sábado, 23 de febrero de 2013

Salmo 129. Desde lo hondo, a tí grito, Señor


Desde lo hondo a ti grito, Señor; 
Señor, escucha mi voz; 
estén tus oídos atentos 
a la voz de mi súplica. 
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, 
¿quién podrá resistir? 
Pero de tí procede el perdón, 
y así infundes respeto. 
Mi alma espera en el Señor, 
espera en su palabra; 
mi alma aguarda al Señor, 
más que el centinela la aurora. 
Aguarde Israel al Señor, 
como el centinela la aurora; 
porque del Señor viene la misericordia, 
la redención copiosa; 
y él redimirá a Israel 
de todos sus delitos.