Dice de él Fulgencio Pimentel en:
http://www.fulgenciopimentel.com/autores/luis-carlos-l%C3%B3pez
Postmodernista. A lo largo de su vida publicó cuatro monografías: De mi villorrio (1909), Posturas difíciles (1909), Por el atajo (1920) y Versos (1946). Además, participó junto a Abraham López Penha y Manuel Cervera en Varios a varios (1910). Muchos de sus versos
están dedicados a los lugares y las gentes –el barbero, el juez, el
cura, la solterona– de su decadente ciudad natal, retratados con aire
sardónico y casual. A través de estas pinceladas naturalistas en forma
de soneto, el poeta, conservador e "ilustrado", dejó constancia de su
descreimiento y decepción ante el nuevo rumbo político y social de su
entorno y época.
DE TIERRA CALIENTE
Flota en el horizonte opaco dejo
crepuscular.
La noche se avecina
bostezando.
Y el mar, bilioso y viejo,
duerme como
con sueño de morfina.
Todo está en
laxitud bajo el reflejo
de la tarde
invernal, la campesina
tarde de la
cigarra, del cangrejo
y de la fuga
de la golondrina…
Cabecean las
aspas del molino
como con
neurastenia. En el camino,
tirando el
carretón de la alquería,
marchan dos
bueyes con un ritmo amargo
llevando en
su mirar, mimoso y largo,
la dejadez
de la melancolía…
VERSOS
RURALES
… Primavera
que ríe, Primavera que pierde
las almas…
Los pastores cantan coplas sencillas
sobre los
tamboriles, porque todo está verde
y porque ya
se fueron las hojas amarillas.
Es el tiempo
del vino, de los vinos añejos.
Y por ti,
Primavera, sobre alegres pollinos
nos echamos
al campo para cazar conejos,
para comer
tus frutos, para libar tus vinos.
Al frescor
de la tarde, cuando en la lejanía
tiembla el
tinte cenizo de un retazo de invierno,
danzamos con
las mozas de la vieja alquería,
mozas de
carne dura, de corazón muy tierno…
Oye, amada
muy mía: me voy tornando obeso
como un
abad.—El bruto del Acalde asegura
que me tiene
rollizo lo sabroso del queso;
y, ponte muy
contenta: soy amigo del cura…
AÑORANZA
Íbamos en la
tarde que caía
rápidamente
sobre los caminos.
Su belleza,
algo exótica, ponía
aspavientos
en ojos campesinos.
—Gozaremos
el libro –me decía
de tus
epigramáticos y finos
versos.—En
el crepúsculo moría
un desfile
de pájaros marinos…
Debajo de
nosotros, la espesura
aprisionaba
en forma de herradura
la
población. Y de un charco amarillo
surgió la
luna de color de argento,
y a lo
lejos, con un recogimiento
sentimental,
lloraba un caramillo…
EN LA
PENUMBRA
A la
intemperie mi alma. —¿Quién me abriga,
quién me da
de esperanza algún destello?
Y apuré, con
mis fárdele
la sed
caliginosa del camello.
Te vi… Pero
te vi bajo la ortiga
de tu sayal,
tu escapulario al cuello,
con el
cilicio, que a Satán fustiga,
y la
profanación de tu cabello…
Sentí, por
el nirvana de tu influjo,
mi
espiritualidad.— Wagner, el brujo,
interpretó
la dualidad de un treno
en la
pequeña nave de la ermita,
donde tú,
buena Hermana Carmelita,
me hacías
bueno, extrañamente bueno…
BARRIO ABAJO
Y el cochero
de punto, de chistera
apabullada,
con
la camisa
por fuera
y las
polainas en la bigotera
del coche,
hostiga su rocín trotón.
Flemático,
grotesco, exuberante
como un
enorme paquidermo, si
medita el
buen auriga en su pescante,
¿qué pensará,
muchacha, este elefante,
qué pensará
de ti?
Y de mí, que
temiendo los detalles
de la vida
rural,
no me atrevo
a ceñir amenos talles,
que ando por
esas calles
con una
seriedad episcopal…
CINEMATOGRÁFICA
Todo verde,
de un verde
que maltrata
los ojos… Reverbera
y a lo lejos
se pierde,
como una
cicatriz, la carretera.
La
inesperada sombra de un molino
que dice
adiós… Vertiginosamente
se aleja el
mar, un trozo del camino
y el
precipicio que atraviesa un puente.
Y el tren a
toda máquina. Marea
la borrosa
visión, siempre truncada,
de un árbol,
de una aldea,
de un poste.
Una cascada, otra cascada.
TARDE DE
VERANO
«El rico es
un bandido»
SAN JUAN
CRISÓSTOMO
LA sombra,
que hace un remanso
sobre la
plaza rural,
convida para
el descanso
sedante, dominical…
Canijo,
cuello de ganso,
cruza leyendo
un misal,
dueño
absoluto del manso
pueblo
intonso, pueblo asnal.
Ciñendo rica
sotana
de paño, le
importa un higo
la miseria
del redil.
Y yo, desde
mi ventana,
limpiando un
fusil, me digo:
—¿Qué hago
con este fusil?
TEDIO
...Y al ver
un pino quisiera
ser una
planta rastrera;
pero en el
acto presiento
que puede
-¡oh grato destino!-
pisarme cualquier
jumento,
mientras sufre
el alto pino
las injusticias
del viento.
CUARTO DE
HORA
«Libértate,
Señor»
UNAMUNO
Con una
laxitud de sibarita
bosteza en
el Poniente
la tarde
gris. Un esquilón musita
lenta., muy
lentamente…
Predispone a
soñar esta marchita
floración de
la luz en el ambiente
campesino.
Provoca ir a la ermita
con la
gente, con esta buena gente
de cepa
provinciana,
que se
aleja, pues plañe la campana,
camino de la
iglesia-, ese camino
de
carretera, franco
para el
negro africano, el hombre blanco
y, sobre
todo, para el asesino…
PASEO
MATINAL
Cada huerta
—son huertas campesinas-
tiene un
pozo ulcerado, de brocal
que semeja
un abdomen. Las gallinas
junto a un
asno, sujeto del ronzal.
Sobre las
tapias, donde las encinas
copudas salen
al sendero, cual
defensa de
vecinos y vecinas,
pedazos de
botellas de cristal.
Relente olor
a surco removido
y acre
perfume a fiemo… Me dan ganas
de quedarme
en un rústico corral,
para vivir,
durmiendo en el olvido
de las
mezquinas luchas cotidianas,
como bajo el
influjo de un cloral...
EL
TRASHUMANTE MATEO
Conoce, pues
trajina por pueblos y caminos,
medio mundo.
Es un raro músico de arrabal,
de trágica
melena, grandes ojos bovinos,
crepusculares
ojos de soñador sensual.
Fue fraile
inverosímil, turnó con asesinos,
mercachifle ambulante,
sacapotra genial,
tiró el dado
en las mesas de todos los casinos,
durmiendo en
un palacio como en un hospital.
Y hoy torna,
fatigado de su larga odisea
de vagabundo,
a esta soporífera aldea,
para
después, acaso, sin saber con qué fin,
bifurcarse
por otra ruta desconocida,
siempre
exótico, siempre bajo la misma vida,
zurciendo su
inefable tristeza en el violín…
FRESCO
AMANECER
Sobre una
giba de la cordillera
surge la faz
clorótica del sol,
de idéntica
manera
que hace
siglos de siglos. Un farol
macilento se
apaga en una esquina
del barrio.
Flota en el amanecer
fuerte olor
de cocina
que insufla
ganas de comer…
Y hecho un
ovillo a sombra de tejado
plañe un
ciego en su flauta. El infeliz
como aspira
un perfume a pollo asado,
cierra los
ojos y abre la nariz…
Nada pierdo
y gano poco
con ser
cuerdo.
Mejor es
volverse loco.
Tiro a un
lado
los recuerdos,
mientras fumo
sobre una
mesa acodado.
La brisa se
lleva el humo.
Mas no
puedo;
y su faz,
que no agoniza
dentro de
mí, con el dedo
perfilo
entre la ceniza…
Porque soy
un solitario
que anhela
olvidarla. Pero
sin horario,
¿qué hora
indica el minutero?
Y al memorar
todas esas
sus promesas,
mientras fumo,
sonrío de
las promesas…
La brisa se
lleva el humo.
Sólo por ti,
madre mía,
soy bueno.
Sólo por ti
jamás me
preguntaría:
¿pero, para
qué nací?
NOCHE
TRUCULENTA
Para libar
el jugo de agrios vinos
-no dejes
ver la pierna,
muchacha-
los marinos
vendrán dentro
de poco a la taberna.
Son de
brusco perfil, bíceps de acero,
niños enormes
de cuadrada espalda
y andar
patojo, -Pero
¿te
arreglarás la falda?
Con sus
jarrones de licor, sus dados
y sus
cachimbas se darán al juego
carnavalescamente
iluminados
por la
epilepsia del candil. Y luego
terminarán
rugiendo una salvaje
canción
sensual. –Del cafetín me salgo,
porque-
¡bájate el traje!
lo que es
aquí pasa algo…
ASÍ HABLÓ
ZARATUSTRA
No hay que
hacerse ilusiones
sobre tibios
colchones
de algodón y
de seda.
La vida que
nos queda
puede servirnos
para
vencer. Y
cara a cara
y contra la
corriente
tenderemos
el puente
de ribera a
ribera…
Después, sin
un suspiro,
disuelta la
quimera,
nos pegamos
un tiro.
EL AÑO NUEVO
«Happy new year»:
GADEON
Todo es lo
mismo: ayer
pasó, como
ahora pasa,
la mujer
que vende a
gritos queso y pan. La casa
vecina, un
caserón
tan ruinoso
que no resiste un tajo
ni un ligero
empujón,
no se ha
venido abajo…
La calleja
tal cual. Y
en el agudo
triángulo de
una teja,
mudo y senil
asoma el sol. ¿Qué hacer
para ir tras
el imán
del
optimismo en un amanecer
que huele a
queso y pan?
MI ESPAÑOLA
RAZA
Del
seminario,
mientras las
campanas
citan para
el rosario,
van saliendo
sotanas y sotanas…
Después,
tras la eminente
nulidad de
un político, en la acera
de enfrente
luce su
desparpajo una ramera.
Y delante de
mí, cerca de un mendigo
de hosco
sombrero
y de peludo
ombligo,
pasan dos
militares y un torero.
OTRA EMOCIÓN
«Es una
vieja historia»
NlETZSCHE
Y la cocina,
que no huele
a rosas,
se encuentra
junto a la letrina.
Cosas
de la raza
latina.
De tiempo en
tiempo, «en el Abril florido»,
bajo a mi
villa… ¡Oh, villa amurallada
de San Pedro
Claver, donde han nacido
Rafael Núñez
y Antonia la Pelada!
Y en la
villa me aburro, y aburrido
de mí, de
ti, de aquel, de todo y nada,
vuelvo a mi
soledad, como a su nido
regresa el
ave herida y desplumada…
Mas dejo al
irme –amén de lo que dejo:
salud, papel
moneda- este librejo
y otros
librejos sin literatura,
que no valen
siquiera un estornudo,
para que tú,
lector hueco y panzudo,
los tires al
barril de la basura…
PREVIA
ADVERTENCIA
A Camila
Walters,
cómplice de los Juegos Florales.
cómplice de los Juegos Florales.
… ¡Conque me van a coronar!… ¿Se ha visto
más burda y más imbécil tiradera,
que la de coronarme como a un Cristo
que no ha de redimir ni a una portera)…
¡Si a lo
menos me hubiese dado el pisto
de ser un vate absurdo!… Si me hubiera
dedicado a vivir de lo imprevisto,
portando alborotada cabellera,
de ser un vate absurdo!… Si me hubiera
dedicado a vivir de lo imprevisto,
portando alborotada cabellera,
pipa y
gozque lanudo, ¡qué sombrero
de melodrama para mi persona,
mejor que esa corona asaz divina,
de melodrama para mi persona,
mejor que esa corona asaz divina,
que hubiese
mal vendido a un usurero,
para irme alegre y sin la tal corona,
con mi pipa y mi perro a una cantina!…
para irme alegre y sin la tal corona,
con mi pipa y mi perro a una cantina!…
Mas como soy
un buen burgués, y acaso
no tenga un pelo de infeliz, recelo
que irán, que sólo irán hacia el fracaso
los que hoy me tratan de tomar el pelo…
no tenga un pelo de infeliz, recelo
que irán, que sólo irán hacia el fracaso
los que hoy me tratan de tomar el pelo…
Pues no me
obligarán ni con un vaso
de anís de coco, a remontarme al cielo
tan desacreditado del Parnaso…
… Que suban otros con el raudo vuelo
de anís de coco, a remontarme al cielo
tan desacreditado del Parnaso…
… Que suban otros con el raudo vuelo
del águila
caudal, que yo a la cama
me voy con cierta beatitud ramplona
que me ha dejado un buen café con leche,
me voy con cierta beatitud ramplona
que me ha dejado un buen café con leche,
para soñar,
tranquilo y en pijama,
que me comí la celestial corona,
mi olímpica corona, en escabeche…
que me comí la celestial corona,
mi olímpica corona, en escabeche…
A MARINA
Como te vas a casar
bien lleves tú una madrina,
tan dulce cual Josefina
—bella, grácil y sin par—
que te pueda aconsejar.
Pues tu novio es militar
y está por ti hecho un pelmazo:
Que te portes siempre bien
para que nunca te den
lo que llaman un planazo...
A SATÁN
"Acude,
rey infernal"
Fausto
Satán, te
pido un alma sencilla y complacida
como la tuya. Un alma feliz en su dolor.
Tu gozas —Y yo envidio tu alegre carcajada—
si un tigre, por ejemplo, se come a un ruiseñor.
Mi vida, esta mi vida te ofrece una trastiada!...
—Mi vida, flor inútil sin tallo y sin olor,
se dobla mustiamente ya casi deshojadas...
Y el tedio es un gusano peludo en esa flor.
¡Pensar diez disparates y hacer mil disparates!...
Pues tu, Satán, no ignoras que yo perdí el camino,
y es triste —aquí en la tierra del coco y del café—
vivir como las cosas en los escaparates,
para de un aneurisma morir cual mi vecino...
¡Murió sentado es eso que llaman W.C.!
como la tuya. Un alma feliz en su dolor.
Tu gozas —Y yo envidio tu alegre carcajada—
si un tigre, por ejemplo, se come a un ruiseñor.
Mi vida, esta mi vida te ofrece una trastiada!...
—Mi vida, flor inútil sin tallo y sin olor,
se dobla mustiamente ya casi deshojadas...
Y el tedio es un gusano peludo en esa flor.
¡Pensar diez disparates y hacer mil disparates!...
Pues tu, Satán, no ignoras que yo perdí el camino,
y es triste —aquí en la tierra del coco y del café—
vivir como las cosas en los escaparates,
para de un aneurisma morir cual mi vecino...
¡Murió sentado es eso que llaman W.C.!
A UN PERRO
Todo es
igual y lo mismo.
Fenelón
¡Ah, perro
miserable,
que aún vives del cajón de la bazofia,
—como cualquier político— temiendo
las sorpresas del palo de la escoba!
¡Y provocando siempre
que hurtas en el cajón pleno de sobras
—como cualquier político— la triste
protesta estomacal de ávidas moscas!
Para después ladrarle
por las noches, bien harto de carroña,
—como cualquier político— a la luna,
creyendo que es algún queso de bola...
¡Ah, perro miserable,
que humilde ocultas con temor la cola,
—como cualquier político del día—
¡y no te da un ataque de hidrofobia!
que aún vives del cajón de la bazofia,
—como cualquier político— temiendo
las sorpresas del palo de la escoba!
¡Y provocando siempre
que hurtas en el cajón pleno de sobras
—como cualquier político— la triste
protesta estomacal de ávidas moscas!
Para después ladrarle
por las noches, bien harto de carroña,
—como cualquier político— a la luna,
creyendo que es algún queso de bola...
¡Ah, perro miserable,
que humilde ocultas con temor la cola,
—como cualquier político del día—
¡y no te da un ataque de hidrofobia!
ANTE UNA
ESQUINA
¿Quién interpreta el alma de una esquina
sospechosa, como esta de arrabal,
con su pared garapiñada en ruina
y su bizco farol municipal?
Nunca pierde su flema si la orina
cualquier tipo, si escucha un madrigal,
y si contempla, en noche sabatina,
trifulcas de navaja y de puñal...
Sin embargo, quizás oculte un alma
dentro del cal-y-canto de su calma...
Y quizás esta esquina en su mudez,
lejos de todo bípedo bimano,
lejos de nuestro plano, en otro plano
sonríe de la humana estupidez...
con su pared garapiñada en ruina
y su bizco farol municipal?
Nunca pierde su flema si la orina
cualquier tipo, si escucha un madrigal,
y si contempla, en noche sabatina,
trifulcas de navaja y de puñal...
Sin embargo, quizás oculte un alma
dentro del cal-y-canto de su calma...
Y quizás esta esquina en su mudez,
lejos de todo bípedo bimano,
lejos de nuestro plano, en otro plano
sonríe de la humana estupidez...
CALLE DE LAS
CARRETAS
A Mustafá
Kemal,
muy afectuosamente.
muy afectuosamente.
Locales y
locales y locales
de turcos y más turcos… ¿Quién diría
que sin fez y con fines comerciales
se nos volcase allí media Turquía,
para vender botones con ojales
y ojales sin botones?... Y de día
merendar, entre agujas y dedales,
quibbe, pepino, rábano, sandía!...
Y en tanto, milenarias, indiscretas,
las carretas aún violan esa faja
que han invadido Estambul y el sol abruma,
pues no han muerto esas fósiles carretas,
como aún viven, después de la tinaja
y el lebrillo, el anafe y la totuma!...
de turcos y más turcos… ¿Quién diría
que sin fez y con fines comerciales
se nos volcase allí media Turquía,
para vender botones con ojales
y ojales sin botones?... Y de día
merendar, entre agujas y dedales,
quibbe, pepino, rábano, sandía!...
Y en tanto, milenarias, indiscretas,
las carretas aún violan esa faja
que han invadido Estambul y el sol abruma,
pues no han muerto esas fósiles carretas,
como aún viven, después de la tinaja
y el lebrillo, el anafe y la totuma!...
CALLE
TUMBAMUERTOS
Al Dr. Pedro
Ma. de Revollo y Rada,
literato y académico apolítico.
Es
fatídicamente el ojo tuerto
del arrabal; oscura y siempre oscura,
después de haber tumbado a más de un muerto
que quiso abandonar la sepultura...
Como puede ser también un injerto
del Diablo esa antiquísima hendidura
que pide hisopo y bendición... ¿No es cierto,
dígame si no es cierto, señor cura?...
Ratas, moscas, vampiros, el detalle
de un perro zungo, hollín, brujas astrosas...
Y si eso y mucho más —hedor a establo
y a cueva y a cubil— tiene esa calle,
pues… indudablemente que esas cosas,
son cosas, sí doctor, cosas del Diablo...
después de haber tumbado a más de un muerto
que quiso abandonar la sepultura...
Como puede ser también un injerto
del Diablo esa antiquísima hendidura
que pide hisopo y bendición... ¿No es cierto,
dígame si no es cierto, señor cura?...
Ratas, moscas, vampiros, el detalle
de un perro zungo, hollín, brujas astrosas...
Y si eso y mucho más —hedor a establo
y a cueva y a cubil— tiene esa calle,
pues… indudablemente que esas cosas,
son cosas, sí doctor, cosas del Diablo...
VARILLAZO
A Daniel
Lemaitre
La pena desigual de mi bolsillo
que no porta ni un céntimo, me fija
la obsesión de llegar a ser un pillo
si no quieres hacerte a la sortija
que ahí te voy a mandar; es un anillo
que finge una pequeña lagartija
con dos ojos... Verás que por el brillo
de sus ojos no es una baratija!
Porque tú, gran pintor, músico, aeda,
y un famoso industrial, que no se hospeda
sino en la magnitud de sus ingresos,
bien me puedes mandar —pero no a trueque
de la sortija— un apreciable cheque
por una suma de unos cuantos $...
CROQUIS
LUGAREÑO
La rústica
plazuela del poblacho
parece bostezar. —Una muchacha,
que porta una batea,
va pregonando: —¡Camarones frescos!
Sobrio silencio campesino. Apenas
surge la esqueletosa
fatalidad de un buey... Sobrio silencio,
y un gallinazo en una empalizada.
Gelatinoso el mar, el horizonte
de un invernal cariz panza de burro,
y en el poblacho, cantarina y pura,
la voz alegre: —¡Camarones frescos!
parece bostezar. —Una muchacha,
que porta una batea,
va pregonando: —¡Camarones frescos!
Sobrio silencio campesino. Apenas
surge la esqueletosa
fatalidad de un buey... Sobrio silencio,
y un gallinazo en una empalizada.
Gelatinoso el mar, el horizonte
de un invernal cariz panza de burro,
y en el poblacho, cantarina y pura,
la voz alegre: —¡Camarones frescos!
DE SOBREMESA
Se vive, amada mía,
según y cómo... Yo
por la mañana tengo hipocondría
y por la noche bailo un rigodón.
¿Y qué? Pura ironía
del hígado, muchacha. En el amor
y en otras cosas de menor cuantía
todo depende de la digestión.
Que no fume, que olvide la lectura,
que no maldiga en ratos de amargura
y mil consejos más de este jaez,
como si se pudiera
vivir a la manera
de las calles tiradas a cordel...
DE TIERRA
CALIENTE
Flota en el horizonte opaco dejo
crepuscular. La noche se avecina
bostezando. Y el amor, bilioso y viejo,
duerme como un sueño de morfina.
Todo está en laxitud bajo el reflejo
de la tarde invernal, la campesina
tarde de la cigarra, del cangrejo
y de la fuga de la golondrina...
Cabecean las aspas del molino
como con neurastenia. En el camino,
tirando el carretón de la alquería.
Marchan dos bueyes con un ritmo amargo
llevando en su mirar, mimoso y largo,
la dejadez de la melancolía...
ÉGLOGA
TROPICAL
"¡Qué
descansada vida!"
Fray Luis de León
Fray Luis de León
¡Oh, sí, que vida sana
la tuya en este rústico retiro,
donde hay huevos de iguana,
bollo, arepa y suspiro,
y en donde nadie se ha pegado un tiro!
De la ciudad podrida
no llega un tufo a tu corral... ¡Qué gratas
las horas de tu vida,
pues andas en dos patas,
como un orangután con alpargatas!
No en vano cabeceas
después de un buen ajiaco, en el olvido
total de tus ideas,
si estás desaburrido
bajo un cielo que hoy tiene sarpullido.
Feliz en tu cabaña,
madrugas con el gallo... ¡Oh, maravillas
que oculta esta montaña
de loros y de ardillas,
que tú a veces contemplas en cuclillas!
Duermes en tosco lecho
de palitroques sin colchón de lana,
Y así, tan satisfecho,
despiertas sin galbana,
refocilado con tu barragana.
Atisbas el renuevo
de la congestionada clavellina,
mientras anuncia un huevo
la indiscreta gallina,
que salta de un jalón de la cocina.
¡Quién pudiera en un rato
de solaz, a la sombra de un caimito
ser junto a ti un pazguato
panzudamente ahíto,
para jugar con tierra y un palito!
¡Oh, si, con un jumento,
dos vacas, un lechón y una cazuela,
—y esto parece un cuento
del nieto de tu abuela—
siempre te sabe dulce la panela!
Y aun más: de mañanita
gozas en el ordeño, entre la bruma.
de una leche exquisita
que hace espuma, y la espuma
retoza murmurando en la totuma.
Oh, no, nunca te vayas
de aquí, lejos de aquí, donde te digo,
viniendo de otras playas,
que sólo en este abrigo
podrás, como un fakir, verte el ombligo.
Y ¡adiós!... Que te diviertas
como un pitico cimarrón... ¡Quién sabe
si torne yo a tus puertas
—lo cual cabe y no cabe—
a pedirle una torta de cazabe!
Puesto que voy sin rumbo,
cual un desorientado peregrino,
que va de tumbo en tumbo
buscando en el camino
cosas que a ti te importan un comino.
EN LA
TERRAZA
Caballeros amables, señoras discretas
en las frivolidades del five o clock tea,
con sombreros que fingen enormes viñetas
y calvas con un brillo como de barniz.
Pienso, unido a estos seres que portan caretas,
pasarme varias horas sin pensar. Aquí,
a trueque de unos cuantos cientos de pesetas,
soy feliz. Me parece que soy muy feliz.
Puesto que no me importa, con almas rastreras,
recordar mis quimeras nobles, mis quimeras
que se han ido con una rapidez de tren.
Ni que tú, desgreñados los tirabuzones
de tus cabellos, busques nuevas sensaciones
con algún dependiente de Lanman y Kemp.
IN MEMORIAM
A Soto Borda
† 1919
† 1919
¡Oh, si
pudiera, noble camarada,
darte de mi jardín rosas hermosas
y olorosas!... Pero ¡ay! Si ya mis rosas
me las comí hace tiempo en ensalada.
¿De qué vale hoy regar tumba regada?...
Tu madrecita, en tardes dolorosas,
te pondrá —como frescas mariposas—
lo que no ha de poner mi carcajada...
Sin embargo, donoso compañero,
casi me duele el corazón... Y quiero
recordar aquel rancio ventorrillo,
donde te conocí vencido y fuerte,
y donde me dijiste al conocerte:
—Sirve un trago y me das un cigarrillo.
darte de mi jardín rosas hermosas
y olorosas!... Pero ¡ay! Si ya mis rosas
me las comí hace tiempo en ensalada.
¿De qué vale hoy regar tumba regada?...
Tu madrecita, en tardes dolorosas,
te pondrá —como frescas mariposas—
lo que no ha de poner mi carcajada...
Sin embargo, donoso compañero,
casi me duele el corazón... Y quiero
recordar aquel rancio ventorrillo,
donde te conocí vencido y fuerte,
y donde me dijiste al conocerte:
—Sirve un trago y me das un cigarrillo.
HORA
ROMÁNTICA
La luna parpadea
tras el calado del ramaje. Hay una
tranquilidad insípida de aldea.
Y a la luz de la luna,
mientras duerme el poblacho
y alarga un perro por las cercanías
su medroso plañir, canta un borracho
majaderías y majaderías...
MUCHACHAS DE PROVINCIA
Susana, ven:
tu amor quiero gozar.
Léhar. Opereta
“La casta Susana”
Muchachas
solteronas de provincia,
que los años hilvanan
leyendo folletines
y atisbando en balcones y ventanas...
Muchachas de provincia,
las de aguja y dedal, que no hacen nada,
sino tomar de noche
café con leche y dulce de papaya...
Muchachas de provincia,
que salen —si es que salen de la casa—
muy temprano a la iglesia,
con un andar doméstico de gansas...
Muchachas de provincia,
papandujas, etcétera, que cantan
melancólicamente
de sol a sol: —“Susana, ven... Susana...”
Pobres muchachas, pobres
muchachas tan inútiles y castas,
que hacen decir al Diablo,
con los brazos en cruz: —“Pobres muchachas!”
leyendo folletines
y atisbando en balcones y ventanas...
Muchachas de provincia,
las de aguja y dedal, que no hacen nada,
sino tomar de noche
café con leche y dulce de papaya...
Muchachas de provincia,
que salen —si es que salen de la casa—
muy temprano a la iglesia,
con un andar doméstico de gansas...
Muchachas de provincia,
papandujas, etcétera, que cantan
melancólicamente
de sol a sol: —“Susana, ven... Susana...”
Pobres muchachas, pobres
muchachas tan inútiles y castas,
que hacen decir al Diablo,
con los brazos en cruz: —“Pobres muchachas!”
PARA TI
Tosca mesa de pino
y un modesto quinqué. Por la ventana
penetra el opalino
retazo de una rústica mañana
metida en el invierno. Un argentino
repique de campana
de algún pueblo vecino,
mientras dialoga el sapo con la rana...
Lejos de todo, en esta
casucha aislada —un quieto
rincón acurrucado en el recodo
de la húmeda floresta—
te escribo este soneto
rural, lejos de todo...
A MI CASA
¡Pobre casa de mis antepasados!
Si pudiera comprarte, si pudiera
restaurar tus balcones y tejados,
y por el caracol de tu escalera
subir a tus salones empolvados,
para en tu soledad, casona austera,
revivir episodios olvidados,
teniendo en tu zaguán loro y portera...
Pero tú, caserón en esqueleto,
refugio de vampiros y lagartos,
donde penetra el sol hecho una brasa,
¡qué sabes de las cuitas de un biznieto,
de un biznieto aburrido y sin dos cuartos,
que no puede comprarte, pobre casa!...
SE MURIÓ
CASIMIRO
“A muertos
de mogollón
da de balde la parroquia”.
Quevedo
Quevedo
Se murió
Casimiro el campanero
de la iglesia rural. Y esta mañana
lo llevaron al último agujero
con tres o cuatro dobles de campana...
Se lo llevaron bajo un aguacero
definitivamente. —Y quedó Juana,
su sobrina, sin sol y sin alero,
¡y tan hermosa como casquivana!
...¡Y quién podrá decir que Casimiro
no apuró sorbo a sorbo, en un suspiro
y otro suspiro, un cáliz de amargura,
conociendo la lengua viperina
de las devotas! ¡Conociendo al cura!
¡Y conociendo tanto a su sobrina!
de la iglesia rural. Y esta mañana
lo llevaron al último agujero
con tres o cuatro dobles de campana...
Se lo llevaron bajo un aguacero
definitivamente. —Y quedó Juana,
su sobrina, sin sol y sin alero,
¡y tan hermosa como casquivana!
...¡Y quién podrá decir que Casimiro
no apuró sorbo a sorbo, en un suspiro
y otro suspiro, un cáliz de amargura,
conociendo la lengua viperina
de las devotas! ¡Conociendo al cura!
¡Y conociendo tanto a su sobrina!
TEDIO DE LA
PARROQUIA
“¡Ay, qué
vida!”
Temístocles
La población
parece abandonada,
dormida a pleno
sol. —¿Y qué hay de bueno?
Y uno responde bostezando: —¡Nada!
¡Ni una sola ilusión inesperada,
que brinde ameno
rato!... Es un sereno
vivir este vivir siempre a plomada.
Porque ¡ay! no surge un acontecimiento
sensacional. Apenas un detalle,
y eso de vez en cuando, en la infinita
placidez lugareña: hoy no hace viento,
y andan únicamente por la calle
cuatro perros detrás de una perrita.
dormida a pleno
sol. —¿Y qué hay de bueno?
Y uno responde bostezando: —¡Nada!
¡Ni una sola ilusión inesperada,
que brinde ameno
rato!... Es un sereno
vivir este vivir siempre a plomada.
Porque ¡ay! no surge un acontecimiento
sensacional. Apenas un detalle,
y eso de vez en cuando, en la infinita
placidez lugareña: hoy no hace viento,
y andan únicamente por la calle
cuatro perros detrás de una perrita.
VERSOS A LA LUNA
¡Oh, luna, que hoy te asomas al tejado
de la iglesia, en la calma tropical,
para que te salude un trasnochado
y te ladren los perros de arrabal!
¡Oh, luna!... En tu silencio te has burlado
de todo!... En tu silencio sideral,
viste anoche robar en despoblado
...y el ladrón era un Juez Municipal!...
Mas tú ofreces, viajera saturnina,
con qué elocuencia en los espacios mudos
consuelo al que la vida laceró,
mientras te cantan, en cualquier cantina,
neurasténicos bardos melenudos
y piojosos, que juegan dominó...
Y ERES
TRAIDORA...
Nadie remotamente se imagina
tu matinal rubor, ese rubor
disuelto en pinceladas de anilina,
producto de farmacia y tocador.
Deleitas el olfato con tu fina
fragancia, noble y arrogante flor
de papiro. —Sutil treta supina
de gitano prestidigitador.
Pesar que asoma en ti, pesar que vuela
lejos, con la jocunda francachela
de tu risa de hueco cascabel.
Y aunque finges reír con el que llora
penas del corazón, eres traidora
como la cerradura de un hotel.