viernes, 1 de febrero de 2013

DIDAJÉ. Doctrina de los doce apóstoles.

DIDAJÉ
Doctrina de los doce apóstoles
Doctrina del Señor a las naciones por medio de los doce apóstoles 

I. Primer mandamiento de la doctrina:

1. Hay dos caminos, uno de la vida y otro de la muerte (Jer. 21,8; Mt.. 7, 1314); pero grande es la diferencia entre los dos caminos.


2. Mas el camino de la vida es éste. "El primero, amarás a Dios, que te ha hecho; el segundo, a tu prójimo como a ti mismo" (Mt.. 22, 3739; Mc. 12, 3031; Eclo. 7, 30; Deum. 6, 5; Lev. 19, 18); "lo que no quieras" que se te haga, no lo hagas tú tampoco a otro (Mt.. 7, 12; Lc 6, 31).


3. Mas la doctrina de estas palabras es ésta: "bendecir a los que os han maldecido y rogad por vuestros enemigos", ayunad "por los que os persiguen; porque, ¿qué gracia si amáis a los que os aman? ¿No hacen también esto los paganos? Vosotros amad a los que os odian (Mt.. 5, 44. 4647; Lc 6, 2728 y 32 y 33), y no tendréis enemigo.
 

4. "Apártate de las concupiscencias carnales (y corporales)" (1 Pe. 2, 11; Tit. 2, 12). Si alguno te da una bofetada "en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mt.. 5, 39; Lc. 6, 29) y "serás perfecto" (Mt.. 5, 38); si "alguien te fuerza a caminar una milla, acompáñale dos" (Mt.. 5. 41.); si "alguien quita tu manto, dale también la túnica" (Lc. 6, 29; Mt.. 5, 40); si alguien toma lo que es tuyo, "no se lo reclames", porque no puedes.
 

5. "A todo el que te pide, da y no se lo reclames" (Mt. 5, 42; Le 6, 30); porque el Padre quiere que se dé a todos de los carismas propios. ¡Bienaventurado el que da según el mandamiento, porque es inocente. Pero ay del que recibe!; porque si alguno recibe teniendo necesidad, será inocente; mas si no tiene necesidad, habrá de dar cuenta por qué recibió y para qué; puesto en prisión, será examinado sobre lo que hizo, y "no saldrá de allí hasta que no haya pagado el último cuadrante" (Mt.. 5, 26).
 

6. Mas también sobre esto fue dicho: "Sude tu limosna en tus manos, hasta que sepas a quién das".

II. Segundo mandamiento de la Doctrina:

2. "No matarás, no cometerás adulterio" (Mt. 19, 18), no corromperás a niños, no fornicarás, "no robarás" (Mt. 19, 18), no practicarás la magia, no harás hechicería, no matarás al hijo en el seno ni quitarás la vida el recién nacido.
 

3. "No codiciarás los bienes del prójimo, no perjurarás, no levantarás falso testimonio", no calumniarás, no guardarás rencor (Ex. 20 17; Deut. 5,21; Mt. 5,33; 19, 18).
 

4. No serás doble de mente y de lengua; porque la doblez de lengua es lazo de muerte (Prov. 14, 27; 21, 6).
 

5. Tu palabra no será mentirosa ni vacía, sino cumplida por obra.
 

6. No serás avaro ni ladrón, ni hipócrita, ni malicioso, ni soberbio. No tomarás decisión malvada contra tu prójimo.
 

7. No odiarás a ningún hombre, sino que a unos convencerás, por otros rezarás, a otros amarás más que a tu propia alma (Jud. 22-23).

III. Hijo mío, huye de todo malvado y de todo lo parecido a él.


2. No seas iracundo, porque la ira conduce al asesinato, ni envidioso, ni pendencioso, ni acalorado; porque de todas estas cosas se engendran muertes.
 

3. Hijo mío, no seas codicioso, porque la codicia conduce a la fornicación, ni deshonesto en las palabras, ni altanero al mirar; porque de todas estas cosas se engendran adulterios.
 

4. Hijo mío, no te hagas adivino, puesto que conduce a la idolatría; ni encantador, ni astrólogo, ni purificador, ni quieras ver ni oír estas cosas; porque de todas estas cosas se engendra la idolatría.
 

5. Hijo mío, no te hagas mentiroso, puesto que conduce al robo; ni amante del dinero ni vanidoso; de todas estas cosas se engendran los robos.
 

6 Hijo mío, no te hagas murmurador, puesto que conduce a la blasfemia, ni arrogante, ni malévolo; porque de todas estas cosas se engendran las blasfemias.
 

7. Sé manso, en cambio, pues "los mansos heredaran la tierra (Ps 36, 11; Mt. 5, 5).
 

8. Hazte magnánimo y compasivo y sincero y tranquilo y bueno y temeroso siempre de las palabras que has oído (cfr Is. 66, 2).
 

9 No te exaltarás a ti mismo ni darás temeridad a tu alma. No se juntará tu alma con los altivos, sino que tratarás con los justos y humildes (cfr Rom. 12, 16).
 

10. Recibirás los acontecimientos que te sucedan como buenos, sabiendo que nada acaece sin (el querer de) Dios.

IV: Hijo mío, "te acordarás del que te habla la palabra de Dios" (Heb. 13, 7) día y noche, le honrarás como al Señor; porque donde se publica la soberanía, allí está el Señor.

2. Buscarás cada día la presencia de los santos, para que descanses en sus palabras.
 

3 No provocarás divisiones, sino que pondrás en paz a los contendientes; "juzgarás justamente" (Deum. 1, 16. 17; Prov. 31, 9), no tendrás acepción de personas al reprender los delitos.
 

4 No dudarás si será o no será.
 

5. No serás de los que extienden las manos para recibir, pero de los que las encogen para dar (Eclo. 4, 31).
 

6 Si tienes por tus manos, darás rescate por tus pecados.
 

7. No vacilarás en dar, ni dando murmurarás; porque sabrás quien es el buen remunerador de la limosna.
 

8 No rechazarás al necesitado (Eclo. 4, 5), sino que compartirás todo con tu hermano y no dirás que es propio; porque si sois copartícipes en lo inmortal, cuánto más en los bienes mortales (cfr Hch. 4, 32).
 

9. No levantarás la mano de tu hijo ni de tu hija, sino que desde la juventud enseñarás el temor de Dios.
 

10 No mandarás con aspereza a tu esclavo o esclava, que esperan en el mismo Dios, no sea que no teman a Dios que está sobre unos y otros; porque no viene a llamar con miramiento de personas, sino a los que el espíritu preparó (Mt. 9, 13).
 

11. Vosotros los esclavos someteos a vuestros señores como a imagen de Dios, con reverencia y temor (Ef. 6, 5; Tit. 2, 9; 1 Pe. 2, 18; Sant. 4, 7).
 

12. Odiarás toda hipocresía y todo lo no agradable al Señor.
 

13. No abandonarás "los mandamientos del Señor, guardarás" (Deut. 4, 2) lo que has recibido, "ni añadirás ni quitarás" (Deut. 12, 32).
 

14. En la asamblea confesarás tus delitos, y no te acercarás a tu oración con la conciencia mala. Este es el camino de la vida.

V. Mas el camino de la muerte es éste: Ante todo es malo y lleno de maldición:

"asesinatos, adulterios, concupiscencias, fornicaciones, robos" (Mt. 15, 19), idolatrías, magias, hechicerías, rapiñas, "falsos testimonios", hipocresías, doblez de corazón, "engaño, soberbia, maldad", arrogancia, "avaricia", deshonestidad en el hablar, celotipia, temeridad, altanería, "jactancia" (Rom. 1, 29-30; Col. 3, 8).
 

2. Perseguidores de los buenos, los que odian la verdad, amantes de la mentira, no conocedores de la recompensa de la justicia, no "seguidores del bien" (Rom 12, 9), ni del juicio justo, vigilantes no del bien sino del mal; alejados de la mansedumbre y la paciencia, "amantes de la vanidad" (Ps 4, 3), perseguidores de la paga (Is 1, 23), no compasivos del pobres, no sufriendo con el atribulado, no reconocedores del que los ha creado, "asesinos de hijos" (Sab 12, 5), corruptores del plasma de Dios, defraudadores del necesitado, opresores del atribulado, defensores de ricos, jueces inicuos de los pobres, pecadores en todo. Libraros, hijos, de todos éstos.

VI. Mira, "que nadie te extravíe" (Mt. 24, 4) de este camino de la doctrina, pues te enseña fuera de Dios.

2. Porque si puedes llevar el yugo entero del Señor, serás perfecto (Mt. 19,21); si no puedes, haz lo que puedas.

3. Mas respecto de la comida, observa lo que puedas; pero de lo sacrificado a los ídolos, abstente; porque es culto de dioses muertos (cfrl. Cor. 8, l; 8, 4-7; 10. 19).

VII: Sobre el bautismo, bautizad así; expuestas de antemano estas cosas, "bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt. 28, 19) en agua viva.

2. Pero si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; mas si no puedes con fría, con caliente.

3. Mas si no tienes una y otra, derrama sobre la cabeza tres veces agua "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
4. Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros si pueden; prescribirás, sin embargo, que el bautizando ayune antes uno o dos (días).

VIII. Vuestros "ayunos" no serán al tiempo de los de "los hipócritas" (Mt. 6. 16), porque ayunan el segundo y el quinto de la semana; pero vosotros ayunad el cuarto y el día de la preparación.

2. Tampoco "oréis como los hipócritas" (Mt. 6, 5), sino como el Señor mandó en su evangelio; "orad así:
Padre nuestro que (estás) en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad como en el cielo también en la tierra; el pan nuestro el supersustancial, danos hoy, y perdónanos nuestra deuda. como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos introduzcas en la tentación, sino líbranos del maligno" (Mt. 6, 913; Lc. 11, 24). Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

3. Oraréis así tres veces al día.

IX. Sobre la eucaristía, así daréis gracias.

2. Primero, sobre el cáliz: Te damos gracias. Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A Ti gloria por los siglos.

3. Luego, sobre el pan partido: Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento, que nos diste a conocer por Jesús, tu siervo. A Ti gloria por los siglos.

4. Como este pan partido estaba esparcido sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines en tu reino (Jn. 11, 52). Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo, por los siglos.

5 Mas nadie coma ni beba de vuestra eucaristía, sino los que han sido bautizados en el nombre del Señor; porque también sobre esto dijo el Señor: No deis lo santo a los perros" (Mt. 7 6)

X. Después de estar saciados, daréis gracias así:

2. Te damos gracias, Padre santo (Jn. 17, 11), por tu santo nombre, que has hecho habitar en nuestros corazones y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad, que nos has dado a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A Ti gloria por los siglos.

3. Tú, Señor omnipotente, "has creado todo" (Sap. 1, 14; Eclo. 18, 1; 24, 8; Apoc. 4, 11) por tu nombre, has dado comida y bebida a los hombres para refrigerio para que te den gracias; pero a nosotros donaste comida espiritual y bebida y vida eterna por su siervo.

4. Ante todo, te damos gracias, porque eres poderoso. A Tí gloria por los siglos.

5. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu caridad, y "reúnela de los cuatro vientos" (Zac. 2, 6; Mt. 24 31) santificada, en tu reino, que le has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

6. Venga la gracia y pase este mundo. "Hosanna al Dios de David" (Mt. 21, 9 y 15). Si alguno es santo, avance; si alguno no es, se arrepienta; Maranatha (1 Cor. 16, 22). Amén.

7. A los profetas, permitid dar gracias cuantas quieran.

XI. Si alguno viniera a enseñaros todo lo anterior, acogedlo;

2. mas si, extraviado el maestro mismo, enseñase otra doctrina para destruir, no le escuchéis; pero si (es) para acrecentar la justicia y el conocimiento del Señor, acogedlo como al Señor.

3. Sobre los apóstoles y profetas, conforme a la verdad del evangelio, obrad así:

4. Todo apóstol que venga a vosotros, acogedlo como al Señor (Mt. 10, 40-41).

5. pero no permanecerá más que un sólo día; mas si tiene necesidad, también otro; mas si permaneciere tres, es profeta falso.

6. Cuando se marche el apóstol, no se lleve más que pan, hasta donde se aloje; si pidiere dinero, es profeta falso.

7. Y no pongáis a prueba ni juzguéis a ningún profeta que habla en espíritu; porque "todo pecado será perdonado", pero este pecado "no se perdonará" (Mt. 12, 31).

8. Mas no todo el que habla en espíritu es profeta, sino si tiene las costumbres del Señor. Así, por las costumbres se discernirá el falso profeta y el profeta (verdadero).

9. Y todo profeta que constituya una mesa en espíritu, no comerá de ella; si lo hiciere, es profeta falso.

10. Todo profeta que enseña la verdad, si lo que enseña no lo hace, es profeta falso.

11. Todo profeta probado, verdadero, que actúa por el ministerio cósmico de la Iglesia, no enseñando a hacer lo que él mismo hace, no será juzgado por vosotros; porque tiene el juicio de parte de Dios; ya que de ese modo actuaron los antiguos profetas.

12. Si alguno dijere en espíritu: dame dinero y otras cosas, no le escuchéis; pero si dijere dad a otros que tienen necesidad, nadie le juzgue.

XII. "Todo el que viene en nombre del Señor" (Mt. 21, 9; Ps. 117, 26; Jn. 5, 43), sea acogido; después, poniéndolo a prueba, conocedlo, porque tenéis sentido de lo recto y de lo no recto.

2. Mas si el que viene está de paso, ayudadle, cuanto podáis; no permanezca con vosotros sino dos o tres días, si hay necesidad.

3. Mas si quiere asentarse junto a vosotros, teniendo un oficio, trabaje y coma.

4. Pero si no tiene oficio, proveed según vuestro sentido para que no viva ocioso un cristiano entre vosotros.

5. Mas si no quiere obrar así, es un traficante de Cristo; guardaos de los tales.

XIII. Todo profeta verdadero que quiera asentarse junto a vosotros, "es digno de su sustento".

2. Del mismo modo, el maestro verdadero es "digno" y como el mismo "operario, de su sustento" (Mt. 10, 10; Lc. 10, 7; 1 Cor. 9, 13-14; 1 Tim. 5, 17-18).

3. Así pues, tomando las primicias del lagar y de la era, de los bueyes y de las ovejas, darás las primicias a los profetas; porque ellos son vuestros sumos sacerdotes.

4. Mas si no tenéis profeta, dad a los pobres.

5. Si amasas, tomando las primicias, da según el mandamiento.

6. Igualmente, abriendo un cántaro de vino o de aceite, tomando las primicias, da a los profetas;

7. Tomando las primicias del dinero y del vestuario y de toda posesión inmueble, según te parezca, da conforme al mandamiento.

XIV. Reuniéndoos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que sea puro vuestro sacrificio.

2. Todo el que tenga contienda con su compañero, no se una a vosotros, hasta que no se hayan reconciliado, para que vuestro sacrificio no sea profanado (Mt. 5, 23-24; 15, 11-20; Mc. 7, 15 y 23; Heb. 9, 13).

3. Porque éste es el anunciado por el Señor: "En todo lugar y tiempo ofrecemos un sacrificio puro; porque yo soy el gran rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable en las naciones" (Mal 1, 11. 14).

XV. Designaos obispos y diáconos dignos del Señor, varones mansos y desinteresados y auténticos y probados; porque también ellos ejercen para vosotros el ministerio litúrgico de los profetas y maestros.

2. No los miréis con altivez; porque, junto con los profetas y maestros, deben ser honrados por vosotros.

3. Corregíos unos a otros no con ira, sino en paz, como tenéis en el evangelio; nadie hable al que se enemista con otro, ni escuche nada de vosotros hasta que no se arrepienta (Mt. 5, 22-26; 18, 15-35).

4. Haced vuestra oraciones y limosnas y todas las acciones como tenéis en el evangelio de nuestro Señor (Mt. 6, 7).

XVI. "Vigilad" (Mt. 24, 44; Lc. 12, 35) sobre vuestra vida; "vuestras antorchas" no estén apagadas, "y vuestros lomos" no estén desceñidos, sino "estad preparados; porque no sabéis la hora, en que nuestro Señor viene" (Mt. 25, 13; Lc. 12, 35 ss).

2. Reuníos con frecuencia, inquiriendo lo que conviene a vuestras almas (cfr Bern. 4, 1); porque no os servirá todo el tiempo de vuestra fe (cfr Bern. 4, 9), si no sois perfectos en el último momento (cfr Bem. 4, 11).

3. Porque en los últimos días (2 Pe. 3, 3) se multiplicarán los falsos profetas (Mt. 24, 10-12; 7, 15) y los corruptores, y las ovejas se convertirán en lobos, y la caridad se convertirá en odio.

4. Porque creciendo la iniquidad, se odiarán unos a otros y se perseguirán y se traicionarán, y entonces aparecerá el extraviador del mundo (Apoc. 12, 9; 2 Jn. 7) como hijo de Dios y hará "señales y prodigios" (Mt. 24, 24; 2 Tes. 2, 9; Apoc. 13, 13s; Mc. 13, 22, etc.), y la tierra será entregada a sus manos, y hará abominaciones cuales no se cometieron jamás desde los siglos.

5. Entonces la creación de los hombres irá hacia el abrasamiento de la prueba, "y muchos se escandalizarán" (Mt. 24, 10) y perecerán, "mas los que permanecieren firmes" en su fe "se salvarán" (Mt. 24, 13; 10, 22) por el mismo que fue maldecido.

6. "Y entonces aparecerán las señales" (Mt. 24, 30) de la verdad; primero la señal de la extensión en el cielo, después la señal "del sonido de trompeta" (Mt. 24, 31; 1 Cor. 15, 52; 1 Tes. 4, 16; Apoc. 8, 12) y, en tercer lugar, la resurrección de los muertos;

7. mas no de todos, sino como se dijo: "Vendrá el Señor y todos los santos con Él" (Zac. 14, 5).

8. "Entonces verá" el mundo al Señor "viniendo por encima de las nubes del cielo" (Mt. 24, 30; 26, 64 y parl. Mc. 13, 26; Lc. 21, 27; Mc. 14, 62; Dan. 7, 13-14).

NOTAS

*.- También conocida como Didaché, esta obra es la recopilación de la doctrina expresada por los Apóstoles, discípulos directos de Jesucristo. Su traducción a lenguaje actual vendría a ser “Doctrina de los Doce Apóstoles”. Este documento fue descubierto en 1873 por el patriarca Bryennio, en la biblioteca del Santo Sepulcro de Jerusalén, y se supone escrito en los últimos decenios del siglo I. Es posible que el contenido de la Didajé sea una recopilación de las enseñanzas que los Apóstoles y sus discípulos inmediatos dispensaban en Tierra Santa hacia la mitad del siglo I.
Este texto no forma parte del Canon establecido por la Iglesia Católica en el siglo IV, aunque su lectura siempre ha sido recomendada por la jerarquía y los sacerdotes. De hecho, en muchas ceremonias religiosas, sobre todo de los primeros siglos, se leían párrafos de la Didajé como lectura oficial.
Es el primer texto conocido que describe aspectos del cristianismo primitivo, como es el caso del bautismo, la catequesis de los neófitos, comportamiento de los obispos y diáconos y algunos elementos de su papel en la comunidad cristiana, y la recomendación de que los obispos sean varones, oraciones eucarísticas y anamnesis, y, por último, la primera codificación del Padrenuestro como reproducción fiel de la que aparece en el Evangelio de Mateo, con toques del Evangelio de Lucas.
1.- Este texto ha sido extraído del libro: Padres apostólicos, cuya traducción y notas corresponden a José María Berlanga López, Col. Los Santos Padres nº 1, Edt. Apostolado Mariano, Sevilla, 1991. Esta edición, brevemente comentada, es excelente si se quieren consultar los textos del AT y del NT que alimentan su contenido, pues aparecen todas las referencias. Además de laDidajé, aparecen en el mismo volumen la Epístola del Pseudo-Bernabé y la Epístola de Clemente a los Corintios, con pequeñas introducciones a cada una de ellas.

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