaminas B1 y B6, rica en potasio y pobre en sodio, fibra vegetal, algo de benzodiacepinas.


Indicaciones: afecciones estomacales, antiácidas, relajantes del estómago, estómago delicado, afecciones cardiovasculares, alcalinizan la sangre y la orina favoreciendo la eliminación de las sustancias tóxicas ácidas, (casos de exceso de ácido úrico), diabetes, (aunque son mejores las alubias para esta enfermedad).
La mejor preparación de las patatas es el cocimiento y la peor el frito por la gran cantidad de grasas que retienen.
Como todas solanáceas (tomate, pimiento, berenjena, tabaco) contienen solanina que se concentra en frutos y hojas, y en la parte verde del tubérculo (que debe retirarse al cocinarlas) y alrededor de los brotes. Su toxicidad es baja, aunque puede producir picor de boca, molestias de estómago y dolor de cabeza, desapareciendo casi por completo al cocinarlas bajo el calor.