domingo, 6 de noviembre de 2016

Tomás Segovia. Poesía



Tomás Segovia (Valencia, España, 21 de mayo de 1927 - México, 7 de noviembre de 2011) fue escritor, poeta y ensayista nacido en España y naturalizado mexicano.
Ganador del Premio Xavier Villaurrutia en 1972, por Terceto, obtuvo el Premio Magda Donato en 1974, y el Premio Alfonso X de Traducción en 1982, 1983 y 1984. Fue ganador del Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en 2000,  del XV Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 2005, y del Premio Extremadura a la Creación en 2007. El 10 de octubre de 2008 fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca ciudad de Granada, concedido a toda una trayectoria. Su poemario Estuario obtuvo en abril de 2012 el Premio de la Crítica 2011. 
De Wikipedia.


LOS JARDINES DE ALLÁ 
Los jardines allá contra el ocaso
desnudan ya sus pies entre las sombras.
Bajo el sol de la tarde
yo distiendo mis miembros
como un dulce animal oscurecido.

Entre las altas hojas,
la luz de las promesas;
yo la miro volar;
tranquilo como un rey.

Un día seré pobre inexpresablemente,
haré mi corazón
de un puñado de tierra desdeñada,
tendré la frente pura
y la mirada inacabable:

volveré, volveré;
felicidad, vendré por ti.





ENTONCES

Si ya no me atormenta aquel veneno,
si no soy guardia de mí mismo
oculto para ser el triste premio
de una hora pálida de gloria,
si puede el reino aquél venir o no,
la dicha perseguirme o rodar a mis pies,
la inocencia pasar y no verme,

entonces seré libre y verdadero,
viviré en un perpetuo mediodía,
no me conoceréis.

Quiéreme aprisa, amor,
pronto seré invisible.




EL SILENCIO

Está lleno del ruido
secreto de las horas
y cerca de sus labios
tiene el tiempo sus fuentes.




UN NARCISO

Todo mi cuerpo está latiendo
como un solo corazón;
latiendo a golpes oscuros.
Masco en mi boca mi aliento
como una espuma sabor de angustia.
Estoy loco de deseo por el viento,
estoy loco de deseo por el agua,
estoy loco de deseo
por la tierra y por la flor.
Siento esta locura que me sube
del vientre como un calor,
me enciende todo el pecho
como una sola herida,
 me endurece después
las venas de la garganta,
alcanza luego mis ojos
y los abrasa por dentro.
Todo mi cuerpo está latiendo
como un solo corazón.
Mis muslos presienten ya
la dura curva de su brinco.
Ya rompe mi locura
entreabriéndome los labios.
Ya me lanzo, me abalanzo
sobre el viento y el agua
y la tierra y la flor.
Sobre el viento
que huele a mi claro sueño,
sobre el agua
que sabe a mi pensamiento,
sobre la flor
que tiene forma de mis gestos,
sobre la tierra
hermosa y fecunda
como mi propio cuerpo.
Y enciendo y piso y desgarro
y muerdo y rompo y me aferro
y voy ahuyentándolo todo
con el trémulo espanto de mi locura.
Estoy loco de deseo
por todo lo que es bello como mi cuerpo,
o triste como mi pensamiento,
o fecundo como mi sangre,
o puro como mi frente.
Y es la posesión feroz
del viento detrás de un muro,
del agua entre aquellas piedras,
de la tierra donde haga oscuro,
la flor en cualquier parte.
Estoy loco de deseo,
latiendo a golpes sombríos.
Mi cuerpo sigue latiendo;
siento bajar mi calor.
Un momento mi locura
cede tregua
no se sabe si a mí o a mi cuerpo.
Me está llegando, lejano,
un canto de hermoso acento.
Oh dicha, es mi eco,
el eco mío de mi voz.
Dulce es a mi oído
como la brisa que acaricia fresca
la oreja que encendió el deseo.
Y se me cierran los ojos
de un sueño como un borroso olvido
que un instante
dará reposo a mi pensamiento.

¡Quién se lo diera a mi sangre!





ESPITA

Dejar correr la pluma el lápiz o la sangre
tiene que pasar algo no hemos venido a esto
no hemos venido así no más a ver cómo se muere el viento
cómo todo enmudece como si fuera sombra de la sombra dormida
no hemos venido a hablar a decir esto es todo
a ser lo que nos digan a no tener un mar
todo todo se acaba
o lo que es aún peor se convierte en su contrario
lo que ayer era un sueño es hoy no más un sueño
lo que antes era vida ahora es vida callada
y lo que fue mi fuerza es mi cárcel enferma
un día compraré con monedas extrañas
la dicha de tenerte pájaro que me cantas
que cantando te creas alrededor un cielo
con un mundo debajo con un árbol en medio
y debajo del árbol una mujer dormida
un día seré pobre inexpresablemente
vagabundo invisible despojado sin nombre
sin un mal trapo viejo que llevarme a la boca
sin dónde caerme muerto porque no tengo motivo para caerme muerto
andaré por las calles como una ágil mirada
seré joven y viejo
las sonrisas del mundo vendrán a comer en mi mano
como palomas puras que la selva confía
iré tan lleno de sol y de pecados
que nadie podrá ignorar al verme su propia abrasadora belleza
tendré que renunciar a la renuncia que huye
quiero quiero los días de relámpago azul
el sol color de pan las mujeres hermosas el ruido [de las olas
los pájaros que piensan con la velocidad del vuelo
los perros que representan a la melancolía
las colinas que expresan la dulzura de apoyar la cabeza entre tus muslos
renunciar a la necesidad de ser esclavo
y es lo más difícil
la verdadera vida no está ausente
pero estas ausente tú
quién eres tú qué haces por qué no te presentas
por qué dices mintiendo que has salido al camino
cuando has hecho barrotes de tu corazón polvoriento
de tus dedos que aprendieron a escribir
de tus labios que creían
de tus piernas que a ratos dejan de andar como los sobornados
cuando has hecho de tu alma una oficina
donde despachas los asuntos de tu vida
como si ella te tuviera a sueldo
la verdadera vida está aquí mírala
se llama así vida óyela cómo dice su nombre
<hola tú cómo estás me quieres hasta luego
me permite su lumbre nos veremos mañana
déme usted tres bolillos desabróchate el brassier
vamos a dar una vuelta
agua vino pan sal vinagre (alguna vez)
alguna vez lloré ah estar desnudo al sol y dormí a pierna suelta
¿no te gusta nadar? Yo me acosté con ella estás muy bronceado
Amanece a las 7 y en verano a las 5
sonríe todo el tiempo llueve a ratos ver mundo
quedarse en vacaciones trabajar muchas veces
qué esperamos a ello
tiren primero ustedes unidos venceremos
mí qué hambre tengo la vie este belle cantemos>
la verdadera vida aquí está mírala mira
la curva de su ingle mayestática  
opulenta generosa corpórea dormida
llena de sabiduría nido de calor
curva de latidos ahogados como el ritmo de un río
más variados más ricos más elocuentes más dulces que la lengua hebrea
es la vida verdadera y no sólo no está ausente
sino tan cerca de tu rostro como el fuego de la chimenea en invierno
y por eso prefieres fingir que eres un ángel.





CODA

Calla desnúdate cierra los ojos
Ríndete a la piel muda y su tórrida noche
La carne es una atmósfera nocturna
La palabra también volvió a la sombra
El dentro de la carne es otro espacio
Estamos juntos a este lado de los párpados
Ya no hay cuerpo y lenguaje
La piel es la nocturna orilla de los nombres
El habla retrocede a la matriz
La noche toma la palabra
en tu carnal idioma de gemidos
Toda tú eres tu piel
Tu piel entera no es sino tu signo
Se confunde contigo invadida de sombra
En esta oscuridad que eres entro ciego
Me pierdo por tu carne como por un sueño
Muerdo tu nombre mi cuerpo hiende tu alma
Nos respondemos tácitos en lo innombrable
La sombra es deslumbrante
La palabra salvaje despedaza la lengua
Sólo un pedazo de lenguaje aún vive
Tus gritos dan mi nombre al paroxismo
Abre los ojos soy yo.





ULISES

Era el espacio mismo, el lugar señalado. Nuevas aguas corrían pero el cauce consagrado permanecía inmutable. Detrás del presente otro presente vivía e irradiaba.
Y al Infiel ¿qué le estaba deparado, sino la misma morada dispuesta en alborozo cada día, sino el trémulo silencio, sino el amor sin mengua? La prometida decaía pero en su alma la promesa estaba intacta. Otras aguas corrían bajo las aguas, otro río era el río.
Todo estaba cumplido, allí fructificaban las promesas del comienzo, el Tiempo, viejo embaucador, no había mentido. Otra puerta se abría sobre lo mismo y desde aquel umbral todo era virgen. El Infiel retornado reconocía al fin cada una de las horas señaladas que cruzaron a su paso, secretas y puntuales.
En la mañana atravesada de brumas y de vehementes ráfagas, cuando llegó, vencido, y se dejó caer sobre aquella misma hierba cuyo vaho caluroso antaño respiró su reposo impaciente, se abrió lo que pensaba ser su tumba, cayó del otro lado, y era otra vez lo mismo: la misma luz, el mismo prado, las mismas castas brumas, el mismo instante que se abría debajo del instante: el lugar memorable, sitio para la fiesta de los signos.
Se incorporó, miró con sus apaciguados ojos todo en torno, y juró, sin nostalgia, amar el paso fugitivo de los días, sucesión de relámpagos azules, dar lo suyo a cada instante, y hacer siempre su fiesta de la hora que viene.




EL POETA EN SU CUMPLEAÑOS

Para Jim Irby, que cumple los suyos 
dos días antes que yo.

Volver a nacer nunca más desde ahora
quiero saber qué digo cuando me digo eso
no volver pero no quiero no volver a querer saber
quiero decir buscar qué fue lo que busqué
quiero decir que me asombro
que me pregunto y la pregunta es menos que el [asombro
me asombra haber llegado aquí
a este momento en que estoy viendo vivir aquellas ramas
pródigas y minuciosas en su
cómo hemos llegado pues el tiempo y yo a este lugar extraño
cómo es que estoy al fin en esta hora
en la que están también aquellos árboles el agua absorta los movidos pájaros
o es que no hemos llegado al fin a nada
pasará también este minuto
pero qué habrá sido lo que en él se cruza ahora
por qué todo venía a él como a su casa
en dónde está el lugar donde habré convivido
con estas cosas confiadas ante la mirada
donde estoy conviviendo en este instante
con mi vasta familia misteriosa
en un orden que no me asombra
que me asombro tanto de que no me asombre
mirando aquellas hojas todavía niñas
que nadan velozmente en el torrente del viento
imagen de la dicha que es el vértigo más lento
frescura invicta y escondida en los peores bochornos
y frescura también entre el hielo fanático
y que al llegar vi que también aquí milagrosamente vive
me bastó la primera rápida ojeada
para decirme aquí también aquí también
del mismo modo que entro en esta hora ahora
seguro de que en ella está también la dicha si la [quiero
pero no sé si estaba aquí de veras cuando vine
o si no menos milagrosamente la traje yo conmigo
la instalé sin saberlo en esta casa extraña
de este país extraño entre extrañas tareas
de donde estoy mirando este paisaje mío de un país extranjero
a través de una ventana a la que llamo mi ventana
y en la que pienso como mi ventana
sentado ante una mesa que compré envejecida y estragada
marcada sólo por el trabajo por el amor no
y que ahora es mi mesa tan tranquilamente
en la que se hallan bien mis papeles mis lápices mis pipas frías
y este vaso con un ramito de botones de oro
que cortamos ayer junto al agua oscura
en la ruda amistad del aire sofocado
descalzos por la dicha de la hierba
y que hoy hundidos en su poco agua limpia
siguen siendo tan puros tan intensos
como cuando poblaban las fauces del verano
pequeñas flores justas no perfectas ni imperfectas
valientemente erguidas en todos sus centímetros
vibrando en su fragilidad con la fuerza de la justeza
densas sus cabezas leves del peso de sus puros amarillos
pequeñas flores de gracia poderosa en su tamaño

alzadas de la perfección al tiempo
recortadas contra el fondo de la perfección
bellos cuerpos de flores
emblemas como quemaduras en la piel del tiempo
más mías que mis pipas mis lápices mis papeles
tan mías como mis palabras
pues todo puede ser ajeno extraño hostil menos ellas
unas leves flores amarillas una pocas palabras
desde las cuales recomenzar la pertenencia
reconstruir la trama del sitio donde aparecemos
del espacio donde somos más mutuos que nuestros
sólo porque hay flores y palabras diré que estoy aquí
que llegar hasta aquí fue llegar a algún sitio
porque era llegar a un sitio adonde llegan flores
sólo soy extranjero más acá de las flores
sólo de las palabras para acá disiento
allá todos conspiramos juntos
somos un solo hermano múltiple
parientes de las bestias los bichos los ramajes
paisanos de las piedras las aguas las tormentas
alzados de la perfección a la multiplicidad
para por una vez de una vez nacer
no volver a nacer decía
no acabar de nadar las frescas hojas ágiles
tal vez nacer sin fin
durar un solo nacimiento inmenso
no cumplir ya más años sembrarlos a la redonda
entrar de veras en el tiempo nadar en él no escalarlo
navegar a nivel de tiempo no despeñarme ya más por sus picos
haber de veras nacido todos mis nacimientos
no minar más el tiempo cavándole hondas fugas
no nacer más para de veras renovarse florecer alzarse
y no hundir cada vez en la sombra subterránea el tronco
cuántas veces de pronto algún comienzo mío
se desplomaba por debajo del tiempo
hacia el abismo prenatal hacia el pozo del no comenzar
y mientras vivía mi historia
me desvivía mi prehistoria
todo quedaba vivido y a la vez la vida no empezaba
no nacer más ser desde ahora contemporáneo de mis años
pues tantas veces he desautorizado al tiempo
tantas veces en otro tiempo
esperé frenético del porvenir otro tiempo
que aboliese este tiempo
de una vez por todas
un don brotado de la pura ausencia
una voz que desde antes de la vida
me viniese a decir «nada ha pasado
aún no has vivido no caíste nunca
todo lo hemos borrado no sabemos de nada
no nos conoce nadie estamos solos
consolados de ser
puros como la muerte»
mas no era ese altivo sueño el fuego de esperanza
era el trabajo de soñarlo
hecho de horas y de lentitud sometido al crecimiento
el sueño hecho trabajo ritmado punteado como una costura
que me cose a la tela temporal del mundo
era allí donde entraban todas las horas como en su como en su casa
allí donde siempre he vivido en la asombrosa naturalidad
haciéndome nativo de la extrañeza
morador de esa casa del tiempo como estaba diciendo
esa misma que aquí es ahora mi casa
donde estoy viendo por mi ventana ajena
la silueta negra de un negro con sombrero
que pesca recortándose contra el temblor luminoso
flotando en los remansos de este lento presente
envuelto en la lentitud que de él mismo emana
como el hilo de seda del capullo levísimo
o como el hilo levísimo que une estas líneas que escribo
que es el mismo que unía estas líneas que he escrito
abandonado como el negro pescador solitario
al hechizo de un agua y sus reflejos
que se mueven sin fin en un camino inmóvil
unidad incambiada de una forma no acabada nunca
siguiendo ondulaciones inseguibles
tantas tardes y noches y mañanas
junto a una taza de café que dejaba enfriarse
atento a no dejar enfriarse unas palabras vivas
un hilo nunca interrumpido aunque ignorado a veces
que en cada reencuentro se muestra como el hilo mismo
que dice que toda vida fue este proseguido murmullo
esta asombrada escucha del manar del tiempo en su fuente
un lentísimo vértigo una dicha secretísima
en la que en cada hora se derraman todas las horas anteriores
y cada escala en el tiempo cumple el viaje entero
y cada frase todas las frases pasadas
y cada acento todos los ritmos que llevaron hasta ese acento
y las palabras brotan siempre sin posible final
los años corren sin diques sin cumpleaños
y sin embargo hay un punto que termina el poema
hay un día que termina el año
cortamos trozos de tiempo los envolvemos los enlazamos
atar el tiempo en haces es lo que llamamos el trabajo
cumplir años un día es no ser como un ángel
pues a qué llamaríamos el cumpleaños de los dioses
pero en el frescor secreto del manantial del tiempo
este poema no termina nunca
estas palabras que escribo
allí se escriben para no acabar
allí son un perpetuo nacimiento
y el punto que pondré a estas líneas allí no lo pondré
allí el año se celebra no se cumple
lo que aquí tiene su fruto tiene allí su celebración
pues a qué nombraríamos trabajo
sin la celebración que llamamos nombrar
el mundo al que me cose el hilo del trabajo
con el hilo del murmullo lo pongo en la frescura
como hoy estoy poniendo en la frescura mis años
celebrando en el silencio de donde se devanan las palabras
del ritmo repetido del ocaso la noche el alba el mediodía
del retorno de esta juventud viejísima la primavera
de las ondas con que el viento empuja el agua hacia ninguna parte
de la danza de estas hojas en natación inmóvil
desnudas en la dicha en esa misma fuente de frescura
por la que tanto he trabajado para llegar a esta hora
a la que he estado llegando siempre
desde siempre curándome de ser intruso
entre estas cosas feraces
no nacidas
del
asombro.





LA MÚSICA
A Alicia Urreta

No se ve por ningún lado la fuente de silencio
el estanque de sombra la secreta semilla de tiempo
de donde ella ha debido levantarse
sigilosa descalza alada
mujer blanca y desnuda con un antifaz negro
en su danza de suspiros jugando con el fuego
música silencio viviente tesoro de irónicas monedas puras
chorro de enigmas deslumbrantes surtidor de inquietud
música boca sellada diosa que nada dice
por qué me clavas en el alma este imposible
de qué me estás hablando
qué atávica locura quieres hacerme confesar
qué serpiente dormida quisieras despertarme
adonde me arrastras por este túnel en que has convertido el tiempo
no te rías no huyas deja de socavar la tierra bajo mis pies
adonde quieres precipitarme
música abismo luminoso insidioso amor
música vibración de la ausencia lluvia de heridas
lluvia de claros venenos
lluvia de mudas preguntas sin respuesta
por qué me encadenas así al latido del tiempo
ah insensata avasalladora soy tu esclavo sonámbulo
espérame déjame tocarte enloquezco de libertad
dónde tenía yo estas oscuras entrañas que me acaricias
dónde estaba mi pureza límpida como el rayo
y que recibo ahora de tus manos de agua
música radiante de confusión
mina de luz lenguaje que gravita y gira
lenguaje astral silencio al fin solar
lenguaje movedizo bandada de señas y de risas
sigue durando no te acabes vive
sigue sigue fundando este imperio de éter
no te mueras fuera de ti apenas toque el mundo
va a disiparse este bloque de bondad que ha hecho de mí tu hecho de mi tu amor
espera llama helada no te vayas
acaba de decir la última sílaba termina esa palabra
materialízate detente formula ya el enigma
qué dices qué decías
ah no me arrebates ya tan fugitivo este blanquísimo dolor…





DIME MUJER

Mujer dónde escondes tu misterio
mujer agua pesada volumen transparente




NADIE

El que hizo el silencio
Y que descubre que no se desplaza
Que no transcurre
tampoco dice
No pasa nada
y ni dice tampoco
Estoy clavado aquí
¿Qué es aquí.
Cae esta tarde aquí la lluvia
Allí donde la lluvia cae
no estoy
No estaba donde el sol salía
Cuando esta madrugada
Salió el sol a redimir insomnes
Llega ahora la noche a la ciudad
No estoy a recibirla
Llegan la noche el horror la amargura
Entran todos en mí como en su casa
Entran sin mí yo no estoy para nadie
Yo no asisto a este entierro
Donde las sombras desalmadas
Me sepultan pensando en otra cosa
Yo de aquí no me muevo
Yo aquí me estoy
Aquí
-Aquí no hay nadie.





MUJERES

Conversan las mujeres al crepúsculo:
Con los brazos cruzados
Con los ojos ociosos
Las que escuchan atienden
A un tiempo íntimamente y lejanísimas
En paz consigo mismas
A sí mismas devueltas por esa voz ajena
Que toma la palabra y en ella envuelto el mundo
Y pone a los oyentes en la orilla
Donde la vida al fin queda al alcance
Donde el coloquio es tibieza y abrigo
Donde el murmullo llega como en sueños
Pero está uno despierto
Y en un silencio que se vuelca afuera
Por fin el habla calla
Y es la escucha quien habla
La escucha donde es dicho
Lo que ninguno dice
Lo que toda intención ya desfigura
Y entonces son el sitio salvador
Donde la especie misma se llama la Hechizada
La Atenta Taciturna la Fascinada Muda
La Sedienta de Voces la Absorta Escuchadora
Se pasan luego la palabra unas a otras
Va de boca en boca
Un lenguaje feliz manoseado
Mal fajado aturdido cosquilloso
No dicen nada soban las palabras
Se dejan entibiar por su licor el pecho
No dicen nada dicen que hay la vida
Dicen que hay fatalmente
Los relatos que crecen de nosotros
Como uñas o cabellos
No dicen nada por que todo corra
Por no parar su vida con palabras
Ni obcecar sus palabras de contusas acciones
Y ahora en ellas la especie se llama la Habladora
La Horneadora de Relatos
La Narradora Engañosa de la Muerte
La Incansable Hipnotista
Y ellas puestas por un rato a salvo
Con el rostro lavado en el olvido
Las manos dormitando en el regazo
Devanan el ovillo interminable
Tejen en círculo entre todas
Con inasibles ondas una red disipable
Por la que todo pasa y todo escapa
No quieren apresar su vida
No quieren poseerse en un relato
No tienen nada que salvar de la ignorancia
Hablan para ponerle un corazón al tiempo
Hablan por el manar y el devanar
Y en verdad es allí
no en las palabras
En el tiempo por ellas amaestrado
Que en las palabras danza
Una morosa danza aburrida y tiránica
Donde aprenden sus vidas a ser graves
A no ir a ningún sitio
Siendo el sitio de todo partir a todo sitio
A ser sombra y aroma de todos los relatos
Sin haber sido nunca relatadas
Conversan las mujeres para nada
Desde mi propia fiesta de palabras
Yo saludo su lenta ceremonia
Su juego de un misterio tan antiguo
Que se ha hecho invisible
Saludo su tranquila certidumbre
Con un saludo menos indudable
As desde una distancia
Tan tenebrosamente antigua
Como la gruta oculta y caldeada
Donde veo que están sentadas
Desde siempre
Charlando.





ANIMA VORTEX

Tuvo que ser el alma lo que te mordí, no puede venir de otro sitio esta amargura sin cuerpo, este contagio que me pone enferma la vena capital del tiempo; tuvo que ser ese lugar intocable y ciego, cesación del espacio que deshace mis puntos cardinales y devora las flechas de la orientación y le mata el sabor a todo sitio: tengo la carne invadida del veneno gaseoso de haber tocado aquello, el vórtice, la no-tú, la invencible fuerza ausente; tuvo que ser tu alma la que destiló este elixir mortal de sabor plomizo y la que hace de mi alma la enfermedad horrenda de mi vida. No puede ser sino en el alma, en la violencia del silencio que tiene en pie tu corazón, donde el rostro mismo del amor se muestra en su árida lisura y tus ojos mismos me borran con el viento helado de más allá de ti —tiene que ser el amor sin corazón del alma tuya, esplendoroso monstruo de antes de las leyes, el que me da por no nacido.





RECITADO

No es nada invierno no he huido
Sigo aquí no te agites soledad
Todo esto son los juegos derrumbados
Bajo el hastío circular del viento
De tus ociosas dunas sin salida
Bien sé en qué cárcel invencible
Pones a tus reclusos
Está hecha de horas
Cada día la ahonda
Recorrerla endurece su cimiento
Pensarla la amuralla
Estoy en ello marco el paso
Ya ves que no he intentado abrir el cofre
Donde tú y yo sabemos
Que tienes el amor depositado
Puedes estar tranquila
No escucharé a mi sangre mi impaciencia
Me sentaré con hambre bajo la suculencia
Y no alzaré mi mano adoctrinada
Me alimento de escarcha y disciplina
En mis andanzas por tu crudo territorio
No llevo ansia y temblor llevo un horario
Donde antes tuve rumorosos pensamientos
He instalado una higiene sin rebabas
Paso sin detenerme a unos centímetros
De la sombra entreabierta donde suena
»Rumor de besos y batir de alas»
No me desvío más
No voy pidiendo citas galantes a la vida
No lanzo mi jauría de miradas
A levantar la pieza mayor de la hermosura
Toda la adversidad la bautizo castigo
A todo mi despojo llamo precio
Toda esta sed proclamo que es justicia
Es hora de pagar
Me detengo me entretengo me someto
Presento mis muñecas a la proba inclemencia
No voy por el invierno me lleva su cadena
Su justo viento helado me pone en mi lugar
La Negación me da su merecido
Entro a la paz del convicto y confeso
Invierno invierno
laborioso pedagogo
¿Era esto pues lo que se me pedía?
¿Terminó ya el espanto puedo ya presentarme?
¿Soy ya acogido?
No negarás que traje mi osamenta
A tu celoso campo de reeducación
Pero ahora tú mismo te distraes
Tienes ya pájaros y desfallecimientos
Te crujen ya tus hielos
Cruje el cristal sin peso de la Forma
Para qué proseguir cuando llegue el deshielo
Estudiando mi error y tu doctrina
De cualquier modo hay que volver
Se vuelve siempre mientras quede vida
Vuelve hasta el mismo forajido
Viene a merodear
Viene a escondidas a probar a solas
Con su vieja cuchara manchada de arenillas
Las mieles que desprecia
O viene airado a romper más las puertas
Que sabe que le siguen encerrando
Nadie se va de veras para siempre
Aunque algunos se alejen
Nadie borra el redil
Nadie está nunca más allá del hombre
Después de la batalla los guerreros comen
Comen el alimento del redil
Comen trozos domados por el fuego de todos
Comen si no están muertos
Sólo el muerto se cierne más allá
Sólo el muerto es el amo
Después que se ha llevado el lenguaje a los páramos
Y allí lo ha degollado
Le ha sacado las tripas a su vida
Y ha visto que eran muerte
El duro probador de certidumbres
Regresa también él
Viene a decírnoslo
Si no está muerto
Con las palabras que comemos cada día
Solamente los muertos ayunan de lenguaje
Sólo los muertos callan
Odria yo decir un día
Que «senté a la Belleza en mis rodillas
—Y encontré que es amarga- Y la injurié»
Y para hablaros de esa injurií
No encontrar un lenguaje
Sino el de la Belleza
Nadie está más allá
La disputa del amo
Dueño del otro
Es la disputa de los muertos
Los vivos vuelan de otro modo
Con otra libertad
Con otra servidumbre
La Muerte es de los muertos
Por ellos vive entre nosotros
Por ellos somos hombres
Pero no por aquel que entre nosotros
Agita su bandera
Ése quiere embolsarse nuestra vida
Con el poder del amo el poder de la Muerte
Con el saber del amo el saber de la Muerte
Ya lo dije no es eso
Hay que pensar por fin dentro del tiempo
Hay que empezar de nuevo
El año no me suelta todavía
Cruje el cristal sin peso de la Forma
Para qué proseguir cuando llegue el deshielo
Estudiando mi error y tu doctrina
De cualquier modo hay que volver
Se vuelve siempre mientras quede vida
Vuelve hasta el mismo forajido
Viene a merodear
Viene a escondidas a probar a solas
Con su vieja cuchara manchada de arenillas
Las mieles que desprecia
O viene airado a romper más las puertas
Que sabe que le siguen encerrando
Nadie se va de veras para siempre
Aunque algunos se alejen
Nadie borra el redil
Nadie está nunca más allá del hombre
Después de la batalla los guerreros comen
Comen el alimento del redil
Comen trozos domados por el fuego de todos
Comen si no están muertos
Sólo el muerto se cierne más allá
Sólo el muerto es el amo
Después que se ha llevado el lenguaje a los páramos
Y allí lo ha degollado
Le ha sacado las tripas a su vida
Y ha visto que eran muerte
El duro probador de certidumbres
Regresa también él
Viene a decírnoslo
Si no está muerto
Con las palabras que comemos cada día
Solamente los muertos ayunan de lenguaje
Sólo los muertos callan
Podría yo decir un día
Que «senté a la Belleza en mis rodillas
—Y encontré que es amarga- Y la injurié»
Y para hablaros de esa injuria
No encontrar un lenguaje
Sino el de la Belleza
Nadie está más allá
La disputa del amo
Dueño del otro
Es la disputa de los muertos
Los vivos vuelan de otro modo
Con otra libertad
Con otra servidumbre
La Muerte es de los muertos
Por ellos vive entre nosotros
Por ellos somos hombres
Pero no por aquel que entre nosotros
Agita su bandera
Ese quiere embolsarse nuestra vida
Con el poder del amo el poder de la Muerte
Con el saber del amo el saber de la Muerte
Ya lo dije no es eso
Hay que pensar por fin dentro del tiempo
Hay que empezar de nuevo
El año no me suelta todavía
Pero tengo que hacer que suelte mi mirada
Debo intentar mirar esto que estoy diciendo
En el instante en que lo estoy mirando
Sin que enmudezca bajo la mirada
Lo que queda de invierno será escucha
Soledad resonante de gorjeos
Presente sin murallas hundido en la corriente
Voz suelta por el tiempo
Abrazado al invierno no hay salida
Ir hacia la salida es volver a ser reo
Es dejarme engañar de nuevo por mi sangre
Por mi verde impaciencia
No seré nunca presentable
donde sólo la ausencia se presenta
Siempre caerá al vacío esta locura
Hacer mi abrigo del invierno
De buscar la mirada de amor del desamor
De querer que la muerte
Deje un beso en la frente de mi vida
Es otro mi cuidado
Otro mi riesgo otra mi pérdida
No será haber guardado
El calor de mi sangre entre las nieves
Y no haber empujado el hielo por mis venas
Lo que ha de hacerme indigno
De respirar la primavera cuando llegue
Fue en el curso del tiempo donde me extravié
Dónde sino en el tiempo me podría encontrar
Pedirle amor al tiempo es otro riesgo
El abrazo del tiempo es otra historia
Es historia que sigue en el camino
Que viene con su hombre por el tiempo
Es mi historia con olas en mis playas
Que son las olas de hace mil kilómetros
Amorío del tiempo con mis días
Historia compañera
Historia que no es amo
Ningún dique es el amo de las aguas
También pasa el invierno
Hasta la misma soledad es remontable
Bajo el hielo mi vida es aún navegable
Hay que empezar de nuevo
Tengo que relatarme una vez más mi historia
Para escucharla allí donde estoy relatándola
Hay que empezar de nuevo por los pájaros
A pesar de su sangre su impaciencia
Volver a recorrer las sendas del invierno
Sin poner tercamente su hielo en mi mirada
Nunca seré un invierno
Donde el invierno estaba no estaré nunca yo
No puedo estar donde no esté conmigo
esta sangre caliente
Donde estoy con mi sangre
Siempre se quedará afuera el invierno
Allá afuera lo escucho
Allá afuera me espera su aventura
Allá me hablan sus pájaros
No hay remedio exiliado
En pleno exilio escuchas
Siempre echas hojas mientras quede vida
En las más abrumadas y más llovidas tardes
Te estás tras tu pared de solitario
Pero mirando por una ventana







RUEGO DEL NAVEGANTE

Qué otro ruego ferviente
Sino el de contar siempre con la espera segura
De un lugar animoso de descarga y de tregua
No un bastión no un refugio
No otro domicilio
Que el designado en pleno aire mudable
Por el amor de la mirada
Tibio lugar de espera no porque nadie llame
No porque clame la impaciencia
Lugar de espera porque en él entramos
Con el rostro de paz del esperadc
Como el barco acogido
Sin proclama en el puerto atareado
Y contra un firme espacio
Atracando en el tiempo en movimiento
En una hora de escala
Hecha suelo de lentos desembarcos
Y fondeadero azul de la memoria
Entre los pocos hace mucho acostumbrados
A conocer de lejos nuestras velas
Y a ver mecerse nuestro casco ocioso
En la pereza de esos muelles
Y sino el de volver a veces
A ese revuelco límpido de afanosa carnada
Trayendo de muy lejos hasta su centro mismo
Alguna pura lumbre en la mirada
Allá en su soledad
Ha sostenido a solas la de las sirenas.




EL VIEJO POETA

Llueve en mi mundo
Llueve sin prisa sin rencor sin saña
El día entero hemos andado juntos
Esta lluvia que vino a visitarme y yo
A ratos recorriendo lado a lado
Puesto a mi paso el son de su música plana
Los viejos territorios sembrados de la historia
De nuestra húmeda amistad de siempre
A ratos en su casa cada uno
Pero juntos también en nuestro gusto
Ella en su gran palacio de palidez y vaho
Yo en mi silencio tras de la vidriera
Con las manos ociosas pero siempre vivas
Descansando esta vez en el regazo
Todo el día cayó la lluvia convencida
Y era en mi mundo donde así llovía
Hace toda una vida que empecé a soñarlo
Como ahora lo vive mi obediencia
Hace toda una vida que he estado haciendo mío
Un mundo que por eso me era dado
Hace toda una vida que hago mía mi vida
No como algún pequeño dios
De risibles poderes
Sino siempre rindiéndome
Enamorado siempre sin defensa
De la evidencia de ojos de relámpago
No enarbolando nunca mi fútil banderola
Para tapar su desnudez de trueno
Sino entregado siempre a aquello que se entrega
Llevo toda una vida recorriendo la vida
Con todas mis palabras boquiabiertas
Dispuestas a prestarse calladamente a todo
Renunciando a ser habla para ser resonancia
Atentas siempre a no decir lo suyo
Cada vez que se topan en la puerta con algo
Que pide la palabra
Toda la vida llevo aprendiendo un lenguaje
Vulnerable y sin párpados como una oreja
Mil lugares así me confiaron su voz
Y oigo ahora a la vida en todas partes
Hablarme en mis palabras
El mundo entero ahora es mío
Como no lo es de nadie
Así como tampoco nadie es más de este mundo
Que el fiel recolector de intactos episodios
En que se abren los ojos de su cruda presencia
Todos los sitios donde un día supe
Tapar la boca a tiempo a mis certezas
Y dejarme anegar desnudo por la ola
Siguen mecidos para siempre
En su viva marea
Por todas partes voy reconociendo
Lo que dijo un lugar en un momento
En todas partes tengo algún amor
Que supe el secreto
Y que será por eso para siempre mi cómplice
Vamos la lluvia y yo por nuestro mundo
También soy yo una lluvia
Van lloviendo en la tierra mis miradas
Que la empapan también y la fecundan
También yo como ella lluevo sobre mojado
Chapoteo en los charcos que ya sorbió mi sed
Cruzo sobre la tierra un vaho mío
Escurro por caminos que enlodaron mis pasos
Ahora cuando salgo a errar como la lluvia
Topo a cada rato con sitios y momentos
De los que bien conozco la mirada
Aquí cumplí un solsticio
Allá le vi los pechos febriles a la noche
Esta arboleda un día me consoló de todo
Y otro día fui yo para otro parque
Consolador testigo de su hondura sin nadie
Aquel es el lugar donde luché un invierno
Con la hosca soledad de empantanados ojos
Y derribé por tierra
Su gran cuerpo empañado y la seduje
Y ese otro a aquel
Donde la Muerte me miró a los ojos
Y aceptó mi verdad
En ese otro lugar vencí a la guerra
Y vi que era legítima la espada que me hería
Y en uno más la nieve herética
Fraternizó con mi acosado idioma
En mis sitios mil veces
Una verdad errante me tomó la palabra
Se desposó con ella y le puso su nombre
Nunca mi boca ha bautizado nada
Siempre ha sido mi lengua bautizada
Tampoco digo ahora que esta lluvia es bautismo
Es el bautismo el que se dice
Con las mismas palabras que la lluvia
Me arranca de los labios chorreantes
Pues son muchos los golfos señalados
Que en mi memoria llevan como su nombre mismo
Una enigmática señal de lluvia
Bajo una lluvia turbia una mañana astrosa
El oído estaba al sol bajo el silbo del mirlo
Una lluvia me habló de la alianza
De las purezas y de los diluvios
Y otra me hizo entender la palabra «descalzo»
Y una más me enseñó que el frescor siempre danza
Y otro día la lluvia me buscó las palabras
Para decirme el nombre pluvial de los caminos
Lo que llueve en el mundo en mi memoria llueve
Mi memoria es ahora el mundo mismo
Que es mío todo entero y yo solo lo pueblo
Como toda una tribu y su prolija historia
Desde el comienzo mi lenguaje dijo
Hágase tu verdad
Desde el comienzo renuncié a mi nombre
Y me he llamado siempre Mundo
En todas partes busque siempre ser vencido
No fui lacayo nunca de la odiosa Victoria
Y su mortífera eficacia
Sólo fui victorioso indoblegablemente
Cuando fue necesario resistir
En espera del centro al que rendirlo todo
Al fin por todas partes bajo todas las lluvias
Reconozco los sitios imborrables
De todas las amadas derrotas de mi idioma
Eso fue ser poeta
Desarmarle a mi idioma todos sus parapetos
Y no para reinar en las palabras
No para liberarlas
Para firmar como el relapso oculto
El supremo armisticio con lo que ellas acosan
Nada terrestre me es ajeno
He sembrado de huellas todo mi territorio
Igual que todo hombre que ha vivido
Pero yo solo al fin las oigo hablar conmigo
Sólo mi idioma absorto
No tuvo nunca nada que decirles
Sólo él fue el escucha
Y envuelto en mi lenguaje voy envuelto en el mundo
Tengo por fin toda mi vida afuera
De lo que el día hacía hice siempre mi historia
Y ahora en todas partes los sitios me la cuentan
Todo se acuerda de mi vida
Todo es tan mío como mi memoria
Toda una vida me ha llevado
Cuando hablo todo yo hablar sin mí
Y tras toda una vida soy ahora
Aquel para quien llueve cuando llueve en su mundo
A quien busca la voz en todos los rincones
Con quien quiere tener el tiempo su aventura
El que en el aire henchido
De este día de lluvia compañera
Respira el nombre entero de su vida
Con el que el mundo cada día se hace suyo.





AUSENTE

A veces me parece mientras marcho
Que todo este camino recorrido
Tan largo tan extenso
Tan dormido a lo lejos
Se pone también él calladamente en marcha
Y que avanza a mi lado pero absorto en sus cosas
Derramando en murmullos
Unas cavilaciones que no entiendo
Que son las suyas pero no las mías

Como si ausente yo
Fuera ahora mi vida
La que se pone a meditar en mí.





IGNORANCIA DEL POETA

Quién me ha nombrado y cuándo y sin decírmelo
A este dudoso honor
Que me impone con tanta deferencia
Su muda tiranía
Fui ¿Fui yo mismo
Fue lo menos yo que hay en el mundo?
Por qué me tiene aquí
Delegado de quién
Reservándose siempre el derecho enigmático
A llamarme de nuevo a cualquier hora
A mi apacible servidumbre
Sacarme de mi ley y mi tarea
Y convertirme entero
En absurdo testigo no llamado
Sin tribunal sin pleito y sin sentencia
Embajador apócrifo y borrado
De no se sabe qué comunidad submersa
Sin nombre sin lugar sin rostro
Y yo respondo siempre
Dejo todo y me salgo a mi puesto de escucha
Persigo sin desmayo no sé qué
No me distraigo de esperar los signos
Que me dirán qué espero
Pero dime Obediencia
Este llamado desde ningún sitio
¿Es el mismo que el otro
El que me llama al centro de mi vida
El que no me delega ni me nombra nada
El que sólo me ordena que haga mía mi historia?
¿Son los tiranos uno? ¿son yo mismo?
¿O son lo menos yo que hay en el mundo?

Porque hay también esta otra voz de nadie
Que me arranca también de mi tarea
Pero no de mi ley
Que me sube también
A una vertiginosa y solemne atalaya
De donde no vigilo lo que sin mí florece
Lo que boga en el tiempo para todos
Sino lo que en mi vida gravita hacia su peso
O disgrega sus polos en vanidad e inercia

Yo sé Voz Desarmante que es la misma
La trémula inminencia que me envías
Esta clara emoción que me visita
Pero no se hace mía
Este corazón limpio que palpita
Ejemplar junto al mío pero no en mi pecho
En el pecho inmedible de la Vida

Yo sé que una certeza me utiliza
Para ver con mis ojos descorrerse un velo
Y la lluvia de luz con me empapa
Cortándome el resuello
Con su frío de aurora impostergable
La misma en mis dos distintos torreones
A los que tú me raptas
El que se asoma en busca de lo que ha de ser dicho
Y el que mira imantado lo que ha de ser vivido

Pero nunca sabré si son el mismo
El que prueba el difícil diapasón de los nombres
Y el que se busca un alma en la espesura
Nunca sabré si ve los ojos de un destino
Quien no oye agitarse las voces de lo otro

No lo sé y no lo exijo
Esta obediencia es obediencia a todo
Y también a mí mismo
Sigo siendo viva exigencia de hombre
Donde ya no pregunto.




CONFESIÓN

El día
está tan bello
que no puede mentir:
comemos de su luz nuestro pan de verdad.

Su cuerpo se desciñe
y se tiende y se ofrece.
esta dicha no engaña: nada quiere.

Di: ¿no es más fuerte
que nuestro amor altivo de la muerte
esta sencilla gracia equilibrada
que nada
ejerce?.

Pero cuánto pavor,
violenta alma mediata,
te infunde todavía esa burlona voz
que a solas te susurra «estás salvada».

No, no,
tu destino ni ha muerto ni es tu esclavo.
Soberbia y Miedo, confesad:
la vida toda fue verdad.




X

Hasta la paz que has trastornado gana:
sacia como la tierra subvertida
su ahogada sed de oxigenada vida,
absorbe el sismo que añoró su gana,

vuelve su peso con alivio, y sana
el dolor de su vértebra entumida
después que ha sido rota y abolida
su ilusión de quietud perpetua y vana.

Guarda otra vez el tiempo en sus dobleces
el implacable polo que atraía
mi urgencia alzada hacia tu oscura brecha,

como si hendirte a ti fuera a las veces
hacer mi propia paz de veras mía,
en mis brazos violada y satisfecha.




XIII

Cómo me duele en la mañana fea
tu ausencia que me azolva los pulmones.
Tiznado el rostro de hoscos nubarrones,
un cielo innoble y cegatón bizquea,

y la casa inconexa balbucea
revolcada entre estúpidos rincones.
Qué tristes los estériles colchones
que un aire asexuado y muerto orea

y que pudieron ser, tras la frontera
de luz descuartizada y caos nefando,
nidos para hibernar toda una era,

mi lengua con tu vulva conversando,
hasta hallarme de nuevo en la alegría
lamiendo ya en plena verdad del día.





CANTA LA LUZ

La mañana está suelta
Retozando sin amo por las playas
Desnudez melodiosa
Para los ojos es su música

Cada vez que un tumulto turbio escampa
Y vuelve a despejarse un cielo de silencios
De nuevo empieza a oírse
Lo que otro oído nuestro escucha

Detrás del ruido sigue sonando siempre el tiempo
En la diafanidad cantan las horas

En el limpio impudor de la mañana
Con los ojos atentos en escucha
Vuelvo a oír el sonido de unos brazos de luz
En los que he estado siempre durando en una música

Esta mañana escucho lucir mi dicha tácita
Cuyo nombre danzable
Siempre callado pero exhibido siempre
Queda en su transparencia impronunciado. 





LO INMORTAL

Salir de casa una mañana fresca
Y navegando con el rostro al aire
Como una alegre proa levantada
Que azota la marea más despierta
Saber de pronto que surcamos
La verdad desarmante
La limpia herida rauda de la dicha

Y no es que hayamos desgarrado
Con ademán grandioso
Las tercas ligaduras de las ropas
Sino que sólo ahora recordamos
Que bajo ese espesor vamos siempre desnudos
Esto hemos aprendido
De los volubles e incansables climas
Y sus sanos rigores

Arropando aprensivos nuestro frágil calor
No es que hayamos matado la inmortal inclemencia
Nuestro desnudo que bajo sus corazas
Cierra los tiernos ojos defendiéndose
Hasta el final sigue siendo más suyo
Que de ese mismo abrigo que con razón le opone

Luchamos siempre así justificados
Con todo lo inmortal que ulula afuera
Y que el vivo deseo de nuestra vida misma
Sostendrá siempre en vida.





AGUA DE LUZ

Llega también ahora a nuestras calles
El fresco chapuzón donde se lava el día
La ligereza helada o alada de los soplos
Bastaría ella sola a deslumbrarnos
Si no hubiera esta luz
Desnuda impunemente en su blancura
Sin el más leve velo de un escrúpulo

Alma prepárate
Vas a tener que despojarte
De tu ropaje y tus tareas
Y dichosa y transida
Con chillidos y brincos y risas espasmódicas
Lavarte hasta los huesos en la tenaz limpieza
Hasta tocar de nuevo
Tanto tiempo olvidado
Ese canto rodado que te ancla
Al deslumbrado cauce improseguible.

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