Robert Graves: Los mitos griegos.
Partenón |
ORÍGENES
EL MITO PELASGO DE LA CREACIÓN
a. En
el principio (Eurínome, la Diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos,
pero no encontró nada sólido en qué apoyar los pies y, en consecuencia, separó
el mar del firmamento y danzó solitaria sobre sus olas. Danzó hacia el sur y el
viento puesto en movimiento tras ella pareció algo nuevo y aparte con que poder
empezar una obra de creación. Se dio la vuelta y se apoderó de ese viento
norte, lo frotó entre sus manos y he aquí que surgió la gran serpiente Ofión.
Eurínome bailó para calentarse, cada vez más agitadamente, hasta que Ofión se
sintió lujurioso, se enroscó alrededor de los miembros divinos y se ayuntó con
la diosa. Ahora bien, el Viento Norte, llamado también Bóreas, fertiliza; por
ello las yeguas vuelven con frecuencia sus cuartos traseros al viento y paren
potros sin ayuda de un semental. Así fue como Eurínome quedó encinta.
b.
Luego asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y a su debido tiempo
puso el Huevo Universal. A petición suya Ofión se enroscó siete veces alrededor
de ese huevo, hasta que se empolló y dividió en dos. De él salieron todas las
cosas que existen, sus hijos: el sol, la luna, los planetas, las estrellas, la
tierra con sus montañas y ríos, sus árboles, hierbas y criaturas vivientes.
c.
Eurínome y Ofión establecieron su residencia en el monte Olimpo, donde él
irritó a la diosa pretendiendo ser el autor del Universo. Inmediatamente ella le golpeó en la cabeza con el talón le arrancó los dientes de un puntapié y lo
desterró a las oscuras cavernas situadas bajo la tierra.
d. A
continuación la diosa creó las siete potencias planetarias y puso una Titánide
y un Titán en cada una: Thía e Hiperion para el Sol; Febe y Atlante para la
Luna; Dione y Cno para el planeta Marte; Metis y Ceo para el planeta Mercurio:
Temis y Eurimedonte para el planeta Júpiter; Tetis y Océano para Venus: Rea y Crono para el planeta Saturno.
Pero el primer hombre fue Pelasgo, progenitor de los pelasgos; surgió del suelo
de Arcadia, seguido de algunos otros, a los que enseñó a construir chozas,
alimentarse de bellotas y coser túnicas de piel de cerdo como las que la gente
pobre lleva todavía en Eubea y Fócida.
1. En
este sistema religioso arcaico no había hasta entonces dioses ni sacerdotes
sino solamente una diosa universal y sus sacerdotisas, pues la mujer constituía
el sexo dominante y el hombre era su víctima asustada. No se honraba la
paternidad y se atribuía la concepción al viento, la ingestión de habichuelas o
a la deglución accidental de un insecto; la herencia era matrilineal y a las
culebras se las consideraba encarnaciones de los muertos. Eurínome («amplio
vagabundeo») era el título de la diosa como la luna visible; su nombre sumerio
era Iahu («paloma eminente»), título que más tarde pasó a Jehová como el
Creador. Fue en forma de paloma como Marduk la dividió simbólicamente en dos en
el Festival de Primavera babilónico, cuando inauguró el nuevo orden mundial.
2.
Ofión, o Bóreas, es la serpiente demiurgo del mito hebreo y egipcio; en el arte
mediterráneo primitivo se muestra constantemente a la Diosa en su compañía. Los
pelasgos nacidos de la tierra, cuya pretensión parece haber sido que habían
brotado de los dientes de Ofión. eran originariamente, quizás, el pueblo de los
«géneros pintados» neolítico; llegaron a la tierra firme de Grecia desde
Palestina alrededor de 3500 a. de C.. y los primeros helenos —inmigrantes del
Asia Menor que habían pasado por las Cicladas— los encontraron ocupando el
Peloponeso setecientos años después. Pero el
nombre de «pelasgos» llego a aplicarse vagamente a todos los habitantes
pre-helénicos de Grecia. Así Eurípides cuenta que los pelasgos adoptaron el
nombre de «danaides» a la llegada a Argos de Dánao y sus cincuenta hijas. Las
censuras de su conducta licenciosa se refieren probablemente a la costumbre
pre-helénica de las orgías eróticas. Estrabón dice en el mismo pasaje que a los
que vivían cerca de Atenas se los llamaba Pelargi («cigüeñas»): quizás esa era
su ave totémica.
3. Los
Titanes («señores») y las Titánides tenían sus equivalentes en la astrología
babilonia y palestina primitiva, en la que eran deidades que regían los siete
días de la semana planetaria sagrada; y pueden haber sido introducidas por los
cananeos o hititas, colonia que se estableció en el Istmo de Corinto a
comienzos del segundo milenio a. de C., o también por los heladas primitivos.
Pero cuando el culto de los Titanes fue abolido en Grecia y la semana de siete
días dejó de figurar en el calendario oficial, su número fue citado como doce
por algunos autores, probablemente para hacer que correspondieran con los
signos del zodíaco. Hesíodo, Apolodoro, Estéfano de Bizancio, Pausanias y otros
dan listas contradictorias de sus nombres. En el mito babilonio los gobernantes
planetarios de la semana, a saber, Samas, Sin, Nergal, Bel, Beltis y Ninib,
eran todos varones, excepto Beltis, la diosa del amor; pero en la semana
germana, que los celtas habían tomado del Mediterráneo oriental, el Domingo, el
Martes y el Viernes eran gobernados por Titánides, en lugar de Titanes. A
juzgar por el carácter divino de las parejas de hijos e hijas de Éolo, y el
mito de Níobe, se decidió, cuando el sistema llegó por primera vez a la Grecia
pre-helénica desde Palestina, emparejar a una Titánide con cada Titán, como
medio de salvaguardar los intereses de la diosa. Pero antes de que pasara mucho
tiempo los catorce quedaron reducidos a una compañía mixta de siete. Las
potencias planetarias eran las siguientes: el Sol para la iluminación, la Luna
para el encantamiento. Marte para el crecimiento, Mercurio para la sabiduría,
Júpiter para la ley. Venus para el amor. Saturno para la paz. Los astrólogos
griegos clásicos, de acuerdo con los babilonios, adjudican los planetas a
Helio, Selene, Ares, Hermes (o Apolo), Zeus, Afrodita y Crono, cuyos
equivalentes latinos, citados anteriormente, todavía dan el nombre a las
semanas francesa, italiana y española.
4. Al
final, míticamente hablando, Zeus devoró a los Titanes, incluyendo su propio
ser anterior, puesto que los judíos de Jerusalén adoraban a un Dios
transcendente, compuesto por todas las potencias planetarias de la semana,
teoría simbolizada en el candelabro de siete brazos y en los Siete Pilares de
la Sabiduría. Los siete pilares planetarios elevados cerca de la Tumba del
Caballo en Esparta estaban, según Pausanias, adornados a la manera antigua, y
quizá tenían relación con los ritos egipcios introducidos por los pelasgos. Si
los judíos tomaron la teoría de los egipcios, o al contrario, no se sabe con
seguridad; pero el llamado Zeus Heliopolitano, del que trata A. B. Cook en su Zeus,
era de carácter egipcio y llevaba bustos de las siete potencias planetarias
como ornamentos frontales en su cuerpo y, habitualmente, también bustos de los
restantes olímpicos como ornamentos traseros. Una estatuilla en bronce de este
dios se encontró en Tortosa, España; otra, en Biblos, Fenicia; y una estela de
mármol de Marsella muestra seis bustos planetarios y una figura de cuerpo
entero de Hermes —a quien se da también la mayor prominencia en las
estatuillas—, probablemente como el inventor de la astronomía. En Roma, Quinto
Valerio Sorano pretendía igualmente que Júpiter era un dios transcendente,
aunque allí no se observaba la semana como en Marsella, Biblos y
(probablemente) en Tortosa. Pero a las potencias planetarias nunca se les
permitió influir en el culto olímpico oficial, pues se las consideraba no
griegas, y por lo tanto antipatrióticas: Aristófanes hace decir a Trigeo que la
Luna y «ese viejo bellaco, el Sol» preparan una conspiración para entregar
Grecia a los persas.
5. La
afirmación de Pausanias de que Pelasgo fue el primer hombre testimonia la
continuación de una cultura neolítica en Arcadia hasta la época clásica.
LOS MITOS HOMÉRICO Y ÓRFICO DE LA CREACIÓN
a.
Algunos dicen que todos los dioses y todas las criaturas vivientes surgieron
del Océano que circunda al mundo y que Tetis fue la madre de todos sus hijos.
b. Pero
los órficos dicen que la Noche de alas negras, diosa por la que incluso Zeus sentía un temor reverente, fue
cortejada por el Viento y puso un huevo de plata en el seno de la Oscuridad; y
que Eros, a quien algunos llaman Fanes, salió de ese huevo y puso el Universo
en movimiento. Eros tenía doble sexo y alas doradas y, como poseía cuatro
cabezas, a veces mugía como un toro o rugía como un león, y otras veces silbaba
como una serpiente o balaba como un carnero. La Noche, que le dio el nombre de
Ericepayo y Protógeno Faetón vivía en una cueva
con él y se manifestaba en forma de tríada: la Noche, el Orden y la
Justicia. Delante de esa cueva se sentaba la ineludible madre Rea, tocando un
tambor de latón para captar la atención de los hombres sobre los oráculos de la
diosa. Panes creó la tierra, el cielo, el sol y la luna, pero la diosa triple
gobernó el universo hasta que su cetro pasó a Urano.
1. El
mito de Homero es una versión de la fábula de la creación pelasga (véase 1.2),
puesto que Teas reinaba en el mar como Eurínome y Océano circundaba el Universo
como Ofión.
2. El
mito órfico es otra versión, pero influida por una posterior doctrina mística
del amor (Eros) y teorías acerca de la relación apropiada de los sexos. El
huevo de plata de la Noche significa la luna, pues la plata es el metal lunar.
Como Ericepayo («comedor de brezo») el dios del amor Panes («revelador») es una
abeja celestial que zumba fuertemente, hijo de la Gran Diosa. La colmena era
estudiada como una república ideal y confirmaba el mito de la Edad de Oro,
cuando la miel caía de los árboles. Rea tocaba el tambor de latón para impedir
que las abejas enjambrasen en el lugar que no correspondía y para evitar las
malas influencias, como las bramaderas utilizadas en los Misterios. Como
Protógeno Faetonte («el brillador primogénito») Fanes es el Sol, del que los
órficos hacían un símbolo de la iluminación, y sus cuatro cabezas corresponden
a los animales simbólicos de las cuatro estaciones. Según Macrobio, el Oráculo
de Colofón identificaba a este Fanes con el dios supremo Iao; Zeus (carnero)
con la primavera: Helio (león) con el verano; Hades (serpiente) con el invierno,
y Dioniso (toro) con el Año Nuevo.
El
cerro de la Noche pasó a Urano con el advenimiento del patriarcado.
EL MITO OLÍMPICO DE LA CREACIÓN
EL MITO OLÍMPICO DE LA CREACIÓN
a. En
el principio de todas las cosas la Madre Tierra emergió del Caos y dio a luz a
su hijo Urano mientras dormía. Contemplándola tiernamente desde las montañas,
él derramó una lluvia fértil sobre sus hendiduras secretas, y ella produjo
hierbas, flores y árboles, con los animales y las aves adecuados para cada
planta. La misma lluvia hizo que corrieran los ríos y llenó de agua los lugares
huecos, creando así los lagos y los mares.
b. Sus
primeros hijos de forma semihumana fueron los gigantes de cien manos llamados
Enarco, Giges y Coto. Luego aparecieron los tres feroces Cíclopes de un solo
ojo, constructores de murallas gigantescas y maestros herreros, primeramente de
Tracia y luego de Creta y Licia, a cuyos hijos encontró Odiseo en Sicilia. Se llamaban
Brontes, Estéropes y Arges, y sus espíritus han vivido en las cavernas del
volcán Etna desde que Apolo los mató en venganza por la muerte de Asclepio.
c. Los
libios, sin embargo, pretenden que Garamante nació antes que los cíclopes de
cien manos y que, cuando surgió de la llanura, ofreció a la Madre Tierra un
sacrificio de bellotas dulces.
1. Este
mito patriarcal de Urano obtuvo la aceptación oficial bajo el sistema religioso
olímpico. Urano, cuyo nombre llegó a significar «el firmamento», parece haber
conquistado su posición como Primer Padre al ser identificado con el dios
pastoral Varuna, uno de los que constituyen la trinidad masculina aria; pero su
nombre griego es una forma masculina de Ur-ana («reina de las
montañas», «reina del verano», «reina de los vientos» o «reina de los bueyes
salvajes»): la diosa en su aspecto orgiástico del solsticio estival. El
casamiento de Urano con la Madre Tierra explica una primera invasión helénica
de la Grecia septentrional, que permitió a los adoradores de Varuna alegar que
él prohijó a las tribus nativas que encontró allí, aunque reconocían que era
hijo de la Madre Tierra. Una enmienda del mito registrada por Apolodoro, es que
la Tierra y el Cielo se dividieron en una lucha mortal y luego se volvieron a
unir mediante el amor. Mencionan esto Eurípides y Apolonio de Rodas. La lucha
mortal tiene que referirse al choque entre los principios patriarcales y los
matriarcales causado por las invasiones helénicas. Giges («nacido de la
tierra») tiene otra forma, gigas(«gigante») y los gigantes se asocian en
el mito con las montañas de la Grecia septentrional. Briareo («fuerte») era
llamado también Egeón, y su pueblo puede ser, por lo tanto, el libio-tracio,
cuya diosa cabra Egis dio su nombre al mar Egeo. Coto era el antepasado epónimo
de los cotianos, quienes adoraban a la orgiástica Cotito, y difundieron su
culto desde Tracia a toda la Europa noroccidental. Estas tribus son descritas
como «de cien manos», quizá porque sus sacerdotisas estaban organizada en
colegios de cincuenta, como las Danaides y las Nereidas: o tal vez porque los
hombres estaban organizados en grupos guerreros de cien miembros, como los
romanos primitivos.
2. Los
cíclopes parecen haber sido un gremio de forjadores de bronce de la Hélade
primitiva. Cíclope significa «los de ojo anular», y es probable que
se tatuaran con anillos concéntricos en la frente, en honor del sol. la fuente
del fuego de sus hornos; los tracios siguieron tatuándose hasta la época
clásica. Los círculos concéntricos forman parte del misterio del arte de la
herrería: para batir cuencos, yelmos, o máscaras rituales, el forjador se
guiaba por esos círculos, trazados con compás alrededor del centro del disco
plano en el que trabajaba. Los cíclopes tenían también un solo ojo en el
sentido de que los herreros se cubren con frecuencia un ojo con un parche para
evitar las chispas que vuelan. Más tarde se olvidó su identidad y los
mitógrafos ubicaron caprichosamente sus espíritus en las cavernas del Etna,
para explicar el fuego y el humo que salen de su cráter. Existía una estrecha
vinculación cultural entre Tracia, Creta y Licia; los Cíclopes estaban en su
elemento en todos esos países. La primitiva cultura heládica se extendió
también a Sicilia; pero también es posible que (como Samuel Butler fue el
primero en sugerir) la composición siciliana de la Odiseaexplique la
presencia de los Cíclopes allí. Los nombres de Brontes, Estéropes y Arges
(«trueno», «rayo» y «resplandor») son invenciones posteriores.
3.
Garamante es el antepasado epónimo de los garamantas libios que ocuparon el
oasis de Djado, al sur del Fezán, y fueron conquistados por el general romano
Balbo en el año 19 a. de C. Se dice que eran de raza cusitaberéber y en el
siglo II d. de C. fueron sometidos por los bereberes lemta, matrilineales.
Posteriormente se mezclaron con los aborígenes negros de la margen meridional
del Alto Níger y adoptaron su idioma. Hoy día sobreviven en una sola aldea con
el nombre de Koromantse. Garamante se deriva de las palabras gara, man y
te, que significan «pueblo del estado de Gara». Gara parece ser la diosa Ker, o
Q're, o Car, que dio su nombre a los carios, entre otros pueblos, y estaba
asociada con la apicultura. Las bellotas comestibles, alimento corriente en el
mundo antiguo antes de la introducción del cereal, se daban en Libia; y la
colonia garamanta de Ammon se unió con la de Dodona en la Grecia septentrional
en una liga religiosa que, según Sir Flinders Petrie, puede haber tenido su
origen ya en el tercer milenio a. de C. Ambos lugares tenían un antiguo
oráculo-encina. Herodoto describe a los garamantas como un pueblo pacífico pero
muy poderoso, que cultivaba la palmera, el cereal y el ganado vacuno.
DOS MITOS FILOSÓFICOS DE LA CREACIÓN
a.
Algunos dicen que al principio reinaba la Oscuridad y de la Oscuridad nació el
Caos. De la unión entre la Oscuridad y el Caos nacieron la Noche, el Día; el
Erebo y el Aire.
De la
unión de la Noche y el Erebo nacieron el Hado, la Vejez, la Muerte, el
Asesinato, la Continencia, el Sueño, los Desvaríos, la Discordia, la Miseria,
la Vejación, Némesis, la Alegría, la Amistad, la Compasión, las tres Parcas y
las tres Hespérides.
De la
unión del Aire y el Día nacieron la Madre Tierra, el Cielo y el Mar.
De la unión del Aire y la Madre Tierra nacieron el Terror, la Astucia, la Ira, la Lucha, las Mentiras, los Juramentos, la Venganza, la Intemperancia, la Disputa, el Pacto, el Olvido, el Temor, el Orgullo, la Batalla, y también Océano, Metis y los otros Titanes, Tártaro y las Tres Erinias o Furias.
De la unión de la Tierra y el Tártaro nacieron los Gigantes.
De la unión del Aire y la Madre Tierra nacieron el Terror, la Astucia, la Ira, la Lucha, las Mentiras, los Juramentos, la Venganza, la Intemperancia, la Disputa, el Pacto, el Olvido, el Temor, el Orgullo, la Batalla, y también Océano, Metis y los otros Titanes, Tártaro y las Tres Erinias o Furias.
De la unión de la Tierra y el Tártaro nacieron los Gigantes.
b. De la unión del Mar y sus Ríos nacieron las Nereidas. Pero todavía no había hombres mortales, hasta que, con el consentimiento de la diosa Atenea, Prometeo, hijo de Jápeto, los formó a semejanza de los dioses. Para ello utilizó arcilla y agua de Panopeo en Fócide y Atenea les insufló la vida.
c. Otros dicen que el Dios de Todas las Cosas —quienquiera que pudiera haber sido, pues algunos lo llaman Naturaleza— apareció de pronto en el Caos y separó la tierra del cielo, el agua de la tierra y el aire superior del inferior. Después de desenredar los elementos los puso en el orden debido, tal como está en la actualidad. Dividió la tierra en zonas, unas muy calurosas, otras muy frías y algunas templadas; la moldeó en forma de llanuras y montañas, y la revistió con hierba y árboles. Sobre ella puso el firmamento rodante, al que tachonó con estrellas, y asignó posiciones a los cuatro vientos. Pobló también las aguas con peces, la tierra con animales y el cielo con el sol, la luna y los cinco planetas. Finalmente, hizo al hombre —quien, único entre todos los animales, alza su rostro hacia el cielo y observa el sol, la luna y las estrellas—, a menos que sea cierto que Prometeo, hijo de Jápeto, hizo el cuerpo del hombre con agua y arcilla, y que el alma le fue proporcionada por ciertos elementos divinos errantes que habían sobrevivido desde la Primera Creación.
1. En
la Teogonía de Hesíodo —en la que se basa el primero de estos mitos
filosóficos— la lista de abstracciones queda confusa con las Nereidas, los
Titanes y los Gigantes, a los que se considera obligado a incluir. Tanto las
Tres Parcas como las Tres Hespérides son la triple diosa Luna en su aspecto
mortífero.
2. El
segundo mito, que se encuentra sólo en Ovidio, fue tomado por los griegos
posteriores del poema épico babilonio de Gilgamesh, la introducción del cual
relata la creación particular por la diosa Aruru del primer hombre, Eabani. con
un trozo de arcilla; pero, aunque Zeus había sido el Señor Universal durante
muchos siglos, los mitógrafos se vieron obligados a admitir que el Creador de
todas las cosas podía haber sido una Creadora. Los judíos, como herederos del mito
de la creación «pelasgo» o cananeo, también se habían sentido incómodos: en el
relato del Génesis una hembra «Espíritu del Señor» empolla en la superficie de
las aguas, aunque no pone el huevo del mundo; y Eva, «la Madre de Todo lo
Viviente», recibe la orden de machacar la cabeza de la Serpiente, aunque ésta
no está destinada a descender al Abismo hasta el fin del mundo.
3.
Igualmente, en la versión talmúdica de la creación, el arcángel Miguel
—equivalente de Prometeo— forma a Adán con polvo por orden, no de la Madre de
Todo lo Viviente, sino de Jehová. Jehová le insufla luego la vida y le da a Eva
que, como Pandora, lleva la desgracia a la humanidad.
4. Los
filósofos griegos distinguían al hombre prometeico de la creación imperfecta
nacida de la tierra, parte de la cual fue destruida por Zeus, y el resto
arrastrada en el Diluvio Deucalioniano. Casi la misma distinción se encuentra
en el Génesis vi.2-4 entre los «hijos de Dios» y las «hijas de los hombres»,
con la que se casaron.
5. Las
lápidas referentes a Gilgamesh son posteriores y equívocas; en ellas se
atribuye toda la creación a la «Brillante Madre del Vacío» —Aruru es sólo uno
de los muchos títulos de esta diosa— y el tema principal es una rebelión contra
su orden matriarcal, descrita como de completa confusión, por los dioses del
nuevo orden patriarcal. Marduk, el dios babilonio de ciudad, termina venciendo
a la diosa en la persona de Tiamat, la sierpe marina; y luego se anuncia con
descaro que él, y nadie más, creó las hierbas, las tierras, los ríos, los
animales, las aves y la humanidad. Este Marduk era un diosecillo advenedizo
cuya pretensión de haber vencido a Tiamat y creado el mundo había sido alegada
anteriormente por el dios Bel; Bel era una forma masculina de Belili, la diosa
Madre sumeria. La transición del matriarcado al patriarcado parece haberse
realizado en la Mesopotamia, como en otras partes, mediante la rebelión del
consorte de la Reina, en quien había delegado el poder ejecutivo permitiéndole
que adoptase su nombre, sus vestiduras y sus instrumentos sagrados.
LAS CINCO EDADES DEL HOMBRE
LAS CINCO EDADES DEL HOMBRE
a. Algunos niegan que Prometeo creara a los hombres, o que algún hombre brotara de los dientes de una serpiente. Dicen que la Tierra los produjo espontáneamente, como el mejor de sus frutos, especialmente en la región del Ática, y que Alalcomeneo fue el primer hombre que apareció, junto al lago Copáis en Beocia, incluso antes que existiera la Luna. Actuó como consejero de Zeus, con ocasión de su querella con Hera, y como tutor de Atenea cuando ésta era todavía una muchacha.
b.
Estos hombres constituían la llamada raza de oro; eran súbditos de Crono,
vivían sin preocupaciones ni trabajo, comían solamente bellotas, frutos
silvestres y la miel que destilaban los árboles, bebían leche de oveja y cabra,
nunca envejecían, bailaban y reían mucho; para ellos la muerte no era más
terrible que el sueño. Todos ellos han desaparecido, pero sus espíritus
sobreviven como genios de los felices lugares de retiro rústicos, donantes de
buena fortuna y mantenedores de la justicia.
c.
Luego vino una raza de plata, comedora de pan, también de creación divina. Los
hombres estaban completamente sometidos a sus madres y no se atrevían a
desobedecerlas, aunque podían vivir hasta los cien años de edad. Eran
pendencieros e ignorantes y nunca ofrecían sacrificios a los dioses, pero al
menos no se hacían mutuamente la guerra. Zeus los destruyó a todos.
d. A
continuación vino una raza de bronce, hombres que cayeron como frutos de los
fresnos y estaban armados con armas de bronce. Comían carne y pan, y les
complacía la guerra, pues eran insolentes y crueles. La peste terminó con
todos.
e. La
cuarta raza de hombres era también de bronce, pero más noble y generosa, pues
la engendraron los dioses en madres mortales. Pelearon gloriosamente en el sitio
de Tebas, la expedición de los argonautas y la guerra de Troya. Se convirtieron
en héroes y habitan en los Campos Elíseos.
f. La
quinta raza es la actual de hierro, indignos descendientes de la cuarta. Son
degenerados, crueles, injustos, maliciosos, libidinosos, malos hijos y
traicioneros.
1. Aunque el mito de la Edad de Oro se remonta finalmente a una tradición de subordinación tribal a la diosa Abeja, la barbarie de su reinado en la época pre-agrícola había sido olvidada en tiempos de Hesíodo y lo único que quedaba era una convicción idealista de que en otro tiempo los hombres habían convivido en armonía mutua como las abejas. Hesíodo era un pequeño agricultor y la vida dura que vivía le hacía malhumorado y pesimista. El mito de la raza de plata también deja constancia de las condiciones matriarcales, como las que sobrevivían en la época clásica entre los pictos, los moesinoequianos del Mar Negro y algunas tribus de las Baleares, Galicia y el golfo de Sirte, bajo las cuales los hombres seguían siendo un sexo despreciado, aunque se había introducido la agricultura y las guerras no eran frecuentes. La plata es el metal de la diosa Luna. Los miembros de la tercera raza eran los invasores helenos primitivos; pastores de la Edad de Bronce que adoptaron el culto del fresno de la diosa y su hijo Posidón. La cuarta raza era la de los reyes guerreros de la época micénica. La quinta la constituían los dorios del siglo XII a. de C., quienes empleaban armas de hierro y destruyeron la civilización micénica.
Alalcomeneo
(«guardián») es un personaje ficticio, una forma masculina de Alalcomenia,
título de Atenea como guardiana de Beocia. Sirve al dogma patriarcal de que
ninguna mujer, ni siquiera una diosa, puede ser sabia sin instrucción
masculina, y de que la diosa Luna y la Luna misma fueron creaciones posteriores
de Zeus.
LA CASTRACIÓN DE URANO
a.
Urano engendró a los Titanes en la Madre Tierra después de haber arrojado a sus
hijos rebeldes, los Cíclopes, al Tártaro, lugar tenebroso en el mundo
subterráneo que se halla A la misma distancia de la tierra que la tierra del
cielo; un yunque que cayera tardaría nueve días en llegar a su fondo. En
venganza, la Madre Tierra incitó a los Titanes a que atacaran a su padre, y
ellos lo hicieron, encabezados por Crono, el más joven de los siete, al que
ella armó con una hoz de pedernal. Sorprendieron a Urano mientras dormía y fue
con esa hoz de pedernal con lo que le castró el cruel Crono, asiendo sus
órganos genitales con la mano izquierda (la que desde entonces ha sido la mano
de mal agüero), y luego los arrojó al mar. junto con la hoz, desde el cabo
Drépano. Pero algunas gotas de la sangre que fluía de la herida cayeron sobre
la Madre Tierra, y ésta dio a luz a las Tres Erinias, furias que vengan los
crímenes de parricidio y perjurio y se llaman Alecto, Tisífone y Megera. Las
ninfas del fresno, llamadas Melíades, nacieron también de esa sangre.
b. Los
Titanes pusieron en libertad a los Cíclopes que estaban en el Tártaro y
concedieron la soberanía de la tierra a Crono.
Sin embargo, tan pronto como Crono se encontró en el mando supremo volvió a confinar a los Cíclopes en el Tártaro, juntamente con los gigantes de cien manos, tomó como esposa a su hermana Rea y gobernó en Elide.
Sin embargo, tan pronto como Crono se encontró en el mando supremo volvió a confinar a los Cíclopes en el Tártaro, juntamente con los gigantes de cien manos, tomó como esposa a su hermana Rea y gobernó en Elide.
1.
Hesíodo, quien registra el mito, era cadmeo, y los cadmeos provenían del Asia
Menor (véase 59.5), probablemente a causa de la caída del imperio hitita, y
llevaron consigo la fábula de la castración de Urano. Se sabe, no obstante, que
el mito no era de creación hitita, pues se ha descubierto una versión hurrita (horita)
anterior. La versión de Hesíodo puede reflejar una alianza entre los diversos
pobladores pre-helénicos de la Grecia central y meridional, cuyas tribus
dominantes favorecían el culto de los Titanes, contra los invasores helenos
primitivos provenientes del norte. Obtuvieron el triunfo en la guerra, pero
inmediatamente después reclamaron la soberanía sobre los nativos
septentrionales a los que habían liberado. La castración de Urano no es
necesariamente metafórica si algunos de los vencedores provenían del África
oriental, donde, hasta el presente, los guerreros gallas llevan al combate una
hoz en miniatura para castrar a sus enemigos; hay estrechas afinidades entre
los ritos religiosos del este de África y los de la Grecia primitiva.
2. Los
griegos posteriores leían «Crono» como Chronos. «Padre Tiempo» con su hoz
implacable. Pero se le representa en compañía de un cuervo, como, a Apolo,
Asclepio, Saturno y al dios británico primitivo Bran; y cronos significa
probablemente «cuervo», como la palabra latina cornix y la griega corone.
El cuervo era una ave oracular y se suponía que albergaba el alma de un rey
sagrado después de su sacrificio.
3. Aquí
las tres Erinias, o Furias, que nacieron de las gotas de la sangre de Urano,
son la triple diosa misma; es decir, que durante el sacrificio del rey,
destinado a hacer que fructificasen los sembrados y huertos, sus sacerdotisas
debían llevar máscaras de Gorgona amenazadoras para ahuyentar a los visitantes
profanos. Sus órganos genitales parecen haber sido arrojados al mar para
estimular la procreación de los peces. El mitógrafo entiende que las vengativas
Erinias aconsejaron a Zeus que no castrara a Crono con la misma hoz, pero su
función original consistía en vengar daños causados solamente a una madre, o a
un suplicante que pedía la protección de la diosa del Hogar, y no a un padre.
4. Las
ninfas del fresno son las tres Furias en estado de ánimo más benigno: el rey
sagrado estaba dedicado al fresno, empleado originalmente en las ceremonias
para provocar la lluvia. En Escandinavia llegó a ser el árbol de la magia
universal; las Tres Normas, o Parcas, dispensaban la justicia bajo un fresno
del que Odín, al reclamar la paternidad de la humanidad, hizo su corcel mágico.
Las mujeres deben haber sido las primeras hacedoras de lluvia en Grecia, igual
que en Libia.
5. Las
hoces de hueso neolíticas, dentadas con pedernal u obsidiana, parecen haber
seguido en uso ritual mucho tiempo después de su sustitución, como instrumentos
agrícolas, por hoces de bronce y hierro.
6. Los
hititas hacen que Kumarbi (Crono) arranque de un mordisco los órganos genitales
del dios del Cielo Anu (Urano), trague parte del semen y escupa el resto sobre
el monte Kansura, donde se convierte en una diosa; el Dios del Amor así
concebido por él es cortado de su costado por Ea, el hermano de Anu. Estos dos
nacimientos fueron combinados por los griegos en la fábula de cómo Afrodita
surgió de un mar impregnado por, los órganos genitales cortados de Urano.
Kumarbi da nacimiento luego a un hijo extraído de su muslo —del mismo modo en
que Dionisio volvió a nacer de Zeus—, quien viaja en un carro de tempestad
tirado por un toro y va en ayuda de Anu. El «cuchillo que separó la tierra del
cielo» se encuentra en la misma fábula como el arma con que el hijo de Kumanbi,
el gigante Ullikummi nacido de la tierra, es destruido.
EL DESTRONAMIENTO DE CRONO
a.
Crono se casó con su hermana Rea, a quien está consagrado el roble. Pero
la Madre Tierra y su moribundo padre Urano profetizaron que uno de sus hijos lo
destronaría. En consecuencia, cada año devoraba a los hijos que le daba Rea:
primeramente a Hestia, luego a Deméter y Hera, y más tarde a Hades y Posidón.
b. Rea
estaba furiosa. Dio a luz a Zeus, su tercer hijo, en plena noche en el monte
Liqueo de Arcadia, donde ninguna criatura proyecta su sombra y, después de bañarlo
en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra, quien lo llevó a Licto en
Creta y lo ocultó en la cueva de Dicte en el monte Egeo. La Madre Tierra lo
dejó allí para que lo criaran Adrastea, una ninfa del Fresno, su hermana Io,
hijas ambas de Meliseo, y la ninfa-cabra Amaltea. Se alimentaba de miel y bebía
la leche de Amaltea, con el chivo Pan, su hermano adoptivo. Zeus estaba
agradecido a las tres ninfas por su bondad y cuando llegó a ser el Señor del
Universo puso la imagen de Amaltea entre las estrellas, como Capricornio y
También tomó uno de sus cuernos, que parecía el de una vaca, y se lo dio a las
hijas de Meliseo; se convirtió en la famosa Cornucopia, o cuerno de la
abundancia, que está siempre lleno de todos los alimentos o bebidas que su
poseedor pueda desear. Pero algunos dicen que Zeus fue amamantado por una cerda
y cabalgaba montado en su lomo, y que perdió su cordón umbilical en Onfalión,
cerca de Cnosos.
c.
Alrededor de la cuna dorada del niño Zeus, la cual colgaba de un árbol (para
que Cronos no lo pudiera encontrar ni en el cielo, ni en la tierra, ni en el
mar) se hallaban los Cúreles armados, hijos de Rea. Golpeaban sus lanzas contra
los escudos y gritaban para ahogar el llanto del niño, por temor a que Crono
pudiera oírlo desde lejos. Rea había envuelto una piedra en pañales y la había
entregado a Crono en el monte Taumacio de Arcadia y él la había devorado,
creyendo que devoraba al niño Zeus. Sin embargo, Crono descubrió lo que había
sucedido y persiguió a Zeus, quien se transformó a sí mismo en una serpiente y
a sus nodrizas en osos: de aquí las constelaciones de la Serpiente y las Osas.
d. Zeus
llegó a la virilidad entre los pastores del Ida, ocupando otra cueva; luego
buscó por todos lados a Metis y la Titánide, quien vivía junto a la corriente
del Océano. Por consejo de ella visitó a su madre Rea y le pidió que le
nombrara copero de Crono. Rea le ayudó de buena gana en su venganza; le
proporcionó la pócima emética que Metis le había encargado mezclar con la
bebida dulce de Crono. Cuando Crono hubo bebido en abundancia vomitó
primeramente la piedra y luego a los hermanos y hermanas mayores de Zeus.
Salieron ilesos y, en agradecimiento, le pidieron que los encabezara en una
guerra contra los Titanes, quienes eligieron al gigante Atlante como jefe, pues
Crono había pasado ya de la flor de la vida.
e. La
guerra duró diez años, pero al final la Madre Tierra profetizó la victoria para
su nieto Zeus si éste tomaba como aliados a aquellos a quienes Crono había
confinado en el Tártaro; en consecuencia, se acercó secretamente a Campe, la
vieja carcelera del Tártaro, la mató, le quitó las llaves y después de poner en
libertad a los Cíclopes y a los gigantes de las cien manos, los fortaleció con
comida y bebida divinas. En consecuencia los Cíclopes le dieron a Zeus el rayo
como arma ofensiva, a Hades un yelmo que la hacía invisible, y a Posidón un
tridente. Después de celebrar los tres hermanos un consejo de guerra. Hades se
presentó invisible ante Crono para robarle sus armas; y mientras Posidón le
amenazaba con el tridente, desviando de este modo su atención, Zeus lo derribó
con el rayo. Los tres gigantes de las cien manos alzaron rocas y las arrojaron
contra los demás Titanes y un grito súbito de la Cabra-Pan los puso en fuga.
Los dioses los persiguieron. Crono y todos los Titanes vencidos, excepto
Atlante, fueron desterrados a una isla británica del lejano oeste (o, según
algunos, confinados en el Tártaro), bajo la guardia de los gigantes de las cien
manos. No volvieron a perturbar la Hélade. A Atlante pese a ser su jefe de
guerra, se le impuso un castigo ejemplar, ordenándole sostener el firmamento
sobre sus espaldas; pero se perdonó a las Titánides, en atención a Metis y Rea.
f. Zeus
mismo instaló en Belfos la piedra que había vomitado Crono. Está todavía allí,
se la unta constantemente con aceite y se ofrecen sobre ella hebras de lana
destejida.
g.
Algunos dicen que Posidón no fue devorado ni vomitado, sino que Rea dio a Crono
en lugar de él un potro, y lo ocultó entre las
manadas de caballos. Y los cretenses, que son
mentirosos, refieren que Zeus nace cada año en la misma cueva con un fuego
centelleante y un chorro de sangre, y que cada año muere y lo entierran.
1. Rea,
igualada con Crono como Titánide del séptimo día, puede ser igualada con Dione,
o Diana, la triple diosa del culto de la paloma y el roble. La podadera que
llevaba Saturno, el equivalente latino de Crono, tenía la forma de pico de
cuervo y al parecer se utilizaba en el séptimo mes del año sagrado de trece
meses para castrar el roble (podándole el muérdago), del mismo modo en que se
utilizaba una hoz ritual para segar la primera espiga de trigo. Esto daba la
señal para el sagrado sacrificio de Zeus-rey; y en Atenas, Crono, que compartía
un templo con Rea, era adorado como el dios de la Cebada, Sábado, anualmente
cercenado en el sembrado y llorado como Osiris o Litierses o Mañeros. Pero en
la época a que se refieren estos mitos se permitía ya a los reyes prolongar sus
reinados hasta un Año Grande de cien lunaciones y ofrecer víctimas anuales de
niños en su lugar; de aquí que se describa a Crono como devorando a sus propios
hijos para evitar el destronamiento. Porfirio nos cuenta que los Curetes
cretenses solían ofrecer sacrificios de niños a Crono en la antigüedad.
2. En
Creta se sustituyó pronto a la víctima humana por un cabrito; en Tracia, por un
ternero; entre los adoradores eolios de Posidón, por un potro; pero en los
distritos atrasados de Arcadia todavía se comía sacrificialmente a niños,
incluso en la era cristiana. No está claro si el ritual eleo era antropófago, o
si, por ser Crono un Cuervo-Titán, se alimentaba a los cuervos sagrados con la
víctima sacrificada.
3. El
nombre de Amaltea. «tierna», demuestra que fue una diosa doncella; lo era una
diosa-ninfa orgiástica; Adrastea significa «la Inevitable», la Vieja oracular
del otoño. Juntas formaban la habitual tríada de la Luna. Los griegos
posteriores identificaron a Adrastea con la diosa pastoral Némesis, del fresno
que produce la lluvia, la que se había convertido en una diosa de la venganza.
lo era representada en Argos como una vaca blanca en celo —algunas monedas
cretenses de Praesus muestran a Zeus amamantado por ella—, pero Amaltea, que
vivía en la «Colina de la Cabra», fue siempre una cabra; y Meliseo («hombre de
miel»), el padre de Adrastea e Io, es en realidad su madre Melisa, la diosa
como abeja-reina, quien mataba anualmente a su consorte varón. Tanto Diodoro
Sículo como Calímaco hacen que las abejas alimenten al niño Zeus. Pero a su
madre adoptiva se la describe también a veces como una cerda, porque ése era
uno de los emblemas de las diosas viejas. En las monedas cidonias es una perra,
como la que amamantó a Neleo. Las osas son los animales de Ártemis—los Curetes
asistían a sus holocaustos— y Zeus como serpiente es Zeus Ctesio, protector de
los almacenes, porque las serpientes acaban con los ratones.
4. Los
Curetes eran los compañeros armados del rey sagrado, y el chocar de sus armas
tenía por finalidad ahuyentar a los demonios durante las ceremonias rituales.
Su nombre, que los griegos posteriores interpretaban como «jóvenes que se han
afeitado el cabello», probablemente significaba «devotos de Ker o Car», título
muy difundido de la triple diosa. Heracles obtuvo su cornucopia del toro
Aqueloo, y el enorme tamaño de los cuernos de las cabras monteses de Creta ha
hecho que los mitógrafos que no conocen Creta hayan dado a Amaltea un cuerno de
vaca anómalo.
5. Los
helenos invasores parecen haber ofrecido su amistad a la población pre-helénica
que profesaba el culto de los Titanes, pero poco a poco separaron de ellos a
sus súbditos aliados e invadieron el Peloponeso. La victoria de Zeus en alianza
con los gigantes de cien manos sobre los Titanes de Tesalia, según Thallus,
historiador del siglo primero, citado por Taciano en su Alocución a los
griegos, tuvo lugar «322 años antes del sitio de Troya», es decir, en 1505 a.
de C., fecha admisible para una extensión del poderío heleno en Tesalia. La
concesión de la soberanía a Zeus recuerda un acontecimiento análogo de la
epopeya de la creación babilonia, cuando Marduk recibió poderes para luchar
contra Tiamat de sus hermanos mayores Lahmu y Lahamu.
6. La
hermandad de Hades. Posidón y Zeus recuerda la de la trinidad masculina védica
—Mitra, Varuna e Indra—que aparece en un tratado hitita que ha sido fechado
alrededor de 1380 a. de C.; pero en este mito parecen representar tres
invasiones helenas sucesivas llamadas comúnmente jonia, eolia y aquea. Los
adoradores pre-helenos de la diosa Madre asimilaron a los jonios, que se
convirtieron en hijos de Io; domeñaron a los eolios, pero fueron arrollados por
los aqueos. Los caudillos helenos primitivos, quienes se convirtieron en reyes
sagrados de los cultos del roble y del fresno, adoptaron los títulos de «Zeus»
y «Posidón» y se les obligaba a morir al final de su reinado establecido. Esos
dos árboles tienden a atraer el rayo y, por lo tanto, figuran en las ceremonias
populares para conseguir la lluvia y el fuego en toda Europa.
7. La
victoria de los aqueos puso fin a la tradición de los sacrificios reales.
Clasificaron a Zeus y Posidón entre los inmortales, y representaban a ambos
armados con el rayo: un hacha doble de pedernal que en otro tiempo había
manejado Rea y que en las religiones minoica y micénica no podía ser utilizada
por los varones. Más tarde el rayo de Posidón se convirtió en un arpón de pesca
de tres púas, pues sus principales devotos se habían hecho marinos; en tanto
que Zeus conservó el suyo como símbolo de la soberanía suprema. El nombre de
Posidón, que a veces se escribíaPotidan, puede haber sido tomado del de su diosa
madre, del cual recibió el suyo la ciudad de Potidea, «la diosa del agua del
Ida»; Ida significaba toda montaña boscosa. Que los gigantes de las cien manos
guardaran a los Titanes en el lejano oeste puede significar que los pelasgos,
entre cuyos restos se hallaban los centauros de Magnesia —centauro es quizás
análogo al latino centuria, «grupo guerrero de cien hombres»— no abandonaron su
culto de los Titanes y siguieron creyendo en un Paraíso situado en el Lejano
Oeste y en que Atlante sostenía el firmamento.
8. El
nombre de Rea es probablemente una variante de Era, «tierra»; su ave principal
era la paloma y su animal más importante el león de montaña. El nombre de
Deméter significa «diosa de la Cebada»; Hestia es la diosa del hogar doméstico.
La piedra de Delfos, utilizada en las ceremonias para provocar la lluvia,
parece haber sido un meteorito de gran tamaño.
9.
Dicte y el monte Liqueo eran antiguas sedes del culto de Zeus. Un sacrificio de
fuego se ofrecía probablemente en el monte; Liqueo, donde ninguna criatura
proyectaba su sombra; es decir, al mediodía en el solsticio de verano; pero
Pausanias añade que si bien en Etiopía cuando el sol está en Cáncer los hombres
no proyectan sombras, éste es invariablemente el caso en el monte Liqueo. Quizás
se trate de un juego de palabras: a nadie que violaba aquel recinto se le
permitía seguir viviendo, y era bien sabido que los muertos no arrojan sombras.
La caverna de Psicro, considerada habitualmente como la Caverna Dictea, está
mal ubicada para que sea la verdadera, que todavía no ha sido descubierta.
Onfalión («ombliguito») sugiere la ubicación de un oráculo.
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Atenea |
EL NACIMIENTO DE ATENEA
a.
Según los pelasgos, la diosa Atenea nació junto al lago Tritonis en Libia,
donde la encontraron y criaron las tres ninfas de Libia, quienes vestían pieles
de cabra. Cuando era niña mató a su compañera de juegos, Palas, por accidente,
mientras libraban un combate amistoso con lanza y escudo, y en señal de pesar
puso el nombre de Palas delante del suyo. Fue a Grecia pasando por Creta y
vivió al principio en la ciudad de Atenas, junto al río Tritón de la Beocia.
1.
Platón identificó a Atenea, patrona de Atenas, con la diosa libia Neith, que
pertenecía a una época en la que no se reconocía la paternidad. Neith tenía un
templo en Sais, donde trataron bien a Solón por el simple hecho de ser
ateniense. Las sacerdotisas vírgenes de Neith libraban anualmente un combate
armado, al parecer por el cargo de Suma Sacerdotisa. El relato de Apolodoro de
la lucha entre Atenea y Palas es una versión patriarcal posterior; dice que
Atenea, nacida de Zeus y criada por el dios río Tritón, mató accidentalmente a
su hermana adoptiva Palas, hija del dios río Tritón, porque Zeus interpuso su
égida cuando Palas estaba a punto de golpear a Atenea y así distrajo su
atención. Sin embargo, la égida, un zurrón mágico de piel de cabra que contenía
una serpiente y estaba protegido por una máscara de Gorgona, pertenecía a
Atenea mucho antes de que Zeus pretendiera ser su padre. Los delantales de piel
de cabra eran la vestimenta habitual de las muchachas libias, y Palas significa
meramente «doncella» o «joven», Herodoto dice: «La vestimenta de Atenea y la
égida fueron tomadas por los griegos de las mujeres libias, que van vestidas
exactamente del mismo modo, excepto que sus vestidos de cuero están orlados con
correas y no con serpientes». Las muchachas etíopes todavía llevan esta
vestimenta, que a veces adornan con cipreas, un símbolo jónico. Herodoto añade
aquí que los fuertes gritos de triunfo,ololu, ololu, lanzados en honor de
Atenea, eran de origen libio.Tritone significa «la tercera reina», es
decir, el miembro mayor de la tríada —madre de la doncella que combatió con
Palas y de la ninfa en la que se convirtió—, así como Coré-Perséfone era hija
de Deméter.
2. Los
hallazgos de cerámica sugieren una inmigración libia en Creta ya en el año 4000
a. de C., y gran número de refugiados libios adoradores de la diosa
provenientes del Delta occidental parecen haber llegado allí cuando el Alto y
el Bajo Egipto se unieron forzosamente bajo la primera dinastía alrededor del
año 3000 a. de C. Poco tiempo después comenzó la Primera Era Minoica y la cultura
cretense se extendió hasta la Tracia y la Grecia helénica primitiva.
3.
Entre otros personajes mitológicos que se llamaban Palas se hallaba el Titán
que se casó con el río Estigia y engendró en ella a Zelus («fervor»), Grato
(«vigor»), Bia («fuerza») y Nike («victoria») ;y era quizás una alegoría del delfín pelopiano
consagrado a la diosa Luna. Homero llama a otros Palas «el padre de la luna».
Un tercero engendró a los cincuenta palántidas, enemigos de Teseo, que parecen
haber sido originalmente sacerdotisas combatientes de Atenea. Un cuarto era
descrito como padre de Atenea.
ZEUS Y METIS
a.
Algunos helenos dicen que Atenea tenía un padre llamado Palas, un gigante
cabrío alado, que más tarde trató de ultrajarla y cuyo nombre agregó al suyo
después de despojarlo de la piel, con la que hizo la égida, y de las alas, que
se puso en sus propios hombros Medusa, a la que desolló después de que
Perseo le decapitase.
b.
Otros dicen que su padre era un tal Itono, un rey de Itón en Ftiótide, cuya
hija Yodama fue muerta por Atenea al dejarla ver accidentalmente la cabeza
de la Gorgona, convirtiéndola así en un bloque de piedra, cuando penetró sin
derecho en el recinto de noche.
c.
Otros aun dicen que su padre era Posidón, pero que ella lo repudió y pidió a
Zeus que la adoptara, cosa que él hizo de buena gana.

d. Pero
los propios sacerdotes de Atenea relatan la siguiente fábula acerca de su
nacimiento. Zeus codiciaba a la Titánide Metis, quien adoptó muchas formas para
eludirlo, hasta que por fin la atrapó y la dejó encinta. Un oráculo de la Madre
Tierra declaró entonces que daría a luz a una niña y que, si Metis volvía a
concebir, pariría un varón que estaba destinado a destronar a Zeus, como Zeus
había destronado a Crono y Crono había destronado a Urano. En consecuencia,
habiendo instado a Metis con palabras melosas, a que se acostara sobre un
lecho, Zeus abrió de pronto la boca y se la tragó; éste fue el fin de Metis,
aunque él pretendía luego que ella le aconsejaba desde dentro de su vientre.
Cuando transcurrió el tiempo debido Zeus sintió un furioso dolor de cabeza al
dirigirse a las orillas del lago Tritón, hasta el extremo de que parecía que le
iba a estallar el cráneo, y lanzaba tales gritos de ira que todo el firmamento
resonaba con su eco. Corrió a su encuentro Hermes, quien inmediatamente adivinó
la causa del. Malestar de Zeus. Convenció a Hefesto, o, según dicen algunos, a
Prometeo, para que tomase su cuña y su martinete y abriese una brecha en el
cráneo de Zeus; de ella salió Atenea, plenamente armada y dando un potente
grito.
1. J.
E. Harrison describió con gran acierto la fábula del nacimiento de Atenea de la
cabeza de Zeus como «un recurso teológico desesperado para despojarla de sus
condiciones matriarcales». Es también una insistencia dogmática en la sabiduría
como prerrogativa masculina; hasta entonces solamente la diosa había sido
sabia. En efecto, Hesíodo se las arregló para conciliar tres opiniones
contradictorias:
1.
Atenea, la diosa de la ciudad de Atenas, era hija partenogénita de la inmortal
Metis, Titánide del cuarto día y del planeta Mercurio, quien gobernaba toda la
sabiduría y los conocimientos.
2. Zeus
devoró a Metis, pero con eso no perdió la sabiduría (es decir, que los aqueos
suprimieron el culto de los Titanes y atribuyeron toda la sabiduría a su dios
Zeus).
3.
Atenea era hija de Zeus (es decir, que los aqueos insistían en que los
atenienses debían reconocer, el señorío supremo patriarcal de Zeus).
Había
tomado el mecanismo de su mito de ejemplos análogos: Zeus persiguiendo a
Némesis; Cronos devorando a sus hijos e hijas; Dioniso renaciendo del muslo de
Zeus; y la apertura de la cabeza de la Madre Tierra por dos hombres con hachas,
al parecer para dar salida a Core, como se ve, por ejemplo, en una zafra con
figuras negras de la Biblioteca Nacional de París. Posteriormente, Atenea es la
portavoz obediente de Zeus y suprime deliberadamente sus antecedentes. Emplea
sacerdotes y no sacerdotisas.
2.
Palas, con el significado de «doncella», es un nombre inapropiado para el
gigante alado cuyo atentado contra la castidad de Atenea se deduce
probablemente de una representación gráfica de su casamiento ritual, como Atenea
Lafria, con un rey cabra tras una lucha armada con su rival. Esta costumbre libia
del casamiento con cabras se extendió al norte de Europa, formando parte de las
fiestas de la Víspera de Mayo. Los akan, un pueblo libio, desollaban en un
tiempo a sus reyes.
3. El
repudio por Atenea de la paternidad de Posidón se relaciona con un cambio
temprano en el señorío de la ciudad de Atenas.
4. El mito de Itono («hombre-sauce») representa la pretensión de los itomanos de que adoraban a Atenea incluso antes de que lo hicieran los atenienses; y su nombre demuestra que ella tenía un culto del sauce en Ftiótide, como el de su equivalente, la diosa Anatha en Jerusalén, hasta que los sacerdotes de Jehová la expulsaron y recabaron el sauce hacedor de la lluvia como su árbol en la Fiesta de los Tabernáculos.
5. Habría significado la muerte para un hombre quitar una égida —la túnica de castidad de piel de cabra que llevaban las muchachas libias— sin el consentimiento de su propietaria; de aquí la máscara de gorgona profiláctica puesta sobre ella, y la serpiente oculta en el zurrón o saco de cuero. Pero como a la égida de Atenea se la describe como un escudo, yo sugiero en La diosa blanca que se trataba de una bolsa para cubrir un disco sagrado, como el que contenía el secreto alfabético de Palamedes y cuya invención se le atribuye. El profesor Richter sostiene que las figurillas chipriotas, que sostienen discos del mismo tamaño proporcionado que el famoso de Festo, el cual lleva en forma de espiral una leyenda sagrada, eran anteriores a Atenea y su égida. Los escudos de los héroes tan minuciosamente descritos por Homero y Hesíodo parecen haber llevado pictografías grabadas en una faja en forma de espiral.
6. Yodama que significa probablemente «novilla de Io», puede haber sido una antigua imagen de piedra de la diosa Luna y la fábula de su petrificación es una advertencia a las muchachas curiosas contra la violación de los Misterios.
7. Sería un error considerar a Atenea como única o predominantemente la diosa de Atenas. Varias acrópolis antiguas estaban consagradas a ella, incluyendo las de Argos, Esparta, Troya, Esmirna, Epidauro, Trecén y Feneo. Todos éstos son lugares pre-helenos.
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