Tomás Segovia (Valencia, España, 21 de mayo de 1927 - México, 7 de noviembre de 2011) fue escritor, poeta y ensayista nacido en España y naturalizado mexicano.
Ganador del Premio Xavier Villaurrutia en 1972, por Terceto,
obtuvo el Premio Magda Donato en 1974, y el Premio Alfonso X de
Traducción en 1982, 1983 y 1984. Fue ganador del Premio Octavio Paz de Poesía y
Ensayo en 2000, del XV Premio de
Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 2005, y del Premio
Extremadura a la Creación en 2007. El 10 de octubre de 2008 fue galardonado con
el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca ciudad de Granada,
concedido a toda una trayectoria. Su poemario Estuario obtuvo en abril
de 2012 el Premio de la Crítica 2011.
De Wikipedia.
LOS JARDINES DE ALLÁ
Los jardines
allá contra el ocaso
desnudan ya
sus pies entre las sombras.
Bajo el sol
de la tarde
yo distiendo
mis miembros
como un
dulce animal oscurecido.
Entre las
altas hojas,
la luz de
las promesas;
yo la miro
volar;
tranquilo
como un rey.
Un día seré
pobre inexpresablemente,
haré mi
corazón
de un puñado
de tierra desdeñada,
tendré la
frente pura
y la mirada
inacabable:
volveré,
volveré;
felicidad,
vendré por ti.
ENTONCES
Si ya no me
atormenta aquel veneno,
si no soy
guardia de mí mismo
oculto para
ser el triste premio
de una hora
pálida de gloria,
si puede el
reino aquél venir o no,
la dicha
perseguirme o rodar a mis pies,
la inocencia
pasar y no verme,
entonces
seré libre y verdadero,
viviré en un
perpetuo mediodía,
no me
conoceréis.
Quiéreme
aprisa, amor,
pronto seré
invisible.
EL SILENCIO
Está lleno
del ruido
secreto de
las horas
y cerca de
sus labios
tiene el
tiempo sus fuentes.
UN NARCISO
Todo mi
cuerpo está latiendo
como un solo
corazón;
latiendo a
golpes oscuros.
Masco en mi
boca mi aliento
como una
espuma sabor de angustia.
Estoy loco
de deseo por el viento,
estoy loco
de deseo por el agua,
estoy loco
de deseo
por la
tierra y por la flor.
Siento esta
locura que me sube
del vientre
como un calor,
me enciende
todo el pecho
como una
sola herida,
me endurece después
las venas de
la garganta,
alcanza
luego mis ojos
y los abrasa
por dentro.
Todo mi
cuerpo está latiendo
como un solo
corazón.
Mis muslos
presienten ya
la dura
curva de su brinco.
Ya rompe mi
locura
entreabriéndome
los labios.
Ya me lanzo,
me abalanzo
sobre el
viento y el agua
y la tierra
y la flor.
Sobre el
viento
que huele a
mi claro sueño,
sobre el
agua
que sabe a
mi pensamiento,
sobre la flor
que tiene
forma de mis gestos,
sobre la
tierra
hermosa y
fecunda
como mi
propio cuerpo.
Y enciendo y
piso y desgarro
y muerdo y
rompo y me aferro
y voy
ahuyentándolo todo
con el
trémulo espanto de mi locura.
Estoy loco
de deseo
por todo lo
que es bello como mi cuerpo,
o triste
como mi pensamiento,
o fecundo
como mi sangre,
o puro como
mi frente.
Y es la
posesión feroz
del viento
detrás de un muro,
del agua
entre aquellas piedras,
de la tierra
donde haga oscuro,
la flor en
cualquier parte.
Estoy loco
de deseo,
latiendo a
golpes sombríos.
…
Mi cuerpo
sigue latiendo;
siento bajar
mi calor.
Un momento
mi locura
cede tregua
no se sabe
si a mí o a mi cuerpo.
Me está
llegando, lejano,
un canto de
hermoso acento.
Oh dicha, es
mi eco,
el eco mío
de mi voz.
Dulce es a
mi oído
como la
brisa que acaricia fresca
la oreja que
encendió el deseo.
Y se me
cierran los ojos
de un sueño
como un borroso olvido
que un
instante
dará reposo
a mi pensamiento.
¡Quién se lo
diera a mi sangre!
ESPITA
Dejar correr
la pluma el lápiz o la sangre
tiene que
pasar algo no hemos venido a esto
no hemos
venido así no más a ver cómo se muere el viento
cómo todo
enmudece como si fuera sombra de la sombra dormida
no hemos
venido a hablar a decir esto es todo
a ser lo que
nos digan a no tener un mar
todo todo se
acaba
o lo que es
aún peor se convierte en su contrario
lo que ayer
era un sueño es hoy no más un sueño
lo que antes
era vida ahora es vida callada
y lo que fue
mi fuerza es mi cárcel enferma
un día
compraré con monedas extrañas
la dicha de
tenerte pájaro que me cantas
que cantando
te creas alrededor un cielo
con un mundo
debajo con un árbol en medio
y debajo del
árbol una mujer dormida
un día seré
pobre inexpresablemente
vagabundo
invisible despojado sin nombre
sin un mal
trapo viejo que llevarme a la boca
sin dónde
caerme muerto porque no tengo motivo para caerme muerto
andaré por
las calles como una ágil mirada
seré joven y
viejo
las sonrisas
del mundo vendrán a comer en mi mano
como palomas
puras que la selva confía
iré tan
lleno de sol y de pecados
que nadie
podrá ignorar al verme su propia abrasadora belleza
tendré que
renunciar a la renuncia que huye
quiero
quiero los días de relámpago azul
el sol color
de pan las mujeres hermosas el ruido [de las olas
los pájaros
que piensan con la velocidad del vuelo
los perros
que representan a la melancolía
las colinas
que expresan la dulzura de apoyar la cabeza entre tus muslos
renunciar a
la necesidad de ser esclavo
y es lo más
difícil
la verdadera
vida no está ausente
pero estas
ausente tú
quién eres
tú qué haces por qué no te presentas
por qué
dices mintiendo que has salido al camino
cuando has
hecho barrotes de tu corazón polvoriento
de tus dedos
que aprendieron a escribir
de tus
labios que creían
de tus
piernas que a ratos dejan de andar como los sobornados
cuando has
hecho de tu alma una oficina
donde
despachas los asuntos de tu vida
como si ella
te tuviera a sueldo
la verdadera
vida está aquí mírala
se llama así
vida óyela cómo dice su nombre
<hola tú
cómo estás me quieres hasta luego
me permite
su lumbre nos veremos mañana
déme usted
tres bolillos desabróchate el brassier
vamos a dar
una vuelta
agua vino
pan sal vinagre (alguna vez)
alguna vez
lloré ah estar desnudo al sol y dormí a pierna suelta
¿no te gusta
nadar? Yo me acosté con ella estás muy bronceado
Amanece a
las 7 y en verano a las 5
sonríe todo
el tiempo llueve a ratos ver mundo
quedarse en
vacaciones trabajar muchas veces
qué esperamos
a ello
tiren
primero ustedes unidos venceremos
mí qué
hambre tengo la vie este belle cantemos>
la verdadera
vida aquí está mírala mira
la curva de
su ingle mayestática
opulenta
generosa corpórea dormida
llena de
sabiduría nido de calor
curva de latidos
ahogados como el ritmo de un río
más variados
más ricos más elocuentes más dulces que la lengua hebrea
es la vida
verdadera y no sólo no está ausente
sino tan
cerca de tu rostro como el fuego de la chimenea en invierno
y por eso
prefieres fingir que eres un ángel.
CODA
Calla
desnúdate cierra los ojos
Ríndete a la
piel muda y su tórrida noche
La carne es
una atmósfera nocturna
La palabra
también volvió a la sombra
El dentro de
la carne es otro espacio
Estamos
juntos a este lado de los párpados
Ya no hay
cuerpo y lenguaje
La piel es
la nocturna orilla de los nombres
El habla
retrocede a la matriz
La noche
toma la palabra
en tu carnal idioma de gemidos
Toda tú eres
tu piel
Tu piel
entera no es sino tu signo
Se confunde
contigo invadida de sombra
En esta
oscuridad que eres entro ciego
Me pierdo
por tu carne como por un sueño
Muerdo tu
nombre mi cuerpo hiende tu alma
Nos
respondemos tácitos en lo innombrable
La sombra es
deslumbrante
La palabra
salvaje despedaza la lengua
Sólo un
pedazo de lenguaje aún vive
Tus gritos
dan mi nombre al paroxismo
Abre los
ojos soy yo.
ULISES
Era el
espacio mismo, el lugar señalado. Nuevas aguas corrían pero el cauce consagrado
permanecía inmutable. Detrás del presente otro presente vivía e irradiaba.
Y al Infiel
¿qué le estaba deparado, sino la misma morada dispuesta en alborozo cada día,
sino el trémulo silencio, sino el amor sin mengua? La prometida decaía pero en
su alma la promesa estaba intacta. Otras aguas corrían bajo las aguas, otro río
era el río.
Todo estaba
cumplido, allí fructificaban las promesas del comienzo, el Tiempo, viejo
embaucador, no había mentido. Otra puerta se abría sobre lo mismo y desde aquel
umbral todo era virgen. El Infiel retornado reconocía al fin cada una de las
horas señaladas que cruzaron a su paso, secretas y puntuales.
En la mañana
atravesada de brumas y de vehementes ráfagas, cuando llegó, vencido, y se dejó
caer sobre aquella misma hierba cuyo vaho caluroso antaño respiró su reposo
impaciente, se abrió lo que pensaba ser su tumba, cayó del otro lado, y era
otra vez lo mismo: la misma luz, el mismo prado, las mismas castas brumas, el
mismo instante que se abría debajo del instante: el lugar memorable, sitio para
la fiesta de los signos.
Se
incorporó, miró con sus apaciguados ojos todo en torno, y juró, sin nostalgia,
amar el paso fugitivo de los días, sucesión de relámpagos azules, dar lo suyo a
cada instante, y hacer siempre su fiesta de la hora que viene.
EL POETA EN
SU CUMPLEAÑOS
Para Jim
Irby, que cumple los suyos
dos días antes que yo.
dos días antes que yo.
Volver a
nacer nunca más desde ahora
quiero saber
qué digo cuando me digo eso
no volver
pero no quiero no volver a querer saber
quiero decir
buscar qué fue lo que busqué
quiero decir
que me asombro
que me pregunto
y la pregunta es menos que el [asombro
me asombra
haber llegado aquí
a este
momento en que estoy viendo vivir aquellas ramas
pródigas y
minuciosas en su
cómo hemos
llegado pues el tiempo y yo a este lugar extraño
cómo es que
estoy al fin en esta hora
en la que
están también aquellos árboles el agua absorta los movidos pájaros
o es que no
hemos llegado al fin a nada
pasará
también este minuto
pero qué
habrá sido lo que en él se cruza ahora
por qué todo
venía a él como a su casa
en dónde está
el lugar donde habré convivido
con estas
cosas confiadas ante la mirada
donde estoy
conviviendo en este instante
con mi vasta
familia misteriosa
en un orden
que no me asombra
que me
asombro tanto de que no me asombre
mirando
aquellas hojas todavía niñas
que nadan
velozmente en el torrente del viento
imagen de la
dicha que es el vértigo más lento
frescura
invicta y escondida en los peores bochornos
y frescura
también entre el hielo fanático
y que al
llegar vi que también aquí milagrosamente vive
me bastó la
primera rápida ojeada
para decirme
aquí también aquí también
del mismo
modo que entro en esta hora ahora
seguro de
que en ella está también la dicha si la [quiero
pero no sé
si estaba aquí de veras cuando vine
o si no
menos milagrosamente la traje yo conmigo
la instalé
sin saberlo en esta casa extraña
de este país
extraño entre extrañas tareas
de donde
estoy mirando este paisaje mío de un país extranjero
a través de
una ventana a la que llamo mi ventana
y en la que
pienso como mi ventana
sentado ante
una mesa que compré envejecida y estragada
marcada sólo
por el trabajo por el amor no
y que ahora
es mi mesa tan tranquilamente
en la que se
hallan bien mis papeles mis lápices mis pipas frías
y este vaso
con un ramito de botones de oro
que cortamos
ayer junto al agua oscura
en la ruda
amistad del aire sofocado
descalzos
por la dicha de la hierba
y que hoy
hundidos en su poco agua limpia
siguen
siendo tan puros tan intensos
como cuando
poblaban las fauces del verano
pequeñas flores
justas no perfectas ni imperfectas
valientemente
erguidas en todos sus centímetros
vibrando en
su fragilidad con la fuerza de la justeza
densas sus
cabezas leves del peso de sus puros amarillos
pequeñas
flores de gracia poderosa en su tamaño
alzadas de
la perfección al tiempo
recortadas
contra el fondo de la perfección
bellos
cuerpos de flores
emblemas
como quemaduras en la piel del tiempo
más mías que
mis pipas mis lápices mis papeles
tan mías
como mis palabras
pues todo
puede ser ajeno extraño hostil menos ellas
unas leves
flores amarillas una pocas palabras
desde las
cuales recomenzar la pertenencia
reconstruir
la trama del sitio donde aparecemos
del espacio
donde somos más mutuos que nuestros
sólo porque
hay flores y palabras diré que estoy aquí
que llegar
hasta aquí fue llegar a algún sitio
porque era
llegar a un sitio adonde llegan flores
sólo soy
extranjero más acá de las flores
sólo de las
palabras para acá disiento
allá todos
conspiramos juntos
somos un
solo hermano múltiple
parientes de
las bestias los bichos los ramajes
paisanos de
las piedras las aguas las tormentas
alzados de
la perfección a la multiplicidad
para por una
vez de una vez nacer
no volver a
nacer decía
no acabar de
nadar las frescas hojas ágiles
tal vez
nacer sin fin
durar un
solo nacimiento inmenso
no cumplir
ya más años sembrarlos a la redonda
entrar de
veras en el tiempo nadar en él no escalarlo
navegar a
nivel de tiempo no despeñarme ya más por sus picos
haber de
veras nacido todos mis nacimientos
no minar más
el tiempo cavándole hondas fugas
no nacer más
para de veras renovarse florecer alzarse
y no hundir
cada vez en la sombra subterránea el tronco
cuántas
veces de pronto algún comienzo mío
se
desplomaba por debajo del tiempo
hacia el
abismo prenatal hacia el pozo del no comenzar
y mientras
vivía mi historia
me desvivía mi
prehistoria
todo quedaba
vivido y a la vez la vida no empezaba
no nacer más
ser desde ahora contemporáneo de mis años
pues tantas
veces he desautorizado al tiempo
tantas veces
en otro tiempo
esperé
frenético del porvenir otro tiempo
que aboliese
este tiempo
de una vez
por todas
un don
brotado de la pura ausencia
una voz que
desde antes de la vida
me viniese a
decir «nada ha pasado
aún no has
vivido no caíste nunca
todo lo
hemos borrado no sabemos de nada
no nos
conoce nadie estamos solos
consolados
de ser
puros como la
muerte»
mas no era
ese altivo sueño el fuego de esperanza
era el
trabajo de soñarlo
hecho de
horas y de lentitud sometido al crecimiento
el sueño
hecho trabajo ritmado punteado como una costura
que me cose
a la tela temporal del mundo
era allí
donde entraban todas las horas como en su como en su casa
allí donde
siempre he vivido en la asombrosa naturalidad
haciéndome
nativo de la extrañeza
morador de
esa casa del tiempo como estaba diciendo
esa misma
que aquí es ahora mi casa
donde estoy
viendo por mi ventana ajena
la silueta
negra de un negro con sombrero
que pesca
recortándose contra el temblor luminoso
flotando en
los remansos de este lento presente
envuelto en
la lentitud que de él mismo emana
como el hilo
de seda del capullo levísimo
o como el
hilo levísimo que une estas líneas que escribo
que es el
mismo que unía estas líneas que he escrito
abandonado
como el negro pescador solitario
al hechizo
de un agua y sus reflejos
que se
mueven sin fin en un camino inmóvil
unidad
incambiada de una forma no acabada nunca
siguiendo
ondulaciones inseguibles
tantas
tardes y noches y mañanas
junto a una
taza de café que dejaba enfriarse
atento a no
dejar enfriarse unas palabras vivas
un hilo
nunca interrumpido aunque ignorado a veces
que en cada
reencuentro se muestra como el hilo mismo
que dice que
toda vida fue este proseguido murmullo
esta
asombrada escucha del manar del tiempo en su fuente
un lentísimo
vértigo una dicha secretísima
en la que en
cada hora se derraman todas las horas anteriores
y cada
escala en el tiempo cumple el viaje entero
y cada frase
todas las frases pasadas
y cada
acento todos los ritmos que llevaron hasta ese acento
y las
palabras brotan siempre sin posible final
los años
corren sin diques sin cumpleaños
y sin
embargo hay un punto que termina el poema
hay un día
que termina el año
cortamos
trozos de tiempo los envolvemos los enlazamos
atar el
tiempo en haces es lo que llamamos el trabajo
cumplir años
un día es no ser como un ángel
pues a qué
llamaríamos el cumpleaños de los dioses
pero en el
frescor secreto del manantial del tiempo
este poema
no termina nunca
estas
palabras que escribo
allí se escriben
para no acabar
allí son un
perpetuo nacimiento
y el punto
que pondré a estas líneas allí no lo pondré
allí el año
se celebra no se cumple
lo que aquí
tiene su fruto tiene allí su celebración
pues a qué
nombraríamos trabajo
sin la
celebración que llamamos nombrar
el mundo al
que me cose el hilo del trabajo
con el hilo
del murmullo lo pongo en la frescura
como hoy
estoy poniendo en la frescura mis años
celebrando
en el silencio de donde se devanan las palabras
del ritmo
repetido del ocaso la noche el alba el mediodía
del retorno
de esta juventud viejísima la primavera
de las ondas
con que el viento empuja el agua hacia ninguna parte
de la danza
de estas hojas en natación inmóvil
desnudas en
la dicha en esa misma fuente de frescura
por la que
tanto he trabajado para llegar a esta hora
a la que he
estado llegando siempre
desde
siempre curándome de ser intruso
entre estas
cosas feraces
no nacidas
del
asombro.
LA MÚSICA
A Alicia
Urreta
No se ve por
ningún lado la fuente de silencio
el estanque
de sombra la secreta semilla de tiempo
de donde
ella ha debido levantarse
sigilosa
descalza alada
mujer blanca
y desnuda con un antifaz negro
en su danza
de suspiros jugando con el fuego
música
silencio viviente tesoro de irónicas monedas puras
chorro de
enigmas deslumbrantes surtidor de inquietud
música boca
sellada diosa que nada dice
por qué me
clavas en el alma este imposible
de qué me
estás hablando
qué atávica
locura quieres hacerme confesar
qué
serpiente dormida quisieras despertarme
adonde me
arrastras por este túnel en que has convertido el tiempo
no te rías
no huyas deja de socavar la tierra bajo mis pies
adonde
quieres precipitarme
música
abismo luminoso insidioso amor
música
vibración de la ausencia lluvia de heridas
lluvia de
claros venenos
lluvia de
mudas preguntas sin respuesta
por qué me
encadenas así al latido del tiempo
ah insensata
avasalladora soy tu esclavo sonámbulo
espérame
déjame tocarte enloquezco de libertad
dónde tenía
yo estas oscuras entrañas que me acaricias
dónde estaba
mi pureza límpida como el rayo
y que recibo
ahora de tus manos de agua
música
radiante de confusión
mina de luz
lenguaje que gravita y gira
lenguaje
astral silencio al fin solar
lenguaje
movedizo bandada de señas y de risas
sigue
durando no te acabes vive
sigue sigue
fundando este imperio de éter
no te mueras
fuera de ti apenas toque el mundo
va a
disiparse este bloque de bondad que ha hecho de mí tu hecho de mi tu amor
espera llama
helada no te vayas
acaba de
decir la última sílaba termina esa palabra
materialízate
detente formula ya el enigma
qué dices
qué decías
ah no me
arrebates ya tan fugitivo este blanquísimo dolor…
DIME MUJER
Mujer dónde
escondes tu misterio
mujer agua
pesada volumen transparente
NADIE
El que hizo
el silencio
Y que
descubre que no se desplaza
Que no
transcurre
tampoco dice
No pasa nada
y ni dice tampoco
Estoy
clavado aquí
¿Qué es aquí.
Cae esta
tarde aquí la lluvia
Allí donde
la lluvia cae
no estoy
No estaba
donde el sol salía
Cuando esta
madrugada
Salió el sol
a redimir insomnes
Llega ahora
la noche a la ciudad
No estoy a
recibirla
Llegan la
noche el horror la amargura
Entran todos
en mí como en su casa
Entran sin
mí yo no estoy para nadie
Yo no asisto
a este entierro
Donde las
sombras desalmadas
Me sepultan
pensando en otra cosa
Yo de aquí
no me muevo
Yo aquí me
estoy
Aquí
-Aquí no hay
nadie.
MUJERES
Conversan
las mujeres al crepúsculo:
Con los
brazos cruzados
Con los ojos
ociosos
Las que
escuchan atienden
A un tiempo
íntimamente y lejanísimas
En paz
consigo mismas
A sí mismas
devueltas por esa voz ajena
Que toma la
palabra y en ella envuelto el mundo
Y pone a los
oyentes en la orilla
Donde la
vida al fin queda al alcance
Donde el
coloquio es tibieza y abrigo
Donde el
murmullo llega como en sueños
Pero está
uno despierto
Y en un
silencio que se vuelca afuera
Por fin el
habla calla
Y es la
escucha quien habla
La escucha
donde es dicho
Lo que
ninguno dice
Lo que toda
intención ya desfigura
Y entonces
son el sitio salvador
Donde la
especie misma se llama la Hechizada
La Atenta
Taciturna la Fascinada Muda
La Sedienta
de Voces la Absorta Escuchadora
Se pasan
luego la palabra unas a otras
Va de boca
en boca
Un lenguaje
feliz manoseado
Mal fajado
aturdido cosquilloso
No dicen
nada soban las palabras
Se dejan
entibiar por su licor el pecho
No dicen
nada dicen que hay la vida
Dicen que
hay fatalmente
Los relatos
que crecen de nosotros
Como uñas o
cabellos
No dicen
nada por que todo corra
Por no parar
su vida con palabras
Ni obcecar
sus palabras de contusas acciones
Y ahora en
ellas la especie se llama la Habladora
La
Horneadora de Relatos
La Narradora
Engañosa de la Muerte
La
Incansable Hipnotista
Y ellas
puestas por un rato a salvo
Con el
rostro lavado en el olvido
Las manos
dormitando en el regazo
Devanan el
ovillo interminable
Tejen en
círculo entre todas
Con
inasibles ondas una red disipable
Por la que
todo pasa y todo escapa
No quieren
apresar su vida
No quieren
poseerse en un relato
No tienen
nada que salvar de la ignorancia
Hablan para
ponerle un corazón al tiempo
Hablan por
el manar y el devanar
Y en verdad
es allí
no en las palabras
En el tiempo
por ellas amaestrado
Que en las palabras
danza
Una morosa
danza aburrida y tiránica
Donde
aprenden sus vidas a ser graves
A no ir a
ningún sitio
Siendo el
sitio de todo partir a todo sitio
A ser sombra
y aroma de todos los relatos
Sin haber
sido nunca relatadas
Conversan
las mujeres para nada
Desde mi
propia fiesta de palabras
Yo saludo su
lenta ceremonia
Su juego de
un misterio tan antiguo
Que se ha
hecho invisible
Saludo su
tranquila certidumbre
Con un
saludo menos indudable
As desde una
distancia
Tan
tenebrosamente antigua
Como la
gruta oculta y caldeada
Donde veo
que están sentadas
Desde
siempre
Charlando.
ANIMA VORTEX
Tuvo que ser
el alma lo que te mordí, no puede venir de otro sitio esta amargura sin cuerpo,
este contagio que me pone enferma la vena capital del tiempo; tuvo que ser ese
lugar intocable y ciego, cesación del espacio que deshace mis puntos cardinales
y devora las flechas de la orientación y le mata el sabor a todo sitio: tengo
la carne invadida del veneno gaseoso de haber tocado aquello, el vórtice, la
no-tú, la invencible fuerza ausente; tuvo que ser tu alma la que destiló este
elixir mortal de sabor plomizo y la que hace de mi alma la enfermedad horrenda
de mi vida. No puede ser sino en el alma, en la violencia del silencio que
tiene en pie tu corazón, donde el rostro mismo del amor se muestra en su árida
lisura y tus ojos mismos me borran con el viento helado de más allá de ti
—tiene que ser el amor sin corazón del alma tuya, esplendoroso monstruo de
antes de las leyes, el que me da por no nacido.
RECITADO
No es nada
invierno no he huido
Sigo aquí no
te agites soledad
Todo esto
son los juegos derrumbados
Bajo el
hastío circular del viento
De tus
ociosas dunas sin salida
Bien sé en
qué cárcel invencible
Pones a tus
reclusos
Está hecha
de horas
Cada día la
ahonda
Recorrerla
endurece su cimiento
Pensarla la
amuralla
Estoy en
ello marco el paso
Ya ves que
no he intentado abrir el cofre
Donde tú y
yo sabemos
Que tienes
el amor depositado
Puedes estar
tranquila
No escucharé
a mi sangre mi impaciencia
Me sentaré
con hambre bajo la suculencia
Y no alzaré
mi mano adoctrinada
Me alimento
de escarcha y disciplina
En mis
andanzas por tu crudo territorio
No llevo
ansia y temblor llevo un horario
Donde antes
tuve rumorosos pensamientos
He instalado
una higiene sin rebabas
Paso sin
detenerme a unos centímetros
De la sombra
entreabierta donde suena
»Rumor de
besos y batir de alas»
No me desvío
más
No voy
pidiendo citas galantes a la vida
No lanzo mi
jauría de miradas
A levantar
la pieza mayor de la hermosura
Toda la
adversidad la bautizo castigo
A todo mi
despojo llamo precio
Toda esta
sed proclamo que es justicia
Es hora de
pagar
Me detengo
me entretengo me someto
Presento mis
muñecas a la proba inclemencia
No voy por
el invierno me lleva su cadena
Su justo
viento helado me pone en mi lugar
La Negación
me da su merecido
Entro a la
paz del convicto y confeso
Invierno
invierno
laborioso pedagogo
¿Era esto
pues lo que se me pedía?
¿Terminó ya
el espanto puedo ya presentarme?
¿Soy ya
acogido?
No negarás
que traje mi osamenta
A tu celoso
campo de reeducación
Pero ahora
tú mismo te distraes
Tienes ya
pájaros y desfallecimientos
Te crujen ya
tus hielos
Cruje el
cristal sin peso de la Forma
Para qué
proseguir cuando llegue el deshielo
Estudiando
mi error y tu doctrina
De cualquier
modo hay que volver
Se vuelve
siempre mientras quede vida
Vuelve hasta
el mismo forajido
Viene a
merodear
Viene a
escondidas a probar a solas
Con su vieja
cuchara manchada de arenillas
Las mieles
que desprecia
O viene
airado a romper más las puertas
Que sabe que
le siguen encerrando
Nadie se va
de veras para siempre
Aunque
algunos se alejen
Nadie borra
el redil
Nadie está
nunca más allá del hombre
Después de
la batalla los guerreros comen
Comen el
alimento del redil
Comen trozos
domados por el fuego de todos
Comen si no
están muertos
Sólo el
muerto se cierne más allá
Sólo el
muerto es el amo
Después que
se ha llevado el lenguaje a los páramos
Y allí lo ha
degollado
Le ha sacado
las tripas a su vida
Y ha visto
que eran muerte
El duro
probador de certidumbres
Regresa
también él
Viene a
decírnoslo
Si no está
muerto
Con las
palabras que comemos cada día
Solamente
los muertos ayunan de lenguaje
Sólo los
muertos callan
Odria yo
decir un día
Que «senté a
la Belleza en mis rodillas
—Y encontré
que es amarga- Y la injurié»
Y para
hablaros de esa injurií
No encontrar
un lenguaje
Sino el de
la Belleza
Nadie está
más allá
La disputa
del amo
Dueño del
otro
Es la disputa
de los muertos
Los vivos
vuelan de otro modo
Con otra
libertad
Con otra
servidumbre
La Muerte es
de los muertos
Por ellos
vive entre nosotros
Por ellos
somos hombres
Pero no por
aquel que entre nosotros
Agita su
bandera
Ése quiere
embolsarse nuestra vida
Con el poder
del amo el poder de la Muerte
Con el saber
del amo el saber de la Muerte
Ya lo dije
no es eso
Hay que
pensar por fin dentro del tiempo
Hay que
empezar de nuevo
El año no me
suelta todavía
Cruje el
cristal sin peso de la Forma
Para qué
proseguir cuando llegue el deshielo
Estudiando
mi error y tu doctrina
De cualquier
modo hay que volver
Se vuelve
siempre mientras quede vida
Vuelve hasta
el mismo forajido
Viene a
merodear
Viene a
escondidas a probar a solas
Con su vieja
cuchara manchada de arenillas
Las mieles
que desprecia
O viene
airado a romper más las puertas
Que sabe que
le siguen encerrando
Nadie se va
de veras para siempre
Aunque
algunos se alejen
Nadie borra
el redil
Nadie está
nunca más allá del hombre
Después de
la batalla los guerreros comen
Comen el
alimento del redil
Comen trozos
domados por el fuego de todos
Comen si no
están muertos
Sólo el
muerto se cierne más allá
Sólo el
muerto es el amo
Después que
se ha llevado el lenguaje a los páramos
Y allí lo ha
degollado
Le ha sacado
las tripas a su vida
Y ha visto
que eran muerte
El duro
probador de certidumbres
Regresa
también él
Viene a
decírnoslo
Si no está
muerto
Con las
palabras que comemos cada día
Solamente
los muertos ayunan de lenguaje
Sólo los
muertos callan
Podría yo
decir un día
Que «senté a
la Belleza en mis rodillas
—Y encontré
que es amarga- Y la injurié»
Y para
hablaros de esa injuria
No encontrar
un lenguaje
Sino el de
la Belleza
Nadie está
más allá
La disputa
del amo
Dueño del
otro
Es la
disputa de los muertos
Los vivos
vuelan de otro modo
Con otra
libertad
Con otra
servidumbre
La Muerte es
de los muertos
Por ellos
vive entre nosotros
Por ellos
somos hombres
Pero no por
aquel que entre nosotros
Agita su bandera
Ese quiere
embolsarse nuestra vida
Con el poder
del amo el poder de la Muerte
Con el saber
del amo el saber de la Muerte
Ya lo dije
no es eso
Hay que
pensar por fin dentro del tiempo
Hay que
empezar de nuevo
El año no me
suelta todavía
Pero tengo
que hacer que suelte mi mirada
Debo
intentar mirar esto que estoy diciendo
En el
instante en que lo estoy mirando
Sin que
enmudezca bajo la mirada
Lo que queda
de invierno será escucha
Soledad
resonante de gorjeos
Presente sin
murallas hundido en la corriente
Voz suelta
por el tiempo
Abrazado al
invierno no hay salida
Ir hacia la
salida es volver a ser reo
Es dejarme
engañar de nuevo por mi sangre
Por mi verde
impaciencia
No seré
nunca presentable
donde sólo la
ausencia se presenta
Siempre
caerá al vacío esta locura
Hacer mi
abrigo del invierno
De buscar la
mirada de amor del desamor
De querer
que la muerte
Deje un beso
en la frente de mi vida
Es otro mi
cuidado
Otro mi
riesgo otra mi pérdida
No será
haber guardado
El calor de
mi sangre entre las nieves
Y no haber
empujado el hielo por mis venas
Lo que ha de
hacerme indigno
De respirar
la primavera cuando llegue
Fue en el
curso del tiempo donde me extravié
Dónde sino
en el tiempo me podría encontrar
Pedirle amor
al tiempo es otro riesgo
El abrazo
del tiempo es otra historia
Es historia
que sigue en el camino
Que viene
con su hombre por el tiempo
Es mi
historia con olas en mis playas
Que son las
olas de hace mil kilómetros
Amorío del
tiempo con mis días
Historia
compañera
Historia que
no es amo
Ningún dique
es el amo de las aguas
También pasa
el invierno
Hasta la
misma soledad es remontable
Bajo el
hielo mi vida es aún navegable
Hay que
empezar de nuevo
Tengo que
relatarme una vez más mi historia
Para
escucharla allí donde estoy relatándola
Hay que
empezar de nuevo por los pájaros
A pesar de
su sangre su impaciencia
Volver a
recorrer las sendas del invierno
Sin poner
tercamente su hielo en mi mirada
Nunca seré
un invierno
Donde el
invierno estaba no estaré nunca yo
No puedo
estar donde no esté conmigo
esta sangre
caliente
Donde estoy
con mi sangre
Siempre se
quedará afuera el invierno
Allá afuera
lo escucho
Allá afuera
me espera su aventura
Allá me
hablan sus pájaros
No hay
remedio exiliado
En pleno exilio
escuchas
Siempre
echas hojas mientras quede vida
En las más
abrumadas y más llovidas tardes
Te estás
tras tu pared de solitario
Pero mirando
por una ventana
RUEGO DEL
NAVEGANTE
Qué otro
ruego ferviente
Sino el de
contar siempre con la espera segura
De un lugar
animoso de descarga y de tregua
No un
bastión no un refugio
No otro
domicilio
Que el
designado en pleno aire mudable
Por el amor
de la mirada
Tibio lugar
de espera no porque nadie llame
No porque
clame la impaciencia
Lugar de
espera porque en él entramos
Con el
rostro de paz del esperadc
Como el
barco acogido
Sin proclama
en el puerto atareado
Y contra un
firme espacio
Atracando en
el tiempo en movimiento
En una hora
de escala
Hecha suelo
de lentos desembarcos
Y fondeadero
azul de la memoria
Entre los
pocos hace mucho acostumbrados
A conocer de
lejos nuestras velas
Y a ver
mecerse nuestro casco ocioso
En la pereza
de esos muelles
Y sino el de
volver a veces
A ese
revuelco límpido de afanosa carnada
Trayendo de
muy lejos hasta su centro mismo
Alguna pura
lumbre en la mirada
Allá en su
soledad
Ha sostenido
a solas la de las sirenas.
EL VIEJO
POETA
Llueve en mi
mundo
Llueve sin
prisa sin rencor sin saña
El día
entero hemos andado juntos
Esta lluvia
que vino a visitarme y yo
A ratos
recorriendo lado a lado
Puesto a mi
paso el son de su música plana
Los viejos
territorios sembrados de la historia
De nuestra
húmeda amistad de siempre
A ratos en
su casa cada uno
Pero juntos
también en nuestro gusto
Ella en su
gran palacio de palidez y vaho
Yo en mi
silencio tras de la vidriera
Con las
manos ociosas pero siempre vivas
Descansando
esta vez en el regazo
Todo el día
cayó la lluvia convencida
Y era en mi
mundo donde así llovía
Hace toda
una vida que empecé a soñarlo
Como ahora
lo vive mi obediencia
Hace toda
una vida que he estado haciendo mío
Un mundo que
por eso me era dado
Hace toda
una vida que hago mía mi vida
No como
algún pequeño dios
De risibles
poderes
Sino siempre
rindiéndome
Enamorado
siempre sin defensa
De la
evidencia de ojos de relámpago
No
enarbolando nunca mi fútil banderola
Para tapar
su desnudez de trueno
Sino
entregado siempre a aquello que se entrega
Llevo toda
una vida recorriendo la vida
Con todas
mis palabras boquiabiertas
Dispuestas a
prestarse calladamente a todo
Renunciando
a ser habla para ser resonancia
Atentas
siempre a no decir lo suyo
Cada vez que
se topan en la puerta con algo
Que pide la
palabra
Toda la vida
llevo aprendiendo un lenguaje
Vulnerable y
sin párpados como una oreja
Mil lugares
así me confiaron su voz
Y oigo ahora
a la vida en todas partes
Hablarme en
mis palabras
El mundo
entero ahora es mío
Como no lo
es de nadie
Así como
tampoco nadie es más de este mundo
Que el fiel
recolector de intactos episodios
En que se
abren los ojos de su cruda presencia
Todos los
sitios donde un día supe
Tapar la
boca a tiempo a mis certezas
Y dejarme
anegar desnudo por la ola
Siguen
mecidos para siempre
En su viva
marea
Por todas
partes voy reconociendo
Lo que dijo
un lugar en un momento
En todas
partes tengo algún amor
Que supe el
secreto
Y que será
por eso para siempre mi cómplice
Vamos la
lluvia y yo por nuestro mundo
También soy
yo una lluvia
Van
lloviendo en la tierra mis miradas
Que la
empapan también y la fecundan
También yo
como ella lluevo sobre mojado
Chapoteo en
los charcos que ya sorbió mi sed
Cruzo sobre
la tierra un vaho mío
Escurro por
caminos que enlodaron mis pasos
Ahora cuando
salgo a errar como la lluvia
Topo a cada rato
con sitios y momentos
De los que
bien conozco la mirada
Aquí cumplí
un solsticio
Allá le vi
los pechos febriles a la noche
Esta
arboleda un día me consoló de todo
Y otro día
fui yo para otro parque
Consolador
testigo de su hondura sin nadie
Aquel es el
lugar donde luché un invierno
Con la hosca
soledad de empantanados ojos
Y derribé
por tierra
Su gran
cuerpo empañado y la seduje
Y ese otro a
aquel
Donde la
Muerte me miró a los ojos
Y aceptó mi
verdad
En ese otro
lugar vencí a la guerra
Y vi que era
legítima la espada que me hería
Y en uno más
la nieve herética
Fraternizó
con mi acosado idioma
En mis
sitios mil veces
Una verdad
errante me tomó la palabra
Se desposó
con ella y le puso su nombre
Nunca mi
boca ha bautizado nada
Siempre ha
sido mi lengua bautizada
Tampoco digo
ahora que esta lluvia es bautismo
Es el
bautismo el que se dice
Con las
mismas palabras que la lluvia
Me arranca
de los labios chorreantes
Pues son
muchos los golfos señalados
Que en mi
memoria llevan como su nombre mismo
Una
enigmática señal de lluvia
Bajo una
lluvia turbia una mañana astrosa
El oído
estaba al sol bajo el silbo del mirlo
Una lluvia
me habló de la alianza
De las
purezas y de los diluvios
Y otra me
hizo entender la palabra «descalzo»
Y una más me
enseñó que el frescor siempre danza
Y otro día
la lluvia me buscó las palabras
Para decirme
el nombre pluvial de los caminos
Lo que
llueve en el mundo en mi memoria llueve
Mi memoria
es ahora el mundo mismo
Que es mío
todo entero y yo solo lo pueblo
Como toda
una tribu y su prolija historia
Desde el
comienzo mi lenguaje dijo
Hágase tu
verdad
Desde el
comienzo renuncié a mi nombre
Y me he
llamado siempre Mundo
En todas
partes busque siempre ser vencido
No fui
lacayo nunca de la odiosa Victoria
Y su
mortífera eficacia
Sólo fui
victorioso indoblegablemente
Cuando fue
necesario resistir
En espera
del centro al que rendirlo todo
Al fin por
todas partes bajo todas las lluvias
Reconozco
los sitios imborrables
De todas las
amadas derrotas de mi idioma
Eso fue ser
poeta
Desarmarle a
mi idioma todos sus parapetos
Y no para
reinar en las palabras
No para
liberarlas
Para firmar
como el relapso oculto
El supremo
armisticio con lo que ellas acosan
Nada
terrestre me es ajeno
He sembrado
de huellas todo mi territorio
Igual que
todo hombre que ha vivido
Pero yo solo
al fin las oigo hablar conmigo
Sólo mi
idioma absorto
No tuvo
nunca nada que decirles
Sólo él fue
el escucha
Y envuelto
en mi lenguaje voy envuelto en el mundo
Tengo por fin
toda mi vida afuera
De lo que el
día hacía hice siempre mi historia
Y ahora en
todas partes los sitios me la cuentan
Todo se
acuerda de mi vida
Todo es tan
mío como mi memoria
Toda una
vida me ha llevado
Cuando hablo
todo yo hablar sin mí
Y tras toda
una vida soy ahora
Aquel para
quien llueve cuando llueve en su mundo
A quien
busca la voz en todos los rincones
Con quien
quiere tener el tiempo su aventura
El que en el
aire henchido
De este día
de lluvia compañera
Respira el
nombre entero de su vida
Con el que
el mundo cada día se hace suyo.
AUSENTE
A veces me
parece mientras marcho
Que todo
este camino recorrido
Tan largo
tan extenso
Tan dormido
a lo lejos
Se pone
también él calladamente en marcha
Y que avanza
a mi lado pero absorto en sus cosas
Derramando
en murmullos
Unas
cavilaciones que no entiendo
Que son las
suyas pero no las mías
Como si
ausente yo
Fuera ahora
mi vida
La que se
pone a meditar en mí.
IGNORANCIA
DEL POETA
Quién me ha
nombrado y cuándo y sin decírmelo
A este
dudoso honor
Que me
impone con tanta deferencia
Su muda
tiranía
Fui ¿Fui yo
mismo
Fue lo menos
yo que hay en el mundo?
Por qué me
tiene aquí
Delegado de
quién
Reservándose
siempre el derecho enigmático
A llamarme
de nuevo a cualquier hora
A mi
apacible servidumbre
Sacarme de
mi ley y mi tarea
Y
convertirme entero
En absurdo
testigo no llamado
Sin tribunal
sin pleito y sin sentencia
Embajador
apócrifo y borrado
De no se
sabe qué comunidad submersa
Sin nombre
sin lugar sin rostro
Y yo
respondo siempre
Dejo todo y
me salgo a mi puesto de escucha
Persigo sin
desmayo no sé qué
No me
distraigo de esperar los signos
Que me dirán
qué espero
Pero dime
Obediencia
Este llamado
desde ningún sitio
¿Es el mismo
que el otro
El que me
llama al centro de mi vida
El que no me
delega ni me nombra nada
El que sólo
me ordena que haga mía mi historia?
¿Son los
tiranos uno? ¿son yo mismo?
¿O son lo
menos yo que hay en el mundo?
Porque hay
también esta otra voz de nadie
Que me
arranca también de mi tarea
Pero no de
mi ley
Que me sube
también
A una
vertiginosa y solemne atalaya
De donde no
vigilo lo que sin mí florece
Lo que boga
en el tiempo para todos
Sino lo que
en mi vida gravita hacia su peso
O disgrega
sus polos en vanidad e inercia
Yo sé Voz
Desarmante que es la misma
La trémula
inminencia que me envías
Esta clara
emoción que me visita
Pero no se
hace mía
Este corazón
limpio que palpita
Ejemplar
junto al mío pero no en mi pecho
En el pecho
inmedible de la Vida
Yo sé que
una certeza me utiliza
Para ver con
mis ojos descorrerse un velo
Y la lluvia
de luz con me empapa
Cortándome
el resuello
Con su frío
de aurora impostergable
La misma en
mis dos distintos torreones
A los que tú
me raptas
El que se
asoma en busca de lo que ha de ser dicho
Y el que
mira imantado lo que ha de ser vivido
Pero nunca
sabré si son el mismo
El que
prueba el difícil diapasón de los nombres
Y el que se
busca un alma en la espesura
Nunca sabré
si ve los ojos de un destino
Quien no oye
agitarse las voces de lo otro
No lo sé y
no lo exijo
Esta
obediencia es obediencia a todo
Y también a
mí mismo
Sigo siendo
viva exigencia de hombre
Donde ya no
pregunto.
CONFESIÓN
El día
está tan
bello
que no puede
mentir:
comemos de
su luz nuestro pan de verdad.
Su cuerpo se
desciñe
y se tiende
y se ofrece.
esta dicha
no engaña: nada quiere.
Di: ¿no es
más fuerte
que nuestro
amor altivo de la muerte
esta
sencilla gracia equilibrada
que nada
ejerce?.
Pero cuánto
pavor,
violenta
alma mediata,
te infunde
todavía esa burlona voz
que a solas
te susurra «estás salvada».
No, no,
tu destino
ni ha muerto ni es tu esclavo.
Soberbia y
Miedo, confesad:
la vida toda
fue verdad.
X
Hasta la paz
que has trastornado gana:
sacia como
la tierra subvertida
su ahogada
sed de oxigenada vida,
absorbe el
sismo que añoró su gana,
vuelve su
peso con alivio, y sana
el dolor de
su vértebra entumida
después que
ha sido rota y abolida
su ilusión
de quietud perpetua y vana.
Guarda otra
vez el tiempo en sus dobleces
el
implacable polo que atraía
mi urgencia
alzada hacia tu oscura brecha,
como si
hendirte a ti fuera a las veces
hacer mi
propia paz de veras mía,
en mis
brazos violada y satisfecha.
XIII
Cómo me
duele en la mañana fea
tu ausencia
que me azolva los pulmones.
Tiznado el
rostro de hoscos nubarrones,
un cielo
innoble y cegatón bizquea,
y la casa
inconexa balbucea
revolcada
entre estúpidos rincones.
Qué tristes
los estériles colchones
que un aire
asexuado y muerto orea
y que
pudieron ser, tras la frontera
de luz
descuartizada y caos nefando,
nidos para
hibernar toda una era,
mi lengua
con tu vulva conversando,
hasta
hallarme de nuevo en la alegría
lamiendo ya
en plena verdad del día.
CANTA LA LUZ
La mañana
está suelta
Retozando
sin amo por las playas
Desnudez
melodiosa
Para los
ojos es su música
Cada vez que
un tumulto turbio escampa
Y vuelve a
despejarse un cielo de silencios
De nuevo
empieza a oírse
Lo que otro
oído nuestro escucha
Detrás del
ruido sigue sonando siempre el tiempo
En la
diafanidad cantan las horas
En el limpio
impudor de la mañana
Con los ojos
atentos en escucha
Vuelvo a oír
el sonido de unos brazos de luz
En los que
he estado siempre durando en una música
Esta mañana
escucho lucir mi dicha tácita
Cuyo nombre
danzable
Siempre
callado pero exhibido siempre
Queda en su
transparencia impronunciado.
LO INMORTAL
Salir de
casa una mañana fresca
Y navegando
con el rostro al aire
Como una
alegre proa levantada
Que azota la
marea más despierta
Saber de
pronto que surcamos
La verdad
desarmante
La limpia
herida rauda de la dicha
Y no es que
hayamos desgarrado
Con ademán
grandioso
Las tercas
ligaduras de las ropas
Sino que
sólo ahora recordamos
Que bajo ese
espesor vamos siempre desnudos
Esto hemos
aprendido
De los
volubles e incansables climas
Y sus sanos
rigores
Arropando
aprensivos nuestro frágil calor
No es que
hayamos matado la inmortal inclemencia
Nuestro
desnudo que bajo sus corazas
Cierra los
tiernos ojos defendiéndose
Hasta el
final sigue siendo más suyo
Que de ese
mismo abrigo que con razón le opone
Luchamos
siempre así justificados
Con todo lo
inmortal que ulula afuera
Y que el
vivo deseo de nuestra vida misma
Sostendrá
siempre en vida.
AGUA DE LUZ
Llega
también ahora a nuestras calles
El fresco
chapuzón donde se lava el día
La ligereza
helada o alada de los soplos
Bastaría
ella sola a deslumbrarnos
Si no
hubiera esta luz
Desnuda
impunemente en su blancura
Sin el más
leve velo de un escrúpulo
Alma
prepárate
Vas a tener
que despojarte
De tu ropaje
y tus tareas
Y dichosa y
transida
Con
chillidos y brincos y risas espasmódicas
Lavarte
hasta los huesos en la tenaz limpieza
Hasta tocar
de nuevo
Tanto tiempo
olvidado
Ese canto
rodado que te ancla
Al deslumbrado
cauce improseguible.
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