jueves, 27 de julio de 2017

Jorge Riechmann

Jorge Riechmann nació en Madrid en 1962. Ha vivido en Berlín y Barcelona, además de en su ciudad natal. Se gana la vida como profesor de filosofía moral (en la Universidad Autónoma de Madrid) y escribe poemas y ensayos, además de practicar la traducción literaria (alemán y francés; ha traducido extensamente a Heiner Müller y René Char, entre otros autores). Dos extensos tramos de su poesía están reunidos en Futuralgia (poesía 1979 a 2000, Calambur 2011) y Entreser (poesía 1993 a 2007, Monte Ávila 2013). Otros poemarios recientes son El común de los mortales (Tusquets, 2011), Poemas lisiados (La Oveja Roja, 2011), Historias del señor W. (Eds. de la Baragaña 2014) e Himnos craquelados (Calambur, 2015). Es autor de varias decenas de ensayos sobre cuestiones de ecología política y pensamiento ecológico. Ocho de ellos, quizá los más relevantes, se ordenan en una “pentalogía de la autocontención” (Un mundo vulnerable, Biomímesis, Gente que no quiere viajar a Marte, La habitación de Pascal y Todos los animales somos hermanos, todos ellos en Libros de la Catarata) y una “trilogía de la autoconstrucción” (El socialismo puede llegar sólo en bicicleta, Autoconstrucción y ¿Vivir como buenos huérfanos?, también en Libros de la Catarata). Milita en Ecologistas en Acción y en Anticapitalistas. Dirigió el Observatorio de la Sostenibilidad en España en su fase de constitución (2004-2005). Desde 2013 coordina el Grupo de Investigación Transdisciplinar sobre Transiciones Socioecológicas (GinTRANS2). 
Su blog: http://tratarde.org/
Su cuenta en Twitter: @JorgeRiechmann
Tomado de:
https://www.uam.es/ss/Satellite/FilosofiayLetras/es/1242658519488/1242658485304/persona/detallePDI/Riechmann,_Jorge.htm



MORADA
 

En alguna parte un pájaro escrito hace explosión 
pues sus plumas estaban ordenadas 
como las últimas páginas de un libro.

Hay un imperceptible equilibrio de instantes 

Si se moviese algo 
el vacío se vertería en el vacío 

De una habitación a otra 

la luz puede seguirme voy andando despacio 
Ante cada puerta 
escucho largo rato sin atreverme a abrir: 
un pianista manco impone silencio 
en el sueño de un niño/ sus manos en la tapa 
ardiendo con la llama cortante del otoño
 

un ramo azul de rosas de jardines polares 
una carta cerrada que contiene 
el momento en que se abrirá 
una ausencia disfrazada de ausencia/ un frío tenue 
un apenas error/ una secreta sorpresa 
que no alcanzo a distinguir 
Dentro del azucarero he encontrado
en un charco áspero de lágrimas 
quien vive aquí
 


 

LA ESTACIÓN ACABADA 

Solo después de cien anos ha comenzado 
a hablar/ sentiría dolor
necesitó tan largo silencio para hacerse perfecta
mente inútil/ aguzar su pureza 
cortar en el cielo glauco un ajedrez de hojas
 

Ahora ha comenzado 
a hablar sentiría dolor de hacer daño 
si pudiese sentir/ su voz que es un cristal roto 
ha aprendido negando el juego del rigor 
disfrazado de escombros cada noche 
salta al pozo cruento de sus ojos 
vacíos/ ignora 
todos los miedos/ dice 
todo cuanto los demás callan/ su locura  
ha hecho tan transparente que no tolera la vida 

El viento se afila en las márgenes del río 
él va diciendo en su tristeza caníbal 
palabras anteriores a la primera palabra 




SUEÑO ROJO DEL NUEVE DE FEBRERO

La madre de mi amigo 
ha tenido un hijo diminuto que ha muerto 
En mi cama ella sueña su inquietud 

Hay pasos que nunca acaban de acercarse
Hay voces que trenzan con el miedo un hechizo
Un fantasma rojo y gris que es su padre se inclina 
y ella grita o se calla 

Hay un largo pasillo que conduce a mi cuarto
Hay la convicción de no reconocer a nadie al despertar
Una sombra roja y gris que es su hijo muerto inclina 
su viejísima cabeza de recién nacido en la sangre 

y en las manos de borrar de ella se convierte 
en un búho de carnecita rosada que pertenece a mi hermana 
y cae al suelo



IMAGEN DE MI MUERTE

Relámpagos sombríos 
de una manera distinta de mirar
Está muerto morado 

Diminuto colma los rincones 
que todos desearían ver
La ceguera se encrespa



VISTO Y NO VISTO

Con huir con muchísimo frío y los ojos cerrados 
y cabeza  abajo y sin un sólo sonido
se desprendió de la madrugada 
No hubo rocío después de aquel descenso 

Cayó  como los ángeles migratorios que las hélices siegan 
como caen los pájaros infantiles de papel apretado
como caen esas delgadas nieves de resurrección
que equivocan a muertos y a paisajes 

 Se perdió de vista 
Alguien que despeinaba susurros dijo no se salva
Nadie se salva




RAZONES PARA HUIR

A veces escribo buscando una palabra
que me justifique/ verso a verso persigo 
la única quimera de mi desfalleciente vida 

Alanceo un instante de risa en el vacío
Paredes se derrumban 
a mi alrededor/ escapo por un pelo
Sigo corriendo con la nieve a mis talones 
como un perro furioso como un blanco sarcasmo 

(Sé que el hallazgo anula 
la vana agitación del héroe y su búsqueda
Busco mi muerte y huyo de ella esta tarde



LOS VIAJES DEL CAPITÁN COOK

El capitán Cook es un honrado marino 
Conoce nombres de peces y nombres de vientos 
e incluso ha bautizado a sus hijos de modo que 
cada uno le evoca un continente distinto 
El capitán Cook es un honrado marino 

En su dulzura británica su esposa ha concebido 
el quinto varoncito/ El mundo ya es pequeño 
para la vasta progenie del capitán Cook 
El capitán Cook que es un honrado marino 
se hace a la mar para buscar un nombre 
 
Alrededor del mundo y hacia el polo sur 
el capitán Cook va sembrando archipiélagos 
demasiado pequeños para dar nombre a alguien 
demasiado abundantes para la honradez perpleja 
del capitán Cook 

mas al cabo de tres viajes 
su hijo menor Oceanía es tan honrado como él.


SÚPLICA DEL VAMPIRO

 Trueca extranjero tu cuerpo con el mío 

durante un día y una noche 

para poder olvidar 
todos los cadáveres que animo 
todas las agonías que mi pulso conserva
infalibles las muecas las carreras feroces
las caídas que hacen desaparecer los planetas 

mis blancos ojos tersos de muerto 
mis dulces manos tiesas de muerto 
y la perenne promesa de mi muerte redonda 
y extraña  y confortable 

Largo tiempo he esperado largo 
Concédeme tu cuerpo te ruego 
durante un día y una noche 


2
Vampiro acaso tú/ que pones lazos que imploras 
la vida brutal que sorben las estrellas 
en bosques verticales 
riendo como un trompo negro
un hechicero antepretérito que baila
al rito del invierno/ el odio del verano 

tu víctima voraz del espejo desierto



POEMAS SENTIMENTALES
ANÓNIMO

Adivina la soledad de la bestia cuando la bella está al teléfono
y desaparece de súbito dejando tras de sí
un aroma equivocado y una foto 
Que selva de jinetes
Adivina que cantidad de éxtasis llenan el hueco inervado de un día 
y vestida de abejas negras dime luego la cifra lentamente
Qué estupor qué brocal de desnudez
adivíname saltando por encima de tu tejado
con los potentes muslos de un diablo que hubiera extraviado su suciedad
y disponiendo sin límite de un arsenal de labios dijera
qué fuente blanca de sed qué ala sin pájaro 
Adivíname sepiente con un mapa de enigmas en la piel 
tesoros a hachazos felicidad sin recámara 
las seis extravagancias de un dado con amnesia 
una divinidad de hélices imprevistas pulsada en tu cintura
Adivina cuál es la herida más grande
en el cuerpo más pequeño
qué artífice ha tejido en tu cadera encaje
qué murciélago mira cuando nace un poeta
Adivina si puedes qué caudal o peligro aguarda a que despiertes
e ilumine mi sueño el tuyo libre al fin
qué palabra salobre nos ofrece la aurora 
qué lucidez de amor inexcusable 
en un país vacío
Adivina cuál es el primer verso que no quiero decirte
qué escondo en la mano cuando te la entrego abierta 
en qué música espero ser perdido o salvado 
Adivina las lágrimas del dios cuando despierta de su mito 
y ofuscado ve en muerta corza una doncella con flecha 
y le arranca la herida con su pulgar redondo 
Adivina cuántas pausas perdidas en el cielo 
qué loca cacería verde al filo de la hoguera 
Adivina qué disfraz detrás de la baraja 
y cuando hayas conectado un número y un nombre o te estalle la boca de manzanas 
adivina quién quién ha escrito este poema



EL LADRÓN INTERIOR

Una luna desnuda se abreva en tu garganta 
resbala en tu silencio/ rueda de un pecho a otro 
desciende hasta la esponja caliente del pubis 
Has olvidado cerrar tu ventana vinosa 
y ya la redonda medianoche roja es una veta 
más de la mina de tu cuerpo metálico 
Has olvidado romper tus claros párpados 
y vestida de sueño delgada como un hilo 
tu carne aérea abre una herida de sombra y polen 
Un funámbulo que enreda una madeja de sangre 
de un horizonte a otro 
me ha guiñado un ojo o una ventana abierta 
y aunque no sé qué voy buscando en esta 
noche huracán/ noche buhardilla incierta como un último latido 
sé que voy a encontrarte





EXTRAVIADA TAN CERCA DE SI MISMA

Escucha escucho 
hay un sonido prendido en cada rama del árbol 
que te despierta al caer 

como una hoja
escucho tu sueño inquieto/ tu agua fría, sorpresa 
de ondas breves/ escucho la tímida 
ardilla sexual/ (de mi libro he perdido 
la página con el beso de la bella durmiente) 

confidencialmente la noche 
ha atravesado un secreto una sola palabra un labio 
con una aguja/ por eso escucho escucho escucho
tu cuerpo/ sería tan fácil hablarte si saliese la luna

ser emotivo o perderme en los meandros
liquidos de tu vientre 
en cuarto menguante/ gesto a gesto 
vestirte la piel de trampas y caminos/ mientras duermes

pero esta noche solamente escucho 
tu estupor inminente/ como una niña nublada 
te has quedado dormida en las hojas de un libro 
respirando apenas de miedo a despertar porque

tu bolsillo de otoño está lleno de hojas secas 
que han sido el oro prometido por el duende 
y esa promesa yo 
oído la he oído la he oído



LA TAREA DE MORIR

A tientas busco la raíz avarienta 
de esta destrucción, del hiriente 
polvo empenachado que mis pasos levantan; 
esta distancia pegajosa, 
quebrada en ángulos ciegos; 
este tiempo extasiado de corrupción 
donde aquietan las cosas su espesura extranjera. 
A tientas corto estas flores de ceniza, 
chupo la sal de los muros, guío al humo 
extraviado en este laberinto sin signos. 
No hay testigos que puedan 
entristecer este paseo previo. No sé qué 
ando buscando en esta hora imposible, 
este estar donde estoy, anochecido. 
Soledad de estar solo en la casa vacía 
de mi cuerpo, con esta minuciosa 
tarea de morir


ENSOÑACION EN EL FERROCARRIL TRONDHEIM-OSLO

Peces de sombra atraviesan el estanque de opio 
la noche es la melodía de una flecha 
que se persigue a sí misma 
y en el blanco de esa flecha una herida respira 
(pues que la música es una de las artes 
de la respiración) 
 para morir

El cuerpo enamorado del agua cae como lluvia 
sobre el cuerpo

quiere ser luna quiere ser una pregunta de plata 
ser azul quiere ser
una navaja que se afila y afila 
para morir

Vienen los animales pretéritos del sueño 
ladrando con los morros empapados
de amor y agujas. Danza, porque 
si me tomas la mano 
me despertaré



OUT OF REACH
2

La más profunda noche 
Entonces me buscaste 

para asestarme un puñetazo helado 
para ofrecerme lucidez y miseria 
para engañarme con la verdad 
 para cumplir metamorfosis mortales 
para explorar las trampas del deseo 
para enseñarme el desprecio 
para romper lo irremplazable 
para engendrar vacío en el vacío 
para amarme quizá y que yo te amase 

Con estas palabras hago duda de ti 
borro el perfil exacto de tu rostro 
insoportablemente vivo hoy 

doloroso ángel 
inalcanzable en mí bajo mi cuerpo.



3
Hubieras muerto en Marruecos 
nunca en Grecia 
 hubieras muerto en Schiele 
nunca en Rembrandt 
hubieras muerto en Celan 
y nunca en Milderlin 
en el yogur nunca en la miel 
donde mueres y mueres duraderamente 


4
Te regalé mis manos que enhebraste con lezna en un collar 
y está  bien

En tu piel nevada bebí el vertiginoso rocío de la fiebre 
y está bien

Morías cada noche como yo en tus menudas pupilas arrasadas 
y bien está

Amaste a una serpiente a un gran pez a una pantera y tuve miedo 
y creo
que todo estaba bien 

Me arrojarás incluso del olvido yo haré igual
el solidario aunque ingenuo ángel del Edén .
se dará muerte con su espada llameante y estará 
bien o mal bien o mal bien y mal


CÁNTICO DE LA EROSIÓN 

La intimidad del viento es inmisericorde.
Descarna una casa como desnuda un cuerpo. 



Beso a beso la vida 
desnudará mi calavera. 

Lo hará con la transparencia de tus manos, 
testimonio feraz de un dios ingenuo; 
con los rebeldes sarmientos de tu vientre. 
Lo hará con la pala excavadora de los sueños, 
con insectos aciagos, con el viento sumido, 
con la estricta destrucción que veneran los hombres.  

Ley de la luz humana. 
Boca sin reconciliación que soplo a soplo 
prende fuego a mis días.


 


POSICIONES
 

Me recojo en la intimidad de una fragua. En voz baja transcribo las derrotas del fuelle, el estupor del martillo, la vacilación del fuego. Vivo la hora en que toda afirmación no puede ser sino desesperada; toda solidaridad, sino elegíaca.

La poesía, rejuveneciendo mientras a contracorriente avanza por el río atroz del tiempo, toca ya el manantial de su desnacimiento.

Nace del amor y del terror con que pueblos ágrafos cautivaban a la palabra viva. Muere en el desdén por la palabra de pueblos de nuevo ágrafos, trivialmente tiranizados a través de sus ojos intestinales. Subsiste como aliento.

Postula la perfección de un cristal de nieve en el interior del corazón humano. Transmite la memoria de lo no sido.

Se reconoce en la luz encrespada, magnífica, violenta, del chaparrón estival mientras sigue luciendo el sol. Aguamiel imprevisto que autentifica el pus de las heridas.
 

La herida, el aliento, la erosión. Imposible ya recogerse en el jardín, pero todavía cabe hacerlo en el risco, en el torrente, en el despeñadero.

Erosión. Parentesco de los fenómenos que destruyen la fertilidad de las tierras, la vitalidad social y mi propia identidad de persona libre.

Condenados a la abrasión y al despojamiento, no hagamos al menos de la necesidad virtud. Que los ojos abiertos duras lunas erectas de piedad y herrumbre vayan lentamente llenándose de arena.

Aunque apenas osemos ya pronunciar la palabra realidad.



BORRADOR DE UNA CARTA A ROSA LUXEMBURG

«Y no querría ver borrarse nada de lo que forma mi vida, ni apetezco de ella nada más que lo que ha sido y es.» 

No hay, no habrá hermosura en la derrota. 

El hombre es enconado labrador de su pecho. 
El hombre es un futuro 
imperfecto incluso cuando ansía 
ovillarse en pretérito anterior 
y cómo ronronea el muy cuitado—.
 

Pero también tú hablas desde el brocal de la sangre. 
De la sangre que canta y de la sangre vertida. 
No hay, no habrá hermosura en la derrota.
 

Por eso 
he guardado en el libro unas hojas de salvia. 
Al escarabajo de espaldas caído, 
triste de mí, 
lo devoraban vivo las hormigas.
 

«Salga usted al aire libre cuanto pueda y herborice mucho.»
 

Rosa, rosa, 
ruiseñor, 
petirroja. 



POEMA DEL DESCONSUELO
 

Llamo corazón a lo que se emparenta con la llama. Y en consecuencia, inevitablemente, con la ceniza.

Estoy de pié como tallo al que hubieran raspado todas las hojas y todas las yemas.


La soledad de esas comidas sentado a solas ante una mesa blanca, chirriantes ritos de comunión estrangulada, esas comidas agrias que no pueden compartirse...
 

Inmenso grito de angustia, semejante a un viento helado, que se cuelan por todos los resquicios de la creación. 

¿Pues qué clave enrevesada enlaza las geometrías interiores y exteriores del hombre? ¿0 no hay clave ninguna, sino sólo caos y ruina y torpe desolación sin espinazo?) 

Donde acaba el extravío comienza la desolación. Y quién narrará la desolación de las cimas. 

Consuelo. Dos dulces manos cortadas no pueden traer consuelo. No pueden traer alivio. ¿De qué nos serviría?. Íntegra tierra mansa, unánime bestia moribunda.
¿Qué pueden traer dos manos en vela
al corazón insumiso de la noche?

Remoto núcleo de calor 
rodeado por una costra impenetrable de cenizas: 

hay una almendra en el centro de la tierra. 





Cuando los vivos
no puedan seguir luchando,
lucharán los muertos.
HEINER MÜLLER.
LA MUERTE QUE AMASAMOS
 

Detestables ilustres perfumistas 
atareados en ennoblecer nuestros cadáveres 
con aroma a tragedia, sudor de semidiós
y sublimes valores para especulación en bolsa 
o la contemplación moral.

Por el contrario, esta muerte que amasamos 

no será transfiguración ni sacrificio, 
sino un borracho de mal vino a quien su propio carro aplasta. 



JUSTIFICACIÓN DE LA POESÍA
 

La poesía es injustificable. 
La tensión de las sílabas no es ni con mucho tan alta 
como la de las zumbantes torres eléctricas hincadas en el lomo de la tierra. 
La energía represada en los versos resulta ridícula 
en comparación con la embalsada por la presa. 
La canción y el cirujano prestan ayuda a la vida 
¿quién preferiría la de la canción? 
La poesía tiene manos de nieve, 
tiene manos de cebolla, tiene manos de arena. 
Su respuesta al último para qué 
es un silencio 
ensimismado de angustia y de esperanza. 

La respuesta del ser humano 

al último para qué 
es también un silencio 
ensimismado de angustia y de esperanza. 
El ser humano es injustificable.


Boca besada no pierde ventura. 
(REFRÁN) 


POEMA DEL ENCUENTRO 
De ti me fío, redondo/ seguro azar 
PEDRO SALINAS 

Te encontraré 
postrada tras una revuelta del otoño 
estandartes de sol helado, 
barricadas de hojas secas—
 o no te encontraré.

Te encontraré 

desnuda frente al mar en el rellano
de una escalera oscura 
y no me atreveré a rozar tu cuerpo—
o no te encontraré. 
Te encontraré 
sucia de soledad o de heroísmo, 
acribillada de pájaros sin vuelo, 
inmensa e íntima cual cielo sin heridas. 
Te encontraré.



BESARÉ LAS HERIDAS 

¿Con estas palabras 

mancilladas 
sangrientas  
a lo largo de siglos 
envilecidas 
tuertas 
escribir un poema? 

¿Con tales hombres 

cercenados 
humilladores 
carniceros 
inaccesibles a si mismos 
fundar una ciudad? 

Así será mi poema 

así mi ciudad
y besaré las heridas 

y no maquillaré las cicatrices.




 

«PORQUE ERES LINDA 
DESDE EL PIE HASTA EL ALMA» 
 (MARIO BENEDETTI)

La cajera del supermercado cuyo rostro ha magullado
algún envío bestial pero no hay error en las cuentas 
La estudiante vietnamita en el autobús 
con la cara mojada de lágrimas o de ese aguacero 
que desbarata Berlín con risa socarrona 
La obrera jovencísima de anchas caderas rientes 
que jugando enseña a su hijo todas las caricias de una amante 
La militante en un grupo clandestino por los derechos humanos 
que prepara un té menos dulce que su sonrisa 
La tabernera de un local cerca del puerto báltico de Wismar cuyas anchas manos tranquilas son deseadas por cada marino 
La rubicunda estudiante de magisterio entrada en carnes. 
que te abre su corazón cuando sabe que amas Pentesilea 
La camarera en el café de Weimar de piel y pechos tan amables que sin querer bebo dos cafés más de los que quería 
La mesticita nicaragüense inverosímilmente pelirroja 
aprendiendo literatura para niños que hoy hacen la guerra 
La adolescente solar con su hijo pequeño en Potsdam 
que sería mi compañera si se hubiera bajado del tranvía
una parada despues.


Mujeres en Mecklemburgo en Sajonia en Turingia en la Marca  a ratos las más hermosas de la tierra 
hermanas mayores a las que no dobla el peso 
del límite, la  enfermedad, el horno:

vuestras mejillas abrasadas 

anticipan un mundo no indefenso 
contra los mecanismos de la masacre.


El tiempo nos desborda.

El tiempo
                        panza de terciopelo

y espolones de nácar.
Nos toma de la mano para mentir al tacto. 
No es mío, ni nuestro, ni suyo, ni de nadie. 
Nos regala un tesoro de puertas condenadas. 

El tiempo

                          barba socarrona 
y andares de lobo. 
Nos encela con falsos enigmas arbitrarios. 
Nos tienta a través de una vulva indiscreta 
con el jardín de entrañas de un origen perdido. 

El tiempo 

coronado de ortigas y estreñido de historia 
nos desborda.



Nunca me han dolido todos los huesos 
después de arar o segar de sol a sol. 
Nunca he disparado un fusil. 
Nunca he violado a una mujer. 
Nunca me he desriñonado en una cadena de montaje. 
Nunca he navegado en un mercante. 
Nunca he linchado a un policía. 
Nunca he conducido un camión. 
Nunca he matado una gallina. 
Nunca he comido faisán. 
Nunca he ocupado una fábrica. 
Nunca he dirigido una orquesta. 
Nunca he torturado a un ser humano. 
Me faltan, en suma, tantas experiencias 
constituivas de la humanidad 
en su actual constitución. Yo no me explico 
como consigo reunir valor 
para el trabajo insensato de urdir versos.




La cámara avanza con lentitud lacerante 

en interminables hileras de frascos con formol 

los fetos monstruosos 
que dieron a luz muchachas vietnamitas 
afectadas por el eficaz defoliante agente naranja 
pródigo en dioxina 
con que el ejército de los Estados Unidos de América 
arrasó la mitad de las selvas del país
 

fetos con dos cabezas 
amarillos cíclopes diminutos 
bracitos como alambres retorcidos 
piernecillas dobles triples cuádruples 
vagos esbozos híbridos de bueyes 
de peces de bejucos de moluscos 
trofeos ambiguos 
de alguna pavorosa cacería trashumana
 

la rebeldía elemental de un pueblo se castiga 
con un buen aguacero de mutaciones genéticas 
durante dos o tres generaciones
y no pare usted de contar 


de madrugada paren monstruos 

las sedeñas muchachas de Hanoi 
si uno sólo de ellos llorase 
saltaría en pedazos el planeta 
de madrugada
 

es la una de la noche apago el televisor 
aún me extraviaré un buen rato 
en las desconstructivas sutilezas 
de Jacques Derrida y de Paul De Man 

Pero quiénes son 
en realidad los monstruos 
y cuántos hemos nacido muertos.




El sufrimiento hiende la mirada. 

Europa es una flor carnívora y hedionda.
Ha devorado el mundo. 
Ha devorado su invernadero. 
Ha devorado el tallo.
Se devora a sí misma:
                                        lancinante
perfección caníbal de la nada.







                    PARA ESCRIBIR POESÍA
(escrito en los días en que un mercante naufragado,
emisario letal de nuestra industria química,
envenenaba Galicia sin que la noticia fuese de las peores) 


Para escribir 

poesía 
tendría que poder dormir 
sobre una almohada de piedra
 

tendría que haber vuelto del revés 
todos los espejos 
de la ciudad efímera en que vivo 

tendría que estar en huelga  

de mi pragmático oficio de cinismo 
tendría que dimitir de la ceguera y del cálculo 

tendría que acuchillar al caudillo horror 

tendría que aborrecer el canibalismo 
tendría que desnudarme de mi sangre 
tendrían que haber encanecido en una noche 
todas las sardónicas primaveras de mi vida. 

Nada más cotidiano que el horror de lo que es 

Contra el muñón marcado de una estirpe maldita 
No se resuelve el mundo en la página blanca 
No otras alas despuntan que las del dolor.


3
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obnis pos blicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcanu la forma de abordarla. 

 
Murió hace apenas ocho años. 

No con el pecho podrido. Era poeta. 
A los más 
de mis contemporáneos intuyo ha de sonarles 
cual muerto hace ocho siglos. 

Curiosa sociedad ésta en la que 

el uso de la palabra 
revolución 
se reserva para los presuntos cambios 
en el empaquetado de la bollería industrial. 

Los motivos de asombro son nuevos cada día 

para quienes vivimos 
en la Europa de la libertad y los derechos humanos 
según asevera el seráfico editorialista 
del diario que leo.





14 
 
Revolución, 

domingo de la vida. 

Voz de leche y de sangre 
embadurnando crudos celajes entreabiertos. 
Surtidor musculoso, verdad del manantial 
represado hasta el día de la fiesta. 

También el poema es placer dominical: 

domingo terrible del pánico y del páramo. 

La palabra heroísmo 

sólo cobra un sentido no asesino 
los días laborables. 
El afán redentor nubla la vista. 



CITAS 

Una vez llegaste tan pronto 
que no habla flor que no fuese semilla 
mano que no fuese garra 
ni amor nocturno que el sol no descubriese 
en los cines de barrio o en los parques. 
Otra vez llegaste tan tarde 
que el prólogo ya estaba en el epílogo 
un pinzón cantaba a medianoche 
las castañas asadas sabían a sobresalto 
de muchachitas muertas. 
A veces llegabas cabalgando una tormenta 
y te asombrabas de encontrarnos empapados.
A veces custodiada por un tigre 
y te ofendías mortalmente si yo le daba la mano 
sin quitarme los guantes. 
A veces llegabas desde detrás del tiempo 
me tapabas los ojos 
y yo tenía que adivinar 
si el beso o la agonía 
la entrega o cuántos surcos 
arados en tu cuerpo por estaciones de un año 
donde ya no había plaza para mi. 

Hoy te estoy esperando en el momento justo. 

En el fruto maduro. En la frente del día. 
Enn una espuma que equidista de la rosa y del cenit.

Amor mío 

no tardes. 



 ELOGI0 DE LAS PALOMAS DE CIUDAD 

Son las damnificadas del progreso. 
Si les miras las patas, verás que casi siempre 
les faltan varios dedos 
o son meros muñones que caminan.
 

Aguantan con aplomo 
su tópica condición de bestias líricas (estereotipo que corrobora este poema).
 

Caminan meneando la cabeza 
en un tictac nervioso 
que traiciona honda inseguridad.
 

Para soportar la miserable plétora 
la explosión implosiva de Madrid o Sevilla hace falta ser rata, postciudadano moderno 
O resignada y mútila paloma de ciudad.


ELOGIO DE LA SUPERVIVIENTE 

En tu cuerpo, escrito: 
la infancia como una enorme sala húmeda 
hospitales donde trasplantan cicatrices 
una temible aguja que se abreva en tu piel 
terror a cruzar puentes sobre las autopistas 
diez años de indagación sobre el suicidio 
desamor golpes y la más extrema 
clandestinidad del llanto. 

EI cuerpo del deseo es el del sufrimiento. 
Ahora yo también escribo en él 
con esperma y con besos, arrastrando las sílabas. 

Francamente: eres tan hermosa 
que todas las mujeres son hermosas. 
Nace mi lengua en tu boca de tabaco tibio. 
Pero esto te lo diré de otra manera:
 

no hay más derrota que el morir, la muerte 
de un solo trago o a sorbos. Y hasta entonces 
sigue tu música y la lucha sigue. 



¿QUIÉN AMA A LOS SUBNORMALES? 

Más allá de la punzada epidérmica 

—duele menos que un pellizco 
y duele menos que una cita frustrada, 
duele poquísimo 
que sientes cuando la ves caminar de la mano de otra persona
con sus patitas tuertas y sus ojos prensados 
¿quién ama a los subnormales? 

¿quién ama a las madres de diecinueve hijos? 

¿quién ama a los ancianos incontinentes? 
¿quién ama a los niños autistas? 
¿quién ama a las chicas gordas? 
¿quién ama a los ciegos extraviados en su sangre? ¿quién ama a los castrados en la tortura? 
¿quién ama a los perros que huelen mal? 

Y si nadie ama a estos, ¿quién 

ama? 







YO TAMBIÉN VIVO PROVISIONALMENTE 


Si no estalla la guerra 

tendré todavía tiempo 
de mirarte a los ojos. 

Pasearemos, beberemos vino 

si no estalla la guerra. 

Compraremos 

algunos objetos necesarios 
y nos permitiremos uno o dos lujos 
mientras no estalle la guerra. 

Porque habremos bebido, paseado, 

comprado hermosos objetos y sin más 
mirado a los ojos 
simplemente estallará la guerra.  
Octubre de 1990 


MANIFESTANTES, 1996 

Las manifestaciones tienen algo ridículo.

Hablo de las ocasiones en que lo peor que puede pasar o que policías bien pagados te obliguen a echar una carrera o tiren de la porra —con ambulancias próximas—

No hablo de las veces en que te juegas la vida 
porque policías y soldados mal pagados 
tienen órdenes de disparar y están dispuestos a hacerlo 
Hablo de una desproporción de fuerzas tan grande que el poder 
no permite el lujo de la tolerancia 
(mientras digitaliza los datos por si acaso) 

Decía que las manifestaciones tienen algo risible 
que incomoda a la gente elegante 
En ellas la gente está sin saber bien cómo estar 
casi siempre algo desplazada 
No reposan en el centro de su ser 
sino que su ser les cae encima como un traje mal hecho 
lleno de flecos sueltos y descosidos 
siempre se tiene la impresión 
de que podrían estar empleando mejor su tiempo 
en alguna otra cosa 
O como decía Milan Kundera: 
lo que hace del hombre de izquierdas un hombre de izquierdas 
no es tal o cual teoría, sino su capacidad de convertir cualquier teoría
toda en parte del kitsch llamado Gran Marcha hacia adelante» 

Les decía que ir a manifestaciones 
a partir de cierto nivel de renta o de sensibilidad estética siempre avergüenza un poco
 







 SI YO FUERA POETA... 


Sé que es una niñería pensar 

en quién le gustaría ser a uno 
si no fuera quien es
 

por ejemplo: poeta
 

Si yo no fuera quien soy 
me gustaría ser René Char o Roque Dalton 

¡Mira por dónde! 
Los dos 
guerrilleros 

mientras que yo 

gandhiano menestral 
noviolento de principio 
y exento del servicio en el ejército 
no he tocado jamás arma de fuego 

Contradicciones 

con las que uno tiene que vivir 

Sólo que Gandhi también dijo: 
prefiero 
mil veces la violencia 
a la cobardía 

y por ahí 

puedo juntarlos a todos otra vez. 







EX-DIVISIONARIO EN RUSIA, 1994 




«Pero lo hicimos guiados 

por los más nobles ideales 
nunca por interés» espétame el soldado 
de la División Azul mientras recorre 
el cementerio de sus probables camaradas recobrado en la tierra de sus víctimas.

Ya sé que no estás tratando de venderme 

tus nobles ideales 
que necesitas capitalizarlos todos 
hasta el último gramo ahora que el momento 
de la nieve sin rostro se acerca de verdad
 

Pero de todas formas 
mira: 
supuesto —es un suponer— que hubiese 
por un acaso oferta de negocio 
y un kilo o dos de nobles ideales 
aún palpitantes sonriesen en la mesa 

esto te juro con mi calor de agnóstico: 


no daría por esa mercancía 

ni siquiera una concha de las más pequeñas 
entre las que heredé y recogí en la playa 
de mi abuelo, mariscador y amante 
hace quinientas quizá generaciones. 

Pero ni siquiera por razones políticas. 

Los ideales más nobles 
son los que dejan las manchas más difíciles 

y hace ya años que yo lavo en frío.